Capítulo 362
“No.” Yesenia negó con la cabeza sin dudar.
Al escuchar la respuesta, quien reaccionó más fuerte fue Javier. Perdió el control y exclamó: “¡¿Cómo que no?!”
Al darse cuenta de que había alzado la voz, asustó a Yesenia, quien buscó refugio en los brazos de Adolfo.
Él intentó calmarse y suavizó su tono, “Yessie, ¿estás asustada por tu mamá? ¿Tanto miedo le tienes que no te atreves a decir la verdad? No tengas miedo, soy tu verdadero padre. Te prometo que a partir de ahora te protegeré y tu mamá no podrá hacerte daño. Sé valiente y di la verdad…”
Tan evidente era el maltrato que, además del miedo, no podía imaginar otra razón para que su hija negara con tanta determinación.
Yesenia escuchó las palabras de Javier y abrazó a Adolfo aún más fuerte, sacudiendo la cabeza vigorosamente, “Digo la verdad, mamá siempre ha querido a mi, nunca me ha pegado.”
Mientras hablaba, de repente rompió a llorar. “¡No, tú no eres mi papá, yo tengo un papá!”
Rechazaba a Javier y se aferraba al cuerpo de Adolfo, llamándolo con miedo, “¡Papá!”
El rostro de Adolfo se tornó sombrío de inmediato. No había podido evitar que Javier revelara
su identidad.
Casi al instante, protegió a Yesenia, cubriéndola para que no viera la escena violenta. Con una expresión severa, levantó la pierna y le dio una patada a Javier, alejándolo. Al mismo tiempo, hizo una señal a los guardaespaldas para que lo callaran, impidiendo que siguiera hablando.
“Papá, ¿soy tu hija, verdad?”
“Sí, eres mi hija.”
Adolfo respondió sin dudar, consolando a Yesenia entre sus brazos.
Zulma siempre había querido que Yessie no supiera que había nacido de una violación, por temor a causarle un trauma. Y él, al querer casarse con Zulma, había asumido el papel de padre de Yessie. No podía permitir que Yessie conociera la verdad.
“Papá.”
Yesenia se aferró aún más a Adolfo. Siempre había sabido que Adolfo no era su padre biológico, sino el de Pilar. Pero Pilar ya había muerto. En ese momento, papá era solo suyo, ya no había nadie para compartirlo. Papá tenía dinero y la trataba bien. Sus compañeros de escuela sabían que su papá era Adolfo, y siempre intentaban congraciarse con ella. Sabía que ser la hija de Adolfo significaba tener riqueza y prosperidad. No podía perder a Adolfo como padre. Si lo perdía, su mamá tampoco la querría. No podía quedarse sin papá, ni perder a su mamá.
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Capitulo 362
Al escuchar a Yessie afirmar con tanta seguridad que la amaba y que nunca la había golpeado, Zulma se quedó perpleja. No esperaba que Yessie la defendiera sin dudar.
Pero no podía permitirse pensar demasiado en ello. Aprovechó la oportunidad para llorar y quejarse: “Adolfo, no me importa si otros me difaman, pero ¿cómo puedes sospechar que maltrato a Yessie? Ella es parte de mí, no podría hacerle daño, ¿cómo podría lastimarla? ¿Crees todo lo que dicen? ¿Piensas que soy tan malvada, tan despreciable? Las heridas de Yessie fueron causadas por un maestro en la escuela, no por mí. Si no lo crees, puedes investigarlo.”
Verónica observaba la escena.
Aunque Adolfo no lo dijo, sus emociones traicionaron que le creía. Porque los niños no mienten. Porque Zulma era la mujer que amaba, era bondadosa y no haría el mal.
Era realmente irónico.
Javier nunca había pasado por algo así. Miraba cómo Yessie defendía, y Zulma se justificaba. Cada vez más consciente de lo distorsionada que estaba la mente de Yessie viviendo con Zulma. Si se quedaba con Zulma, ¿en qué se convertiría Yessie?
Javier no podía soportar ver cómo Yessie seguía siendo maltratada, y luchó por liberarse del control de los guardaespaldas, preguntando, “¿Cómo explicas que hiciste permanecer a Yessie parada en la nieve como castigo?”
Zulma vio de reojo que Adolfo no había dado la señal a los guardaespaldas para que
controlaran a Javier y le taparan la boca, lo que le indicaba que aún no estaba completamente
convencido.
No miró a Javier, sino que, con una expresión de dolor, se volvió hacia Yesenia y, llorando, dijo: “El video de Yessie parada en la nieve no fue porque yo la hubiera castigado. Fue una vez que regresaste a Hogar de la Harmonía, yo estaba enferma, Yessie intentó llamarte al celular, pero estaba apagado. Preocupada por mí, salió corriendo para buscar un médico… Ella era pequeña, no sabía cómo vestirse, salió con su camisón y descalza. Una vez afuera, no sabía a dónde ir y se quedó allí, llorando sin saber qué hacer.”
Adolfo bajó la mirada hacia Yessie y le preguntó suavemente, “Yessie, ¿fue así?”
“Sí, no podía encontrar a papá y me preocupaba mucho por mamá, así que salí en pijama, hacía mucho frío, mis piernas se congelaron y no podía moverme… Papá, ¿puedes no ignorar mis llamadas en el futuro?”
Yesenia tenía muy buena memoria. Ella recordaba claramente aquella vez en que la castigaron en la nieve. Pensaba que su papá había ido a ver a Pilar y Verónica, y su mamá le había pedido que lo llamara, pero su celular estaba apagado, no lo encontró y su mamá se molestó, diciéndole que era inútil y que debía salir a reflexionar. Ella intentó vestirse, pero su mamá no se lo permitió.
Sin embargo, Yesenia no dijo la verdad y decidió seguir la historia de Zulma, incluso se
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acurrucó a Adolfo al terminar de hablar.
“Está bien.”
Yesenia solo tenía siete años, y Adolfo nunca pensó que una niña pudiera mentir con tanta tranquilidad.
Verónica, al observar el dolor en los ojos de Adolfo, sintió que el desprecio en su mirada estaba a punto de desbordarse.
“Yessie, ¿por qué mientes para proteger a alguien que te golpea?” preguntó Javier, incrédulo.
Si no hubiera sido víctima de la manipulación de Zulma, y si no hubiera escuchado cómo Zulma y Yessie se ponían de acuerdo, él también habría creído sus palabras. Sin embargo, en aquel momento sabía con certeza que de la boca de Zulma no salía ni una sola verdad. Además, justo cuando Yessie negaba, él había notado la sorpresa en los ojos de Zulma.
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