Capítulo 87
Alicia ve a María aparecer y en el fondo de sus ojos se asoma una sombra de impaciencia.
¡A veces el destino realmente es desagradable!
Siempre te encuentras con las personas que menos deseas ver.
María se acerca con falsedad: – Alita, ya hace mucho que te fuiste de casa. Raúl también está preocupado por ti, por eso congeló tus tarjetas de crédito. No te preocupes demasiado.
Alicia, con un semblante indiferente, recuerda cómo en su vida pasada sufrió mucho después de que le congelaran las tarjetas de crédito.
Ahora entiende que solo con independencia económica puede lograrse una verdadera independencia personal.
Laura interviene directamente: -Ya basta, María, deja de alardear. Si Alicia quisiera regresar, podría volver a ser la señorita de la casa en un instante. Y tú, nunca lo serás.
María se enfurece tanto que aprieta los dientes, detesta que mencionen su origen.
Alicia ignora a María y se dirige a la empleada: -Quisiera probar estos dos vestidos.
La empleada, sabiendo quién es Alicia, no se atreve a tratarla mal.
María, molesta, saca su tarjeta de socia élite: -Lo siento, también me interesaron esos dos vestidos.
Laura, molesta, exclama: -¿María, no tienes dignidad? ¿No entiendes lo que es el orden de llegada?
Carmen interviene: -¿Quién dice que María no tiene derecho si es socia élite? Ella tiene prioridad. A ver si Alicia puede mostrar una tarjeta de socia élite también.
Después de todo, Alicia se ha ido de casa y no ha llevado nada, ¿dónde tendría una tarjeta de socia élite?
La empleada mira a Alicia, visiblemente incómoda: -Señorita Alicia, ¿qué le parece?
Alicia suelta la mano: -De hecho, no tengo ninguna tarjeta de socia élite, déjaselo a ella.
Laura está a punto de llorar de la frustración.
María, por su parte, siente un placer vengativo, como si finalmente hubiera expulsado a Alicia de Casa García y ella fuera la única heredera rica.
Alicia continúa seleccionando, pero cada vez que lo hace, Carmen viene a arrebatarle las cosas.
Capitulo 87
Alicia no dice nada y sigue eligiendo ropa y zapatos sin parar.
Cuando María se da cuenta de que ya es mucha ropa, Alicia finalmente se detiene y mira a María: -No vas a comprar todo esto, ¿verdad?
María levanta la barbilla, orgullosa: –Claro que sí, mañana por la noche hay un evento de influencers y Raúl dijo que me llevará, así que me pidió que comprara ropa bonita.
Alicia no se sorprende.
Porque en su vida pasada, Raúl también llevó a María.
Laura, claramente molesta, dice: -¿Qué tiene de especial asistir a un evento? De hecho,
Alicia…
Alicia interrumpe a Laura, mirando a la empleada: -Ya que hoy la señorita María está siendo tan generosa, apúrense y cóbrenle.
María cambia de expresión: -Espera, todavía no me he probado nada.
-Estos tienen tallas, puedes pedir que te cambien el tamaño, ¿no vas a solo probarte y luego no comprar, verdad?
Alicia, con tono calmado, pone a María en una situación difícil.
Laura añade: —Si no puedes pagar, no tomes tantas cosas, no pretendas ser más de lo que eres. ¿Socia élite y no puedes pagar esto?
María finge ser fuerte: -¿Quién dice que no puedo pagar? Empaquen todo.
Carmen resopla: —Alicia, ¿lo ves? Nuestra María es la favorita en la familia García, ¿qué son unas pocas prendas? ¡Incluso podríamos comprar toda esta tienda y no sería un problema!
María, furiosa, abofetea a Carmen: -¿Quién te dio permiso para hablar?
Pero se ve obligada a sacar su tarjeta de crédito, con una expresión dolorosa en su rostro.
La empleada pasa la tarjeta y luego dice, sorprendida : -Lo siento, esta tarjeta no funciona.
María se altera: -¿Cómo es posible que no funcione? ¿No serás incompetente, verdad? Esta es la tarjeta que Raúl me dio, no puede ser que no funcione.
Pronto el gerente llega y prueba de nuevo: —Señorita María, es posible que esta tarjeta tenga un límite de crédito, por eso no se puede procesar una cantidad tan alta.
El rostro de María se enciende de vergüenza.
Normalmente, para mantener su imagen de hermana obediente, raramente gasta tanto
dinero.
Capitulo 87
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Pero nunca imaginó que tendría un límite y que ni siquiera podría comprar esa cantidad de
ropa.
Alicia, con una sonrisa irónica, pregunta: -¿Así que no puedes comprarlo después de todo?
Laura recupera el vestido que inicialmente le habían arrebatado a Alicia: -Si no puedes pagar, no finjas ser rica.