Capítulo 218
“Adolfo…”
Zulma de repente gritó angustiada y al ver el brazo herido de Adolfo, se lanzó hacia él sin importarle el peligro que representaba Verónica.
Llena de preocupación preguntó “Te has herido“.
Se movió tan rápido que perdió el equilibrio y Adolfo, quien tenía sujeta la muñeca de Verónica,
la soltó instintivamente y extendió su mano para sostenerla. Así, Zulma terminó cayendo en los
brazos de Adolfo.
Parecía no darse cuenta de Verónica detrás de ella, con su corazón y sus ojos llenos únicamente de la herida de Adolfo.
Con los ojos enrojecidos, llamó a Damián, quien estaba a unos pasos de distancia: “Dr. Paredes, por favor, venga a ver a Adolfo…”
No era que Zulma realmente no temiera que Verónica pudiera matarla. Sino que, en su corazón, estaba segura de que, estando al lado de Adolfo, él nunca permitiría que algo le pasara.
Así que, no necesitaba preocuparse.
Verónica se quedó sin palabras por la interrupción de Zulma.
Ella sabía bien que la preocupación de Zulma por la herida en el brazo de Adolfo era secundaria, interrumpirla era su principal objetivo. Pero a Verónica no le importó.
Hoy había venido aquí con el propósito de acabar con la vida de Zulma para vengar a Pilar. Adolfo había interferido justo a tiempo, por eso había perdido el tiempo y hablado con él.
Pero ahora que Zulma estaba frente a ella, Verónica no quería seguir hablando.
¿Qué importancia tenía si Adolfo lo sabía? Igual que con la muerte de Pilar.
Ella no tenía pruebas.
Decirlo solo resultaría en lo mismo que cuando trató de decirle que Pilar realmente había muerto. Él no le creería. Solo pensaría que estaba loca.
Aprovechando el momento, se agachó para recoger el cuchillo de frutas que había caído al suelo y, sin dudarlo, se giró para apuñalar hacia Zulma.
Todo sucedió muy rápido y justo cuando Adolfo atrapó a Zulma, el ataque de Verónica fue lanzado de nuevo.
Adolfo, con las pupilas dilatadas por la sorpresa, reaccionó rápidamente, agarrando la muñeca de Zulma y empujándola lejos con fuerza.
Por el afán, no controló bien su fuerza y Zulma chocó fuertemente contra la mesa de centro,
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Capítulo 218
retorciéndose de dolor.
El ataque de Verónica falló de nuevo.
Ella no se preocupó por Adolfo, sino que, sin pensar, se giró y se lanzó hacia Zulma, que estabal en el suelo sin poder levantarse.
Adolfo extendió su mano y agarró a Verónica, “¡Verónica, cálmate!”
¿Sabía ella que lo que estaba haciendo era premeditación y alevosía? “¡Adolfo, suéltame!” Verónica, con su mirada fijamente clavada en Zulma, le habló a Adolfo con un tono severo.
Su rostro estaba frío y viendo la situación frente a él, Verónica no era como él había imaginado. En lugar de eso, estaba decidida a acabar con la vida de Zulma, sin parar hasta lograr su objetivo.
Adolfo, viendo a Verónica perder el control, le hizo una señal a Damián.
Damián, que había estado en la familia Ferrer por muchos años y entendió lo que Adolfo quería, llevó su maletín médico y lo abrió rápidamente, sacó un sedante y se acercó.
Adolfo, coordinando con Damián, controló a Verónica, y la inyección fue administrada en su cuerpo, con el líquido empujado rápidamente hacia adentro. Verónica comenzó a detener sus esfuerzos por resistirse, su visión se oscureció y su cuerpo se relajó, cayendo en los brazos de
Adolfo.
El cuchillo se deslizó de sus manos al mismo tiempo pero justo antes de cerrar los ojos, la mirada de Verónica hacia Adolfo estaba llena de odio.
Adolfo, con una mirada complicada, sostuvo a Verónica en sus brazos.
Desde que se dio cuenta del malentendido con Verónica, le había dicho más de una vez que la compensaría tanto a ella como a Pilar.
Ella nunca le creyó y tampoco quería hablar seriamente con él.
Cada encuentro siempre terminaba mal.
Él siempre terminaba irritado por ella, pero nunca la tomó en serio.
Sabía que los últimos cinco años habían sido culpa suya y de su negligencia, y Verónica no estaba dispuesta a creer en sus promesas verbales.
No dijo más, simplemente le pidió à Joaquín que lo organizara.
Solo tenía que esperar un día más para saber que él no era solo palabras.
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