Capítulo 42
“Pero él lo aceptó.” Martina lo sabía porque el resultado era evidente, ahora Eugenio era el Presidente del Grupo Hernández y el responsable de la familia, lo que se demostró después de que Cecilia le dijo cosas negativas el día anterior, terminó teniendo que disculparse.
“Sí, mi papá dijo que aun cuando su propia empresa estaba en contra, Eugenio salvó a la familia Hernández con su propio dinero. Mi padre consideró eso como un misterio sin resolver en Eugenio, preguntándose por qué querría salvar a la familia Hernández, que no era especialmente buena con él.” Ximena hablaba imitando el tono de su padre.
Las dos chicas compartían la misma cama, Martina jugaba con su teléfono y miraba a Ximena: “¿Será que la familia Hernández en realidad sí era buena con él y los extraños no lo saben?”
“Que buena, ni que nada. Su papá murió siendo muy joven y al parecer, su matrimonio con su mamá fue más bien un acuerdo entre dos adultos, sin mucho amor. Su mamá tuvo a Eugenio casi a los cuarenta, poco después de nacer, madre e hijo se fueron al extranjero y raramente regresaban.” Ximena acercó su cabeza a Martina y susurró, “He oído que él tuvo problemas psicológicos, hasta intentó suicidarse varias veces mientras estaba en el extranjero, alguien de su escuela lo divulgó.”
“¿Él? ¿Suicidarse?” Martina no pudo evitar recordar las cicatrices profundas y superficiales en la espalda del hombre.
¿Cómo se habrían formado esas marcas?
Quizás fue acosado por sus compañeros en la escuela.
Ximena no sabía más sobre Eugenio, así que cambiaron de tema. “Marti, ¿tienes libre este domingo?”
Tras una respuesta afirmativa, las dos planearon ir de compras juntas.
Al día siguiente.
Elio estaba desconcertado por no haber logrado alquilarle la casa a Martina con éxito.
Al llegar a la oficina de Eugenio, comenzó a quejarse, “No entiendo, ¿cómo pudo rechazarlo? Era una ganga.”
“Ella echó un vistazo y de inmediato supuso que yo estaba detrás de ese departamento,” repuso Eugenio, dejando de lado los documentos que tenía en mano, “Dijo que no creía que tanta suerte fuera a caerle del cielo.”
“Eugenio, esa mujer es astuta, parece que te está lanzando una larga línea para pescarte.”
Elio se sentó en el sofá del despacho, a punto de poner los pies en la mesa del café, pero una mirada de Eugenio fue suficiente para que los retirara.
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Capítulo 42
“No importa cómo sean las mujeres a tu alrededor, no uses tus bajos estándares para juzgarla.” Eugenio volvió a tomar los documentos frente a él, echándoles un vistazo antes de firmar su nombre con un bolígrafo.
Elio cruzó las piernas cómodamente y dijo, “Sí, sí, si la señorita quiere atrapar a este gran pez, no necesita ni lanzar la línea, tú mismo saltarías del agua a sus brazos.”
Inicialmente, Elio no sabía era qué sentía Eugenio por Martina, hasta que hace unos años, su hermano lo arriesgó todo para salvar a la familia Hernández, que en el pasado no le había tratado bien. Siendo ajeno a la familia, Elio pensó que Eugenio fue un completo idiota por gastar tanto dinero ayudando a esos ingratos y lo regañó durante un mes.
Una noche, bebiendo juntos, bajo los efectos del alcohol, Eugenio dijo algo que convenció completamente a Elio: “Si la familia Hernández cae, ella sufriría mucho al casarse con Fernando.”
Fue entonces cuando Elio se dio cuenta de que el destino es justo; le dio a Eugenio una mente brillante y no olvidó dotarlo de un corazón capaz de amar profundamente.
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