Capítulo 176
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Capítulo 176
¿Qué hacer?
Esto está acabado.
Si los miembros de la familia García se enteran de esto, su vida futura estará arruinada.
Jorge miró el video, horrorizado, y luego a María: -¿Qué es esto? María, ¿qué hiciste?
No podía creerlo. María había hecho algo así.
Se sentía completamente avergonzado. Había estado defendiendo a María, y ahora, con las pruebas delante de él, Jorge solo sentía una profunda vergüenza.
María, avergonzada, bajó la cabeza, incapaz de responder.
¿Qué podía hacer?
Si no podía dar una explicación convincente, su vida estaría completamente arruinada.
No podía ser expulsada de la Casa García, no podía perder el estatus de “niña rica” que le había otorgado la familia García.
Alicia, con intención, alzó la voz: -¿No lo ves? ¡María hizo trampa! ¿No es obvio? Jorge, ¿estás ciego? ¿No entiendes lo que significa hacer trampa? ¿Quieres que te lo explique?
El rostro de Jorge se tornó verde de vergüenza.
Lo que antes parecía tan seguro, ahora le había dado un golpe devastador.
María, sintiéndose culpable, retrocedió unos pasos, su rostro palideció.
La palabra “trampa” le caló hondo, como una aguja clavada en su corazón.
Debería haber sido Alicia quien pasara por esta humillación. ¿Cómo había ocurrido todo esto?
¡Esto no estaba bien!
Jorge también sintió que su dignidad se desmoronaba. Siempre había creído que María no tenía nada que ver con esto, y ahora, con el video de vigilancia frente a él, ya no podía negarlo.
El líder de la investigación, con tono sarcástico, dijo: -¿Este video es suficiente, entonces? Queremos que María lo explique y nos diga todo lo que pasó.
Jorge sabía que no podía defender más a María y se quedó en silencio, derrotado.
¡Qué vergüenza!
Sin importar cómo la interrogaban, María no decía nada.
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No se atrevía a responder.
Temía que, si hablaba, su vida quedaría completamente arruinada.
Alicia, al ver la escena, exclamó con voz fuerte: -¿De verdad crees que te vas a escapar con el silencio? Las pruebas son claras. Y cuando la escuela se entere, mandarán un comunicado a
todos los estudiantes. Según las reglas, ¡te van a expulsar!
-¡Basta!
María se cubrió la cabeza con las manos y gritó.
No podía creer que estuviera fallando en este momento.
No debería haber denunciado a Alicia por hacer trampa; si no lo hubiera hecho, nadie habría investigado sobre ella.
Pero entonces, algo cruzó por su mente. Miró fijamente a Alicia y dijo: -¿Fuiste tú quien me denunció?
Nadie más podría haberlo hecho.
¡Seguro que fue Alicia!
Alicia esbozó una sonrisa fría: -¿Qué dices? ¿Cómo podría ser yo la que te denunciara?
Ahora que la miraba, ¿cómo podría admitirlo?
María, como si hubiera encontrado una cuerda de salvamento, lloró: -Alita, sé que no me quieres, que piensas que te quité a tu familia, pero… ¡no podías hacer esto!
Jorge miró a Alicia con dureza: -Alicia, ¿fuiste tú? Dime la verdad, ¿por qué actúas así con tu propia familia?
Alicia, al escuchar esas palabras, soltó una risa sarcástica: —¿Yo cruel? María hizo trampa por su propia voluntad, no fui yo quien la obligó.1
María, avergonzada, bajó la mirada, sintiendo una presión insoportable. Necesitaba encontrar una forma de superar esta crisis.
Tenía que aprovechar la simpatía que la familia García sentía por ella.
Después de todo, su padre había salvado la vida de Alicia, y tenía una deuda de gratitud con la
familia García. 3