Capítulo 595
Miró al hombre frente a ella, dispuesta a reprocharle duramente, con las palabras que Marina había preparado para ella. Pero, en ese momento, después de decir apenas una frase, las lágrimas comenzaron a correr libremente por su rostro. Nunca imaginó que lloraría con tanto desconsuelo Dionisio.
Por su parte, se quedó petrificado al verla llorar de esa manera y rápidamente le ofreció un pañuelo para secarle las lágrimas, intentando consolarla: “Esa noche no estuve con otra mujer.”
Sin embargo, Rosana lo rechazó empujando su mano: “Dionisio, he pensado mucho estos días, y creo que lo mejor es que terminemos.”
Al escuchar la palabra “terminemos“, Dionisio sintió como si se encogiera su mundo y sin pensar, rechazó la idea: “No, no estoy de acuerdo.”
“Dionisio, no se trata de si tú estás de acuerdo o no, secándose las lágrimas, ella dijo firmemente: “Lo he pensado bien, simplemente no somos compatibles.”
“Rosana, apenas hemos estado juntos por un corto tiempo, ¿cómo puedes decir que no somos compatibles?”
Frustrado y con el fuego creciendo en su interior, Dionisio insinuó: “¿O es que ya te has fijado en otro hombre, y por eso me pides terminar?”
Esa debía ser la razón por la cual lo había estado evitando esos días.
Rosana apartó su mano con un gesto: “Piensa lo que quieras. ¿Tú mismo no dijiste que en la universidad encontraría muchos chicos guapos de mi edad y que empezaría una nueva vida? Ahora veo que tenías razón, me llevo mejor con personas de mi edad.”
“¡Rosana!” La mirada de Dionisio era oscura, como si una tormenta se escondiera en sus ojos, cuando la confrontó: “Sé que solo estás diciendo eso por enojo.”
“No estoy hablando por hablar, lo digo en serio. Déjame ir.”
En ese momento, el hombre la presionó contra la valla del ring de boxeo con una fuerza que sorprendió a ambos. “¿Crees que puedes provocarme y luego simplemente decir adiós?”
Intentó besarla, pero ella giró la cabeza, evitándolo. Sin embargo, ¿cómo podría su fuerza compararse con la de él? Él la mantuvo aprisionada en sus brazos y el beso estuvo lejos de ser tierno, cargado de una agresividad que la enfureció.
Rosana se sintió ultrajada. “Dionisio, si ya tienes una prometida, ¿por qué vienes a
molestarme?”
Él se quedó sin palabras: “No tengo ninguna prometida.”
“¿No tienes una prometida? Pero si los titulares de los espectáculos acaban de anunciar tu compromiso con la Srta. Montes, ¿cuánto tiempo más planeabas ocultarlo?” Rosana lo
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Capítulo 595
enfrentó: “Eres el heredero de la familia Jurado, ¿verdad?”
Dionisio titubeó, intentó alcanzarla, pero ella lo esquivó ágilmente y su mano quedó
suspendida en el aire, sin lograr tocarla.
Con una expresión indefinible, Dionisio la miró, con voz ronca dijo: “Pensaba decirtelo hoy, pero has estado tan enojada que temía que te enfadaras aún más al saberlo.”
Nunca imaginó que Rosana descubriría su verdadera identidad. Sin embargo, su actitud inusual en los últimos días, ahora tenía una explicación. Pensó que ella estaba enojada porque no le había respondido los mensajes, pero era mucho más que eso.
El sarcasmo brillaba en los ojos de Rosana: “¿Crees que diciéndolo cambiaría algo entre nosotros?”
Cuando Dionisio le había planteado esa pregunta antes, su respuesta había sido terminar.
Con cuidado, él respondió: “No tengo ningún compromiso con Keira. Siempre fue una idea entre mi madre y la familia Montes, nunca estuve de acuerdo con eso.”
Rosana recordó a Flora y sintió que algo no le cuadraba. Después de todo, siempre había sido amable con ella. Pero ese día en La Cúpula Dorada, Flora debió haberse dado cuenta de su
relación con Dionisio.
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