Capítulo 36
-¿Qué haces aquí?
Alicia levantó la vista y vio a Roberto, se sintió algo nerviosa y bajó la cabeza: -Vengo a comer.
Su voz sonaba un poco ronca.
Roberto se acercó: -¿Lloraste?
Su voz sonaba rara, como si hubiera estado llorando.
Alicia negó instintivamente: -No.
En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron y Vicente salió de allí.
Al verlo, Alicia se lanzó directamente a los brazos de Roberto, aferrándose con fuerza a su ropa.
Alicia deseaba poder esconderse por completo en los brazos de Roberto, no quería que Vicente la viera allí.
Roberto se quedó paralizado, mirando a la chica en sus brazos. Ella estaba pegada a él, y él casi podía oler su fragancia dulce.
Su garganta se movió levemente, y de forma instintiva quiso alejar la distancia entre ellos.
Pero en cuanto se movió, ella extendió los brazos y rodeó su cuello.
Si alguien los mirara, parecería que ambos eran una pareja enamorada.
Roberto frunció los labios, algo sorprendido por su comportamiento.
El hombre, normalmente tan calmado, en ese momento no sabía qué hacer.
Alicia asomó la cabeza discretamente, y al ver que Vicente regresaba al salón privado, suspiró aliviada.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo cerca que estaban. En ese momento, notó que Roberto era muy alto.
Casi estaba de puntillas, y él se inclinó para que ella pudiera rodear su cuello.
Alicia, con el rostro algo avergonzado, soltó sus brazos: -Oh, hace un momento Vicente salió del ascensor, no quería que me viera, por eso pedí que me dejaras esconderme aquí.
Roberto entrecerró los ojos, probablemente adivinando por qué estaba allí y por qué estaba tan deprimida.
Su voz, ligeramente burlona, sonó: -¿Puedes esconderte detrás de cualquier hombre?
Capitulo 36
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Alicia lo miró sorprendida: -Supongo que no.
Como la persona que estaba cerca era Roberto, ella no lo pensó y se quedó en su abrazo.
Si hubiera sido otro hombre, no se habría dado la misma situación.
Probablemente no lo habría hecho.
Roberto, al escuchar su respuesta, se sintió algo más relajado: -¿Viniste a comer con ellos?
—Sí, dijeron que era para celebrar que saqué buenas calificaciones.
El tono de Alicia tenía algo de sarcasmo.
Ella lo observó discretamente, recordando que lo vio salir acompañado de una mujer muy bonita. ¿Y ahora solo quedaba él?
Roberto, con voz tranquila, comentó: -El décimo puesto, no está mal.
Alicia sintió un poco de orgullo: -Está bien, ahora tengo esperanzas de entrar a la Universidad Autónoma de San Martín.
Antes, él había dicho que su posición no era suficiente.
Roberto, al ver el pequeño aire de orgullo en su rostro, sonrió: -¿Ya comiste?
No, no quiero quedarme aquí.
-¿Es por las personas en el salón privado?
Alicia asintió: -Si tienes algo que hacer, ve a hacerlo, yo me voy al apartamento.
Ella no quería volver a casa hoy.
-Si alguien se va, deberían ser ellos.
Alicia no entendió muy bien lo que quiso decir.
¿Quiere que eche a Vicente y a los demás?
No puede ser…