Capítulo 308
Benito condujo su auto hasta un restaurante de comida ligera muy famoso en Colina Verde.
Javier había solicitado una revisión de su caso, y Adolfo fue el primero en recibir la noticia. Su expresión se tornó seria. Hace dos años, si no fuera ilegal matar, al enterarse de que Javier había planeado el asesinato de Verónica, Adolfo lo habría eliminado sin pensarlo dos veces. En ese momento, aunque Verónica había tenido suerte y no había muerto en aquel accidente, el hecho era que Javier había intentado matarla. También era un hecho que Verónica había desaparecido durante dos años por su culpa. Obtener una sentencia reducida no iba a ser fácil. Adolfo no podía actuar por su cuenta, pero podía asegurarse de que Javier pasara el resto de sus días en prisión. Adolfo hizo una llamada a Rubén. Hace dos años, fue Rubén quien logró que Javier recibiera una sentencia de cadena perpetua.
“Rubén, quiero que Javier muera en la cárcel.”
“Descuida.” Rubén aceptó.
Hace dos años, había visto en Adolfo una determinación de querer acabar con Javier con sus propias manos. Aunque la situación ya estaba resuelta y no había vuelta atrás, no pudo evitar preguntarle: “¿Estás seguro de que realmente no amas
Verónica?”
Adolfo, sin dudarlo, respondió: “No tiene nada que ver con el amor.”
Tenía una expresión que indicaba que sabía muy bien a quién amaba. ¿Realmente lo sabía?
Fuera de la puerta, Zulma escuchó a Adolfo decir que se aseguraría de que Javier pasara el resto de sus días en prisión, y finalmente pudo sentirse aliviada. Ver a Verónica regresar con vida también la había preocupado por la posible revisión del caso de Javier. Pero al pensar en que Javier estaba en prisión, sabía que no podía saber que Verónica había regresado. Ella no quería que Javier saliera. Hace dos años, aprovechándose de la mano de Javier, logró acabar con Verónica. Cuando todo salió a la luz, Javier, como ella esperaba, asumió la culpa solo. No solo había eliminado a Verónica, esa espina en su costado, sino que también había desactivado a Javier, esa bomba de tiempo. Que Javier saliera no le traía ningún beneficio. Que permaneciera en prisión hasta morir era lo mejor. Todo iba bien, pero nunca pensó que Verónica, esa tonta, fuera a actuar de manera tan imprudente. Al regresar y enterarse de que Javier había manipulado sus frenos para causarle el accidente, fue directamente a la prisión a buscarlo. Zulma sabía bien cuál era el propósito de Verónica al ir a la prisión. Simplemente no creía en la confesión de Javier y sospechaba que Zulma había estado detrás de todo. Quería que Javier la señalara. Pero ella no sabía que, teniendo a Yessie como carta de triunfo, Javier estaría dispuesto a morir por Zulma, ¿cómo podría traicionarla? Dos años después, Verónica seguía siendo igual de impulsiva. No pensaba con la cabeza, solo actuaba por instinto.
Al pensar en esto, Zulma esbozó una sonrisa sarcástica. Verónica había tenido suerte esta vez, pero eso no significaba que siempre tendría la misma buena fortuna. Con lo impulsiva que era, Zulma sabía que con un poco de provocación, Verónica terminaría perdiendo la cabeza. ¿Por qué habría de preocuparse? Ese día, Verónica la había tomado por sorpresa, pero Zulma sabía que no era rival para ella. Tampoco podría arrebatarle a Adolfo.
Zulma no interrumpió a Adolfo. Pero al recordar la humillación que había sufrido a manos de Verónica, no podía dejarlo pasar. Justo en ese momento, vio una publicación de una joven que siempre la había adulado por ser la prometida de Adolfo. En los círculos sociales se decía que Benito estaba a punto de comprometerse, pero de repente lo vieron con una mujer en un restaurante. La publicación incluía fotos de Benito y Verónica. Había varias imágenes. En ellas, Benito mraba a Verónica con ternura, con una profunda devoción en sus ojos.
