Capítulo 629
Rosana se quedó petrificada al escuchar sus palabras, acto seguido, bajó la mirada.
Dionisio notó el cambio y preguntó con cautela: “¿Qué pasa?”
“Creo que tienes razón, después de todo, con tu posición, ¿quién se atrevería a meterse contigo?” Ella incluso soltó una risita.
Al ver su sonrisa, Dionisio sintió como si le cayera granizo en el corazón. En ese asunto, siempre estaría en deuda.
No pudo resistirse a pellizcarle la cara: “Deja de reír.”
Justo cuando Rosana iba a esquivarlo, la puerta de la oficina se abrió de golpe y Óscar apareció en la entrada, observando a los dos en el interior.
Dio un paso atrás y dijo: “Mejor vuelvo más tarde.”
Dionisio bajó la mano y miró a Óscar con los labios fríamente presionados: “¿Acaso no sabes tocar la puerta?”
“Es mi oficina, ¿por qué tengo que tocar?” Óscar estaba completamente confundido.
Rosana se dio la vuelta y salió corriendo, demasiado avergonzada.
Dionisio frunció el ceño, mirando a su amigo: “Creí que había cerrado con llave.”
“Se me olvidó decirte que la cerradura se rompió hace un par de días.”
“Recuerda cambiarla.” Dionisio tomó los documentos que Rosana le había traído y no pudo evitar reconocer que ella tenía talento.
Óscar se acercó, ansioso por cotillear: “Escuché que anoche aclaraste públicamente que no estabas comprometido con Keira y defendiste a Rosita, ¿verdad?”
Los chismes eran lo que se esparcían más rápido en esos días. Ahora, todos sabían que la chica que Dionisio protegía era una streamer de videojuegos, que incluso había ejecutado la famosa técnica de Dionisio de doce golpes consecutivos, por lo que comenzaron a especular si ya estaban juntos desde hace tiempo.
Dionisio respondió con calma: “¿Qué más podía hacer? Anoche fue una buena oportunidad para aclarar las cosas.”
No esperaba que Keira apareciera en el restaurante y menos que su actitud le resultara tan incómoda, por lo que decidió aclararlo directamente.
“Eso es cierto, tú ya le habías dicho que aclarara las cosas para evitar dañar su reputación, pero ella se negó a ver la realidad y terminó pasando vergüenza públicamente anoche, no puede culpar a nadie más.”
Óscar pensaba que Keira había sido demasiado obstinada. El rumor del compromiso era solo
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eso, un rumor, no algo real, pero ella no lo aclaró y terminó involucrada en una situación tan embarazosa.
Óscar continuó: “Supongo que la madre de Keira se enterará pronto, y siendo la mejor amiga de tu madre, probablemente le causará problemas a Rosana.”
La madre de Keira no era una persona cualquiera.
La mirada de Dionisio se volvió helada: “No se atreverá, a menos que quiera ver al Grupo Montes quebrar directamente.”
“La familia Montes ha estado en decadencia en estos últimos años, sobreviviendo gracias a un contrato a largo plazo que tu madre les concedió. Si tú lo cancelas, la su empresa realmente podría quebrar.” Óscar conocía bien la situación económica de los Montes.
Esa era la razón por la cual, la familia Montes estaba desesperada porque su hija se casara con Dionisio.
Después de revisar los documentos en sus manos, Dionisio se los pasó a Óscar: “Iré a la
reunión de esta tarde.”
“Es verdad, ahora que Rosita conoce tu verdadera identidad, no tienes necesidad de esconderte y Alonso siempre pensó que eras un hombre de bajos recursos que se quería aprovechar de su hermana, ¿qué cara pondrá cuando se entere de quién eres de verdad?” En cierta manera, Óscar estaba esperando ese momento.
Al escuchar ese nombre, la acritud de Dionisio se enfrió aún más: “¿Cree que tener a la familia Chavira como respaldo le garantiza tranquilidad?”
“Quizás, en la reunión de hoy, deberíamos darle una lección por todo lo que le hecho a Rosita.”
Después de aguantar por tanto tiempo, era hora de dejar una impresión duradera. Los dos hombres se miraron, sabiendo lo que el otro pensaba.
Una vez concluida la reunión, Rosana recogió sus cosas y se preparó para ir al lugar del evento con los demás.
Cuando llegó el momento de partir, el coche de Dionisio se detuvo frente a ella, diciéndole. “Sube“.
Ella dudó por un momento. “Acordé ir en el coche del líder del grupo.”
Óscar, que estaba al lado, se adelantó y subió al coche del líder. “Justo tengo algo de qué hablar con él, Rosita, tú ve en ese otro coche.”
Óscar le echó un vistazo a Dionisio y le dijo: “Amigo, solo puedo ayudarte hasta aquí.”
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