Capítulo 113
Alicia tomó un taxi de regreso al apartamento, se sentó en el sofá y notó que su manga estaba manchada de sangre.
Probablemente se había manchado accidentalmente al ayudar a Vicente a subir al auto durante
el día.
Ella se cambió de ropa y descubrió que Roberto le había respondido con un escueto: [Hmm.]
Él solo da respuestas muy breves.
¡Ese hombre nunca ha sido muy hablador!
Pero cuando insulta a los demás, sí que habla bastante.
Esa noche, durante la transmisión en vivo de Alicia, Vicente no dejaba de enviar regalos.
Alicia los ignoraba constantemente, pero los fanáticos en el chat no podían resistirse.
[Debe ser el segundo hermano de FuegoEterno, ¡qué generoso!]
[Se dice que FuegoEterno no se llevaba bien con su familia, ¿verdad? Con todos estos regalos, debe haber gastado cientos de miles de dólares ya.]
[Es una dama distinguida, incluso si tenía conflictos con su familia, eso no cambiaba su estatus noble. ¡Envidio cuánto la adoraban sus hermanos!]
Al ver estos comentarios, el ánimo de Alicia empeoró.
Le envió un mensaje privado a Vicente: -Deja de enviar regalos.
Vicente respondió: -Solo acéptalos, necesitas dinero para vivir sola.
Pero ella no necesitaba el dinero de caridad de la familia García.
Alicia se sintió irritada, y después de terminar la transmisión, contactó al personal de producción para devolver todo el dinero de los regalos de Vicente.
¡No le interesaba su dinero!
Al ver el mensaje de reembolso, Vicente suspiró profundamente: -¿Así de mucho me odia Alita ahora?
El mayordomo intervino: -Señor Vicente, la señorita Alicia simplemente te está ignorando a propósito, su verdadero objetivo es hacer que la señorita María se vaya. Solo así ella
considerará regresar.
-Alita no es así, fue mi descuido hacia sus sentimientos lo que llevó a todo esto.
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-Señor Vicente, pero la señorita María es inocente. Si no fuera por ese incidente de aquel año, ella no sería una huérfana ni habría pasado por todas esas dificultades. Ella es la más inocente.
Vicente quedó atrapado en un dilema.
Era cierto, María no tenía la culpa.
A
Pero ahora Alicia estaba así por María, y él realmente no sabía qué hacer.
En ese momento, la secretaria de la empresa entró en la habitación: -Presidente Vicente, no hemos podido resolver el asunto del firewall, y la señorita Alicia era la encargada de esa área. Seguramente ella tendría una solución.
Vicente mostró una sonrisa amarga: -Pero ahora ni siquiera quiere hablar conmigo.
-¿Por qué no voy yo a hablar con la señorita Alicia?
Vicente asintió; en el fondo todavía albergaba esperanzas respecto a Alicia.
La secretaria llamó inmediatamente a Alicia: -Señorita Alicia, buen día, soy la secretaria del
presidente Vicente, nos hemos encontrado antes.
-¿Qué sucede?
Alicia recordó quién era. Esa secretaria había sido una de las pocas personas que la ayudaron en
su vida anterior.
-Señorita Alicia, resulta que el software desarrollado por una de nuestras filiales tiene un problema con el firewall que no hemos podido resolver. Los socios han dicho que si no se soluciona, cancelarán la colaboración. ¿Podría molestarla para que venga a la empresa?
Alicia recordó que, en su vida anterior, ella se había apresurado a resolver este problema.
Sin embargo, al final, María se llevó el crédito.
Esa secretaria la había ayudado, y al final Vicente la había reprendido.
Alicia dudó un momento y dijo: -Ya no soy empleada del Grupo García, eso no es mi responsabilidad.
-Pero, señorita Alicia, usted participó en eso antes.
-Eso fue antes. En aquel entonces todavía me consideraba parte de la familia García. Ahora las
cosas son diferentes.
Las palabras de Alicia llegaron claramente a los oídos de Vicente.
Vicente cerró los ojos con dificultad, sus labios temblaron, pero no supo qué responder.
La secretaria rápidamente dijo: -Entonces hagamos esto, señorita Alicia: considere esto como
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un trabajo temporal y le pagaremos conforme al precio del mercado. ¿Qué le parece?
Alicia realmente no quería ese dinero.
Pero si el proyecto se cancelaba, la secretaria también se vería afectada.
Finalmente, Alicia aceptó: -Está bien, iré a la empresa mañana.
Como si estuviera devolviendo un favor.
¡Gira para reclamar tu recompensa sorpresa!