Capítulo 593
Rosana estaba furiosa y sus ojos se llenaron de lágrimas al no poder creer que él estuviera revirtiendo la situación en su contra.
Al ver que estaba a punto de llorar, Dionisio suavizó su tono de voz: “No quise decir eso, no estoy diciendo que me hayas sido infiel.”
Pero la verdad es que ella estaba demasiado cerca de ese chico y no quería que ella estuviera tan cerca de otros hombres.
Rosana contuvo las lágrimas y con un movimiento brusco soltó la mano de Dionisio: “Déjalo en
paz.”
Esta vez, Dionisio obedeció y soltó al chico. Bajando la voz, trató de calmarla: “¿Qué te pasa
realmente?”
“Nada.”
Rosana ignoró a Dionisio y le extendió su toalla a Amir: “Ve y échate agua fría, detén la hemorragia.”
Al ver la toalla que Rosana ofrecía, Dionisio la arrebató de sus manos diciendo con voz apagada: “Usa la mía.”
Entonces, le pasó su propia toalla.
Amir no la aceptó y miró a Rosana al preguntar: “¿Estarás bien sola?”
“Estoy bien, ve a detener la hemorragia. Siento lo que pasó.”
Rosana tampoco esperaba que Dionisio llegara a golpearlo.
Amir echó un último vistazo a Dionisio antes de alejarse del ring. Pronto, el lugar recuperó su
tranquilidad.
Rosana miró la toalla en sus manos y la tomó: “Dámela.”
Dionisio no soltó la toalla, se acercó a Rosana con un tono un poco brusco: “Solo me molestó verte tan cerca de otro hombre, por eso malinterpreté la situación.”
¿Y ella tenía que darle su toalla a otro hombre delante de él, como si él no existiera?
Rosana le preguntó directamente: “¿Y tú qué?”
Al ver la mirada inquisitiva de Rosana, Dionisio respondió con pesadez: “Cuando hago ejercicio, nunca tengo a ninguna chica a mi lado.”
“No estoy preguntando eso. Dijiste que querías hablar, bueno, te escucho.” Ella quería saber cómo se explicaría.
Dionisio se humedeció los labios: “Esa noche no respondí a tu mensaje porque mi abuela
estaba gravemente enferma en el hospital, además tenía asuntos urgentes en la empresa que
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resolver. No contesté de inmediato porque no parecía algo urgente, pensé en responderte más tarde.” Nunca imaginó que ella se enojaría tanto.
Después de escuchar su explicación, Rosana se sintió extrañamente tranquila. “¿Eso es todo?”
“Sí, es solo eso. Si el mensaje de esa noche hubiera sido algo urgente, te habría respondido de inmediato.” Dionisio se inclinó hacia ella, su mirada era sinceramente angustiada, casi como si estuviera a punto de jurar su honestidad.
Pero la mirada de Rosana se enfrió, haciendo que Dionisio se sintiera aún más nervioso; él la agarró de la mano desesperadamente: “Si hay algo más en lo que me equivoqué, dímelo directamente.”
A veces, realmente no podía entender lo que pensaban las chicas. Pero ella retiró su mano.
Con las manos vacías, Dionisio se mostró aún más ansioso: “Rosana, la próxima vez responderé tus mensajes al instante.”
“Dionisio, te lo pregunto una última vez, ¿eso es todo lo que tienes que explicarme? ¿No hay nada más que quieras decir?”
Él mordisqueó su mejilla, realmente quería contarle a Rosana sobre su verdadera identidad. Pero si estaba tan enojada, ¿no terminaría en una ruptura?
Dionisio se acobardó y miró a Rosana con cautela: “¿Puedo esperar a haberte calmado para
decirte?”
Todavía no había conseguido calmarla y si Rosana se enterara de que le había ocultado su identidad, ¿no sería el fin?
“Si no quieres decirlo ahora, entonces no hace falta que lo digas nunca.”
Ella se soltó de Dionisio y se alejó del ring.
“Rosana, espera.” Él solo pudo seguirla, con una expresión de impotencia: “¿Qué te parece si vamos a La Cúpula Dorada a comer algo? O si prefieres, podemos ir a otro lugar…”
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Capítulo 594