Capítulo 24
¿Él realmente la ha aislado forzosamente? ¿Qué significa esto?
Alicia vio a Raúl aparecer y no se sorprendió: -¿No es María la que siempre pasa la noche fuera con ustedes?
María, con los ojos rojos por la indignación, dijo: —¡Alita, ¿cómo puedes decir eso?!
-Alicia, ¿qué estás diciendo? ¡María es mi hermana! ¡Pide disculpas ahora mismo!
Alicia, con una expresión fría, contestó: -Fue ella la que empezó a hablar sin sentido, todo lo que digo es porque lo aprendí de ella.
María, con la voz entrecortada por el llanto, replicó: -No, no quería decir eso, ¡me has malinterpretado!
Raúl, que había estado controlando su temperamento, no pudo evitar perder los estribos: -¡ Alicia, mírate! ¿Ayer no estuviste con ese médico de la escuela? ¡Eso es un hecho!
Alicia lo miró en silencio, con una mirada tranquila y serena.
Raúl, al darse cuenta de lo que había dicho, se sintió arrepentido, pero con tantas personas mirando, no quiso dar explicaciones.
Alicia solo sonrió con desdén: -Eso no tiene nada que ver con ustedes.
Luego, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el aula.
-¡Espera! ¿Qué significa eso de que no tiene nada que ver con nosotros? ¡Tu actitud está empeorando! ¡Solo porque ganaste una revancha crees que ahora tienes derecho a comportarte
así!
Alicia soltó una risa fría sin volverse.
Se sentó en su lugar, ignorando por completo a los demás.
Raúl observó a Alicia con frustración.
Sin embargo, no se atrevió a hacer más, sabiendo que aún estaba en aislamiento y no debía estar en la escuela.
María, al ver la situación, dijo con falsa preocupación: -Raúl, todo esto es culpa mía, no debí preguntar a Alita, pero estaba preocupada de que se fuera por la puerta por orgullo y hiciera algo imprudente.
-Lo sé, también lo hago por ella, pero ella no lo valora.
Raúl, molesto, añadió: -Alicia está imposible, ya no tiene respeto por nadie, está
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completamente diferente. ¿Qué espera de nosotros? ¿Qué tenemos que hacer para que se calme?
María, con una leve sonrisa sarcástica, pensó para sí misma que ahora, finalmente, Raúl se daba cuenta de lo que había estado pasando.
Esto le convenía a ella.
Cambiando de tema, dijo: -¿Qué vas a hacer con ese médico de la escuela, Raúl?
-¡Por supuesto que hará que ese hombre pague!
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Raúl fue directamente a la oficina de los directores de la escuela, decidido a que se tomara una medida en relación con este asunto.
María, satisfecha con el resultado, volvió al aula.
Al pasar por donde estaba Alicia, susurró:
donde estaba Alicia, susurró: -Raúl fue a hablar con los directores.
El rostro de Alicia se tornó serio. Claro, sabía que esto traería problemas para Roberto.
Se levantó de su asiento, pero justo en ese momento, el profesor de inglés entró en el aula:
Vamos a comenzar la clase.
Alicia no tuvo más opción que sentarse nuevamente.
Durante la clase, se sentía distraída, su mente no podía concentrarse.
Finalmente, cuando la clase terminó, Alicia salió del aula y llamó a Roberto, preocupada.
Roberto respondió rápidamente, su tono tranquilo: -¿Qué pasa?
–
-Raúl fue a hablar con los directores. Puede que tengas problemas, pero no te preocupes, yo me encargaré de explicarlo.
-Niña, no te metas en estos asuntos de adultos.
Su voz era firme, incluso un poco arrogante.
Alicia casi pensó que había escuchado mal. Normalmente, este hombre era callado y distante,
una persona muy reservada.
Pero, por alguna razón, confió en sus palabras.
Colgó el teléfono y volvió a su asiento, decidida a concentrarse en sus estudios.
Solo faltaba un poco más de un mes para los exámenes, y la libertad estaba cerca.
Después de la escuela, Alicia se preparó para ir a la enfermería.
Sin embargo, al llegar a la puerta del aula, vio a Vicente, quien llevaba un enorme oso de
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peluche en las manos.
Alicia se detuvo en seco.
Vicente se acercó a ella: -Alita, hiciste un gran trabajo en la revancha. Te traje un regalo. Felicidades y espero ver tu excelente desempeño en la final.
¿Final?