Capítulo 477
Ella observó cómo Leonor actuaba con tanta sinceridad que todas las alarmas en su cuerpo se disparaban.
Todo lo que llega a un extremo, tiende a revertirse; donde hay demasiada perfección, algo malo se esconde detrás. ¿Qué truco estaría planeando ahora Leonor?
Había varios estudiantes alrededor, algunos incluso sacaron sus celulares.
Con los ojos rojos de tanto llorar, Leonor suplicó: “Rosana, solo pido que vayas al hospital a despedirte de Julio por última vez, hasta estoy dispuesta a arrodillarme ante ti.”
Rosana esbozó una sonrisa irónica y avanzó para agarrar su mano.
Con una expresión preocupada, contestó: “¿Por qué te arrodillas? Estás perdiendo el tiempo, apúrate al hospital.”
Leonor se quedó petrificada, ¿había oído mal? ¿Rosana realmente accedió a ir al hospital a ver a Julio? Dado su carácter usual, pensó nunca iría.
Leonor había apostado precisamente por eso y había organizado esa escena, ¡no esperaba que Rosana no cayera en la trampa!
Rosana se alistó rápidamente, tirando de Leonor con fuerza: “Vamos, no perdamos más tiempo.”
Sin otra opción, la siguió con resignación fuera del aula.
Mientras Rosana avanzaba decidida por el patio, escuchó a Leonor detrás de ella: “Siempre has detestado a la familia Lines, ¿por qué te preocupas tanto por Julio hoy?”
Rosana se volvió, su mirada profunda: “¿Realmente pensaste que no sabía lo que intentabas hacer? Has sido demasiado obvia.”
“¿Qué estás diciendo? Solo vine a informarte, estás pensando demasiado.” Replicó Leonor, frustrada al ser descubierta por esa despreciable.
Maldición, había incluso le había pedido a alguien grabara un video.
Rosana soltó una risa fría: “Entonces vamos, toma un taxi.”
A regañadientes, Leonor llamó un taxi. Si no fuera por mantener la actuación hasta el final, nunca se habría molestado buscando a Rosana, pero su padre le había instruido que, para seguir recibiendo beneficios de la fundación, necesitaba mantener una buena imagen por un tiempo.
Al llegar al hospital, Rosana fue directo a la habitación donde estaba Julio.
Al verla, Lisandro se sorprendió: “Señorita, ¿qué la trae por aquí?”
“Leonor se arrodilló frente a mí en la escuela, diciendo que Julio estaba al borde de la muerte y
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quería verme una última vez. Obviamente, tenía que venir”
п
Después de decir eso, Leonor entró apresuradamente para explicarse: “Julio, no quise maldecirte. Pensé que al verla antes de la cirugía, tu ánimo mejoraría.”
Julio frunció el ceño: “Leonor, no vuelvas a tomar decisiones por mí.”
“Julio, lo entiendo. Te envié un caldo medicinal, ¿te sentiste mejor después de beberlo?”
Leonor mencionó el caldo medicinal a propósito para presumir delante de Rosana. Sin embargo, ella mostró una expresión burlona; realmente no le importaba.
Julio se enfureció tanto que lanzó el tazón de caldo sobre Leonor: “Vete de aquí y no vuelvas a
traerme comida.”
Leonor se sobresaltó: “Julio, ¿hice algo mal?”
“Vete, ¡no me hagas repetirlo!” La cara de Julio se tiñó de rojo por la ira.
Aunque resentida, Leonor finalmente salió de la habitación, lanzando a Rosana una mirada triunfal.
Observando el tazón en el suelo, Rosana comentó con sarcasmo: “Leonor te pintaba casi en tu lecho de muerte, pero veo que la situación no es tan grave.”
Julio se sintió avergonzado: “Rosana, no creo que el caldo medicinal de Leonor fuera tan bueno, pregúntale a Lisandro si quieres.”
“Claro, claro, siempre viene a dejarlo con su cara dura, pero el jefe casi ni lo prueba.”
Rosana miró al suelo: “Pero esto parece todo lo contrario a ‘casi no haberlo probado“.”
Ella desenmascaró la mentira de Julio sin rodeos.
A ella realmente nunca le importó que prefirieran a Leonor, pero ellos insistían en pretender ser justos, ocultándolo de manera tan obvia que resultaba ridículo.
