Capítulo 615
Rosana mantuvo una expresión fria, captando cada cambio en el rostro de Keira. En cuestión de segundos, la cara de la Chica pasó de la incomodidad a la ira, para luego, volver a la calma rápidamente. Rosana no pudo más que admirar el control que tenía sobre sus expresiones faciales. Esa fue la razón por la que, había sido engañada por Keira en la cafetería,
La sonrisa en el rostro de Keira se desvaneció, pero su tono de voz se llenó de arrogancia: “Dionisio y yo hemos sido amigos desde la infancia, perfectamente a juego. A ti, por otro lado, incluso tuvo que esconderte su identidad, ¿cuánto de verdad hay en su cariño hacia ti?”
Al escuchar esas palabras, Rosana se sintió herida internamente. Sus labios se curvaron en una fría sonrisa: “Señorita Montes, ¿ya no vas a pretender?”
La mirada de Keira se cargó de ira: “¿Pretender qué? Todo lo que te dije fue por tu bien, ¿acaso crees que eres una Cenicienta que puede convertirse en princesa algún día?”
“Señorita Montes, después de tantos años de esfuerzo, para casarte con alguien más rico que tú, es lamentable que al final fallaras y solo pudieras recurrir a malas artes para tratar de romper mi relación con Dionisio.”
Después de escuchar a la Señora Jurado aclarar que no había ningún compromiso entre Dionisio y Keira, Rosana Básicamente entendió que todo había sido una manipulación de Keira, ya que estaba presente aquel día que se encontraron en La Cúpula Dorada y sabía sobre su relación con Dionisio desde ese momento.
Desde aquel encuentro, Keira comenzó a tramar su plan. Sin embargo, el hecho de que esa chica conociera la contraseña del teléfono de Dionisio incomodó a Rosana.
La expresión de Keira se oscureció por un momento, esa maldita era astuta. No obstante, bajó la voz: “¿Y qué? Si no te confesó su verdadera identidad, es porque teme que termines aferrándote a él. Pronto se cansará de tí y te tratará con indiferencia. Después de todo, nunca podría casarse contigo.”
Keira habló mucho, pero vio que Rosana permanecía impasible, lo que hundió su corazón.
De repente, Rosana soltó una carcajada, el desdén en
sus ojos hirió a Keira instantáneamente.
Por lo que su voz se volvió aún más aguda: “¿Qué actitud es esa?”
Señorita Montes, debiste haber mirado tu reflejo mientras hablabas. Esos celos no los cubre ni el maquillaje más espeso.”
Con un simple comentario, logró enfurecerla.
“Rosana, no te alegres demasiado pronto. No tienes lo que se necesita para entrar en la familia Jurado, ni la Señora Flora ni la Señora Carmen aprobarán tu relación con él.”
La única ventaja que Keira tenía sobre Rosana era su estatus social compatible al de Dionisio.
Rosana sonrió levemente: “Eso es algo que debo considerar yo, no te concierne. Si estás tan ansiosa por venir a buscarme, ¿es porque quieres saber cómo está mi relación con Dionisio y si seguiré con él?”
Esta vez no caería tan fácilmente en la trampa.
Furiosa, Keira masculló entre dientes: “Señorita Lines, realmente eres tan desagradable como dicen los rumores.”
“Y la Señorita Montes, como dicen los chismes, es muy astuta y elocuente, capaz de convertir la mentira en verdad, incluso intentaste etiquetarme como la otra mujer. ¡Pero, no soy tan descarada como tú!” Rosana ya no se mostró cortés.
Después de todo, esa mujer había tramado contra ella, dejándola triste y dolida. Ahora que lo analizaba, entendió que todo había sido un plan de esa mujer.
Keira resopló fríamente: “Dionisio y yo hemos sido amigos desde niños, nuestras familias ya estaban discutiendo nuestro compromiso.”
“Esas palabras solo te las crees ni tú. En realidad, es la familia Montes la que quiere acercarse a la familia Jurado. Eres tú la que quiere casarse con Dionisio, pero él nunca te ha prestado atención, ni le gustas.”
Keira sintió una punzada de dolor por esas palabras y, enfurecida, levantó la mano con la intención de darle una cachetada. Rosana le agarró la muñeca de inmediato: “¿Qué pasa? ¿Te enfadas porque di en el clavo?”
