Capítulo 428
En un arranque de furia, Alonso arrasó con todo lo que había sobre la mesa, quedando
profundamente alterado. Luego, gritó: “¡Vuelve aquí!”
Con una sonrisa en los labios, Rosana comentó para sí misma que sabía que Alonso no podría sostener la fachada mucho tiempo. Después de todo, un extraño podría traicionar los secretos comerciales del Grupo Lines sin remordimientos, pero ella no tenía motivo para hacerlo; después de todo, la compañía fue una sucursal fundada por sus padres.
Rosana regresó a su oficina. Pronto, su secretaria tenía el contrato listo y tras echarle un vistazo, lo firmó sin vacilar.
Luego extendió el contrato y preguntó: “¿Dónde está la información?”
Con el rostro tenso, Alonso dijo: “Pensé que realmente no te importaba encontrar a la persona que huyó del accidente.”
Con una sonrisa contenida, Rosana replicó: “No perdamos tiempo.”
“He pasado años buscando alguna pista, y finalmente encontré algo relacionado con la familia
Montes.”
“¿La familia Montes? ¿La familia de Lourdes?”
Alonso asintió: “Exactamente.”
Rosana pensó en que la familia Montes había protegido a Lourdes y concluyó que el verdadero conductor de aquel fatídico día debía ser alguien de la familia Montes, dejando al chofer como chivo expiatorio.
“Rosana, incluso si lo sabes, no podrías investigarlo por tu cuenta. Sola, eres demasiado vulnerable.”
Con ironía, ella replicó: “Si soy tan débil, ¿por qué buscas trabajar conmigo?”
Tras decir eso, vio cómo el rostro de Alonso se oscurecía de inmediato y su humor mejoró notablemente, luego se marchó del grupo empresarial.
Rosana no esperaba que la familia Montes estuviera involucrada, pero necesitaba pensar en cómo investigar, identificando quién de esa familia había estado en Alicante en aquel
entonces.
Rosana volvió a la base del equipo de la escuela. El equipo de filmación seguía trabajando, aunque había menos espectadores que antes.
“Rosana, llegaste tarde otra vez hoy.”
Gerardo, sentado bajo una sombrilla, la miró con calma: “Aunque seas mi hermana, ¿no te parece mal hacer esperar a todos cada vez que llegas tarde?”
Disfrutando del drama, Leonor añadió: “Sí, Rosana, eres la única a quien le falta filmar su
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parte.”
Con una mirada fría, ella respondió: “Creo que está bien. No tengo prisa.”
“¡Qué actitud, Rosana!”
“No soy tu hermanita y tengo algo de dignidad. Mi equipo necesita entrenar más tarde, así que, no tengo tiempo para filmar.”
Después de soltar esas palabras, se fue, sin importarle la reacción de Gerardo. Si ella no estaba preocupada, entonces eso no le afectaría.
Gerardo siempre disfrutaba de interpretar el papel del buen hermano en público, ¿no?
Entonces, dejaría que se encargara del desastre y cuando no pudiera soportarlo más, seguramente dejaría de buscar problemas.
Justo cuando Rosana regresó a su oficina, Gerardo entró furioso.
“¿Lo hiciste a propósito?”
“Sí, exactamente.” Ella lo miró con una sonrisa burlona: “Después de todo, el dinero que se está quemando no es mío.”
“Fantástico, ahora resulta que te has vuelto inteligente.” Gerardo, visiblemente irritado, replicó: “Pero no creas que has ganado. Esta noche filmaremos en exteriores. Supongo que no tienes entrenamiento por la noche, ¿verdad?”
“Sí, está bien.” Rosana aceptó de inmediato.
Ya que Gerardo no tenía intención de malgastar más tiempo allí, ella tampoco tenía ganas de seguir discutiendo con él. Después de todo, no podía permitirse perder tiempo.
Gerardo se fue furioso y Marina entró con una sonrisa: “¿Así que ya no seguirá buscando pretextos para retrasar todo?”
“Supongo que no. Gerardo es quien más cuida su imagen, no puede permitirse quedarse estancado aquí.”
“Pero, Rosana, por cómo se ve Gerardo, no parece que vaya a rendirse fácilmente. Deberías pensar en algo pronto, no puedes dejar que te amenace constantemente.”
Ella asintió: “Estos últimos días he estado recopilando todo el material comprometedor sobre él. Con solo hacerlo público, se arrujnará su reputación y puede despedirse de ganar el premio al Mejor Actor este año.”
Después de hablar, notó que parecía haber alguien detrás de la puerta entreabierta.
Rosana miró hacia allá: “¿Quién es?”
No hubo respuesta, Marina se acercó a la puerta y echó un vistazo: “No hay nadie.”
Leonor estaba escondida en la vuelta de la esquina, revisando la grabación de la conversación en su teléfono, con una sonrisa triunfante en su rostro.
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Si Gerardo llegara a escuchar eso, seguro que le daría una buena lección a Rosana, pero se lo buscó ella misma, pensó con malicia.
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