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Capítulo 135
Alicia, con una expresión fría, dijo: No pude.
Ella no quiso volver.
Tampoco quiso regresar al equipo y revivir la vida que había tenido antes.
Raúl parecía que no podía mantenerse en pie, pálido y sin poder decir una palabra más.
Vicente había tenido razón.
Él había tenido la oportunidad de arreglar las cosas antes, pero al final no la aprovechó.
Alicia entró al complejo residencial, pero no subió de inmediato a su apartamento, sino que se paseó por el lugar.
Recordó las injusticias que había sufrido en el equipo en su vida anterior y que, esta vez, había logrado devolverlas todas.
¡Definitivamente no participaría en la final!
Si en su vida anterior Raúl la había reemplazado y le había dado la oportunidad de ganar a María, en esta vida, haría que Raúl perdiera esa oportunidad.
Alicia levantó la vista al cielo, decidida a que este tipo de cosas no se repitieran en esta vida.
-Señorita, ¿se siente mal?
De repente, un hombre de mediana edad apareció a su lado, mirándola con una expresión hostil: ¿Por qué no viene a mi casa a tomar algo de vino?
-No era necesario.
Alicia, con una expresión de alerta, rechazó y se dirigió hacia donde había más gente.
-Señorita, no se vaya, sé dónde vive, ¿acaso no es mantenida por esos dos hombres? ¿Cuánto le pagan? Yo le ofrezco el doble.
Alicia aceleró el paso hacia la salida, escuchando detrás de ella el jadeo del hombre que corría.
Sentía un frío en la espalda, no esperaba encontrarse con un perturbado simplemente saliendo
a caminar.
De repente, alguien tomó su mano, haciéndola gritar de susto.
-¡Alicia!
Roberto tomó su mano y la abrazó: -¿Qué te pasó?
Capitulo 135
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Alicia abrió los ojos, al ver que era él.
Instintivamente miró hacia el camino del pequeño jardín, oscuro y sin ver a nadie.
Se calmó un poco y dijo: -Alguien me estaba acosando.
-¿Dónde?
-Allí, pero parece que no me siguió.
Probablemente había visto a Roberto y por eso el hombre se había asustado.
Roberto, al ver que ella estaba pálida de miedo, suspiró: —Te dije que no bajaras sola.
Alicia, aún con el susto, respondió: -¿Cómo iba a saber que tendría tanta mala suerte?
Solo entonces se dio cuenta de que estaba en sus brazos, y torpemente dio un paso atrás para poner distancia entre ellos.
Cuando Roberto retiró su mano, preguntó: -¿Necesitas que llamemos a la policía?
-Sí, llama a la policía.
En ese momento, una anciana que pasaba por allí dijo: -Esa calle tiene puntos ciegos en las cámaras; antes también se ha reportado, pero nunca encontraron a nadie. Señorita, no debería ir sola a lugares desolados por la noche, es muy peligroso.
Alicia asintió, nunca esperó encontrarse con una situación así.
Un destello frío cruzó los ojos de Roberto, pero en un instante volvió a la normalidad: Volvamos primero.
Alicia ya no quiso seguir afuera, sentía como si alguien la estuviera mirando.
–
Regresó al apartamento y se sentó en el sofá, con las imágenes recientes aún rondando en su
mente.
-Toma algo de agua caliente.
Alicia vio unas manos esbeltas ofreciéndole un vaso y con voz baja dijo: -Gracias.
Al ver su pálido rostro, Roberto habló con tono suave: -Voy a averiguar lo del pervertido. En este mundo, mientras existan personas, dejarán rastros; no existe eso de los “puntos ciegos” en las cámaras.
Si Alicia seguía viviendo allí, tenía que eliminar cualquier riesgo.
Alicia levantó la vista: -¿Estás hablando de hackear el sistema de cámaras?
-No trates de hacer en la realidad lo que ves en las series de televisión, eso es ilegal.
Roberto, muy serio, le aconsejó: -Lo que debes hacer ahora es volver y descansar pronto.
Alicia dudó un momento: -Pero esa persona ya sabe dónde vivo y también sabe de su
existencia.
No mencionó lo que el hombre había dicho sobre ser mantenida.
De todos modos, no era verdad.
La expresión de Roberto se endureció considerablemente, no esperaba que alguien tuviera
tanta audacia.
Dijo tranquilamente: -Esta noche, duerme aquí.
Alicia asintió: -Dormiré en el sofá.
Roberto frunció el ceño: -Tú duermes en mi habitación, yo dormiré en el sofá.