Capítulo 494
Aun así, la defendió: “Contrataré a un gerente profesional para manejar la empresa y Leonor aprenderá con él, así que no habrá problemas en la gestión.”
“Alonso, ¿quién es el gerente general de la empresa? Me temo que tu palabra no es la última.” Gerardo finalmente entendió que su hermano mayor era incapaz de ver la realidad y estaba determinado a alimentar a Leonor con esos recursos, así que no podía culparlo por no ser
amable.
Alonso soltó un bufido frío: “Soy el accionista mayoritario, ¿por qué mi palabra no va a valer?”
“Desde hoy, ya no eres el accionista mayoritario.” En ese momento, Julio apareció en su silla de
ruedas.
Su expresión también estaba lejos de ser buena, y dijo directamente: “Gerardo y yo podemos transferir nuestras acciones a Rosana, entonces ella será la mayor accionista de la empresa.”
Hubo un murmullo generalizado alrededor.
Al escuchar esas palabras, la expresión de Alonso cambió y bajó la voz: “¿Qué es lo que realmente quieren hacer?”
¡Realmente no esperaba que se unieran contra él!
Julio continuó: “Alonso, ¿estás seguro de que quieres hablar de esto aquí? El único que quedará
mal serás tú.”
Alonso asintió y con el rostro frío, se dirigió a la sala de descanso.
Rosana tampoco esperaba que Julio apareciera, ¿no estaba encerrado Alonso?
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Mirando a las personas presentes, Gerardo dijo: “Disculpen todos por el espectáculo, pero de ahora en adelante la empresa será administrada por Rosana. Todos han visto su habilidad para escribir guiones, así que espero que tengamos la oportunidad de colaborar en el futuro.”
Al escuchar a Gerardo decir eso, furiosa, Leonor se fue tras Alonso.
Rosana, junto con Gerardo y Julio, se movieron hacia un lado.
Ella miró a Julio con algo de sorpresa: “¿Cómo llegaste aquí?”
“Gerardo mandó a alguien a buscarme y llegué lo más rápido que pude, de ninguna manera podría dejar que la empresa cayera en manos de Leonor.”
Julio sabía que esa empresa era fruto del trabajo de toda la vida de Gerardo y nunca imaginó que Alonso pudiera ser tan parcial hasta ese punto.
Gerardo sonrió amargamente: “Todos subestimamos el nivel de astucia de Leonor.”
Julio miró a Rosana y con un tono cuidadoso, dijo: “Rosana, tranquila, siempre estaré de tu lado.”
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Aun después de escucharlo, Rosana no respondió y se dirigió hacia la sala de descanso. Gerardo, empujando a Julio, la siguió.
En la sala de descanso.
Rosana fue la primera en entrar y vio a Leonor hablando en voz baja al lado de Alonso.
Cuando ella apareció, Alonso la miró como si quisiera devorarla.
Alonso se acercó furioso: “Rosana, realmente no esperaba que tuvieras semejante capacidad. Supuestamente te fuiste de casa enojada y dijiste que no tendrías nada que ver con la familia Lines, ¿y ahora vuelves a luchar por la herencia? ¿No tienes vergüenza?”
“Y tú, a sabiendas de que el guion lo escribí yo sola, querías cambiar el nombre del autor al de Leonor, ¿tienes alguna vergüenza?”
Alonso se quedó sin palabras por un momento: “Pero Leonor también contribuyó al guion, ¿cómo puedes afirmar delante de todos que se aprovechó de tu trabajo?”
“¿Te atreverías a jurar eso? Si es falso, entonces que la empresa quiebre, que cada proyecto falle y que termines en la ruina.”
Después de decir eso, Rosana miró fijamente a Alonso: “¿Vamos, te atreves a jurar? ¿No? Eso significa que sabes muy bien lo que hiciste a propósito, todo para quitarme todo lo que es mío y forzarme a ceder.”
Alonso contraatacó: “Rosana, si no hubieras forzado a la familia Lines a esta situación, ¿habría hecho esto?”
“Así que todo lo aprendí de ti.”
Rosana levantó la cabeza, riendo abiertamente: “Ahora soy la mayor accionista de la empresa, itu palabra ya no tiene peso!”
Alonso se enfureció en un instante.
