Capítulo 135
Cecilia alguna vez habia mostrado una foto de Doris, y también había pasado horas revisando las fotos de Doris que los medios publicaban en línea. Sin embargo, la mujer de las fotos solo guardaba un leve parecido con ella.
En este momento, Martina realmente vio a Doris en persona y se dio cuenta de que eran increiblemente parecidas. Doris llevaba un hermoso vestido caro, con su cabello castaño rizado cayendo suavemente, un lado recogido detrás de la oreja, mostrando su perfecta línea de la mandíbula. Se veía impecablemente hermosa.
Doris alzó la vista, primero mirando a la persona que la saludaba, luego sus ojos se dirigieron hacia Martina, y después hacia Eugenio, que estaba a su lado. Al ver a ambos, Doris levantó la mano para saludar al hombre de mediana edad, y luego se acercó a ellos.
“Sr. Hernández, hace tiempo que no nos vemos“, dijo Doris, dirigiendo su mirada hacia Martina, “Supongo que usted debe ser la Srta. López, he escuchado mucho sobre usted por parte del Sr. Hernández, es un placer conocerla“. La mujer levantó ligeramente su mano derecha para estrecharla con Martina. El anillo de ópalo negro en su dedo llamaba mucho la atención.
Martina, al verlo, automáticamente pensó en los gemelos de ópalo negro de Eugenio. El diseño parecía… similar al de ese anillo.
Justo cuando Martina estaba a punto de estrechar la mano de Doris, Eugenio fue más rápido y tomó la mano que ella había extendido, diciendo: “Tenemos cosas que hacer, nos vamos“.
Sin dar tiempo a Martina para reaccionar, el hombre pasó su otro brazo alrededor de sus hombros y la guio hacia el interior del restaurante.
Todo el Casa de Sabor tenía una decoración de estilo antiguo, con linternas colgando a ambos lados del pasillo, lo que hacía que la iluminación fuera más tenue que la de un restaurante
común.
Martina recordó el tono que Eugenio había usado al hablar con Doris, y le pareció… extrañamente distante. Durante su breve interacción, Eugenio había sido siempre amable y tranquilo, su tono, aunque no exactamente cariñoso, nunca había sido hostil. Solo ahora…
Martina levantó la vista para mirar al hombre a su lado y notó que su expresión era severa, y parecía de mal humor.
El camarero los llevó a un salón privado. Al entrar, ya había dos hombres sentados allí.
“Permítanme presentarles a mi amigo Elio y al abogado Tristán“, dijo Eugenio presentando a los dos hombres.
Martina, casi sin querer, fijó su mirada en Elio. Ximena había hablado de él muchas veces, señalando que era un famoso donjuán.
“Hola, Martina“, dijo Elio, ya de pie, acercándose a ella con cortesía, “Me llamo Elio Losada, puedes llamarme Elio“.
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Capítulo 135
“Yo…,” Martina no sabía cómo responder, así que solo dijo, “Sr. Losada“.
“No tienes que ser tan formal, yo ando con Eugenio, así que puedes contar conmigo como si fuera él, si necesitas algo no dudes en contactarme“, dijo Elio mientras sacaba una tarjeta de presentación de su bolsillo y se la entregaba a Martina.
La tarjeta apenas había sido entregada cuando Eugenio la interceptó, diciendo: “Si ella necesita algo, tú no serás su primera opción“.
“Sí, sí, por supuesto“, asintió rápidamente Elio.
Tristán también se levantó y se acercó, esperando a que Elio terminara su actuación antes de decir: “Srta. López, encantado de conocerla, soy Tristán, abogado. El Sr. Hernández me ha hablado del asunto de Gaspar, y esta mañana ya nos encontramos con él“.
“¿Ya lo encontraron?“, exclamó Martina sorprendida. Ella pensaba que Gaspar se había escondido de nuevo, pero para su asombro, Tristán ya lo había visto.
Tristán, sin entender la situación, miró a Eugenio.
Eugenio organizó a todos para que tomaran asiento antes de decir: “Gaspar ha aparecido varias veces en la entrada de la empresa haciendo ruido. Al principio no le hice caso, pero hoy decidí llamar a seguridad para que lo trajeran y discutieran sus condiciones conmigo“.
Martina nunca se imaginó que, sin que ella lo supiera, ¡Gaspar ya le había causado tantos problemas a Eugenio!
¡Incluso fue a hacer un escándalo frente a la puerta de su empresa!
