Capítulo 148
Roberto, al ver aquella escena, no pudo evitar una mezcla de risa y llanto, sabiendo que no debería haberla dejado beber, ni siquiera un cóctel.
En el asiento VIP cercano, Carlos vio a Alicia bailando y de inmediato empezó a silbar: -Bailas muy bien.
María, a su lado, se sintió amargada al verlo; claramente, las mujeres atractivas siempre lograban captar la atención de los hombres.
Ella nunca había pensado en aceptar a Carlos.
Pero aquel día había recibido una llamada que parecía ser de su padre, y sintió pánico en el fondo de su corazón; si perdía el apoyo de la familia García, necesitaba urgentemente encontrar un novio rico con quien casarse.
Justo ese día, Carlos se había declarado en el bar, y María, a regañadientes, lo había aceptado.
María, apretando los dientes, dijo: -Carlos, vamos a bailar también.
-Claro.
Carlos, aunque mantenía la vista en la chica que bailaba en el centro de la pista, tenía que disimular porque estaba con María, especialmente porque acababa de conquistarla y todavía no habían hecho el amor. 2
Pronto, Alicia notó de reojo que Carlos y María se acercaban.
Esto realmente molestó su ánimo.
Alicia se giró para caminar hacia Roberto, pero un joven desagradable se cruzó en su camino, bloqueándola: -Señorita, bailas muy sensualmente, ¿quieres tomar un trago conmigo? Yo
invito.
-No es necesario.
Alicia lo rechazó directamente, pero él insistió: -De todos modos estás sola, ya que viniste al bar, no seas tan presumida.
-¿Quién dice que
vine sola?
Alicia avanzó y tomó del brazo a Roberto, girándose hacia el hombre y diciendo: -Él es mi
novio.
Roberto, al oír aquellas palabras, giró su cabeza y miró profundamente a la chica a su lado. Aunque la iluminación era tenue, parecía que ella brillaba a su lado.
Capitulo 148
Él tragó saliva y alzó la vista.
Luego, escaneó al desagradable hombre con una mirada fría y un aire de opresión.
El hombre se asustó, pero, sintiéndose humillado, replicó: Deja de decir tonterías, no he visto que ustedes hayan tenido contacto, él no es realmente tu novio, ¿verdad?
-¿Quién lo dice?
Alicia se puso de puntillas y besó la mejilla de Roberto: -¿Eso prueba algo?
Roberto se quedó casi petrificado en el lugar, la suave sensación en su mejilla como si una pluma ligera hubiera deslizado a través de su pecho.
Parecía ligera, pero fue como un puño golpeando directamente su corazón.
A pesar del ruido de la música en la pista de baile, podía sentir cómo su corazón perdía el
ritmo.
Al ver esto, el hombre finalmente se marchó.
Alicia suspiró aliviada y luego, dándose cuenta de lo que había hecho, levantó la vista hacia el hombre frente a ella: -Eso, solo lo hice para deshacerme de ese molesto hombre.
En ese momento, sintió que había sido demasiado audaz.
Probablemente un poco embriagada por el alcohol y el ambiente, se había atrevido a hacer tal
cosa.
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La mirada de Roberto era tan oscura como un torbellino negro, capaz de absorber a alguien.
Alicia se sintió un poco inquieta bajo su mirada: -Oye, no estarás enojado, ¿verdad? ¿Te preocupa que tu novia se entere y se moleste?
Admitió que su acto llevaba un propósito intencional.
Ella no podía controlar su creciente afecto por él.
Con mucha gente alrededor, Roberto extendió su mano para proteger a Alicia en sus brazos, bajando la mirada con una voz profunda: -¿Sabes lo que significa tomar la iniciativa de besar a un hombre?
Su voz era un poco ronca.
Alicia, permaneciendo en sus brazos, podía sentir el calor de su pecho; su corazón latía mucho más rápido.
Ella se sintió más audaz y lo miró a los ojos: -Lo sé.
Sus ojos eran claros y puros, mirándolo con total sinceridad.