Capítulo 427
Alonso habló con un tono melancólico: “Ahora te toca a ti suplicarme ayuda.”
Aún recordaba claramente lo sucedido en la Empresa del Arce, cuando Rosana lo había forzado a suplicarle.
Alonso le había guardado rencor desde entonces, y finalmente había llegado el momento de escucharla decir esas palabras. Finalmente, ella no podría mantener su postura.
Rosana respondió fríamente: “No, esta vez sigues siendo tú quien me pide ayuda.”
Alonso soltó una risa burlona: “Rosana, por respeto a nuestros padres, te he tolerado tus idioteces una y otra vez, pero si sigues siendo tan obstinada, mejor vete de la empresa antes de que se agote mi amabilidad.”
Ella echó un vistazo a la oficina e inmediatamente, vio la inscripción hecha por su padre que decía “El cielo recompensa el esfuerzo“.
Rosana permaneció inmóvil: “Pero fuiste tú quien me mandó a buscar.”
“¿Yo te busqué? No bromees, ¿cómo iba a buscarte? Mejor vete, aún tengo trabajo que hacer. Incluso sin tu código para el firewall, pude encontrar a alguien capaz de reescribirlo.” Alonso agregó con sarcasmo: “Nadie es irremplazable.”
“Tienes razón, pero la persona que buscaste en el mercado negro soy yo.”
“¿Tú? Imposible.”
Alonso la contradijo casi de inmediato, mirándola fijamente: “La persona que busqué es bien conocida en el mercado negro por ser confiable, ¿cómo podrías, a tu corta edad, ser famosa allí?”
Rosana explicó tranquilamente: “Originalmente, solo tomé un trabajo a tiempo parcial para ganar dinero, ya que no era la primera vez que escribía un sistema de firewall y estaba familiarizada con el proceso. Pero cuando vi la dirección de la empresa ayer, supe que eras tú, así que rechacé el trabajo.”
Después de decir eso, Rosana miró a Alonso con calma.
Su rostro se tensó, ya que la persona que había contratado efectivamente había rechazado el trabajo después de conocer la dirección de la empresa. Entonces, bajó la vista hacia los documentos frente a él, sin saber qué decir.
Rosana continuó: “La primera vez que me registré en el mercado negro fue cuando la compañía tecnológica de Julio tuvo problemas, así que pensé en aprender informática por mi cuenta para ver si podía ayudar, pero después de que Julio descubrió que tenía contacto con el mercado negro, me prohibió volver a involucrarme.”
Alonso intervino: “Supongo que vienes a disfrutar de la situación, ¿no es así?”
Ella levantó la cabeza para mirarlo: “Honestamente, no tengo tiempo para eso.”
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Capítulo 427
“Y aun así vienes, para mostrarme que sin ti no puedo encontrar a alguien de confianza, ¿verdad?” Alonso se ajustó la corbata, visiblemente molesto.
“Hagamos un trato; te escribo un nuevo código para el firewall según nuestro acuerdo original y tú me das la información que necesito.”
Rosana lo miró fijamente: “Este trato debería ser beneficioso para ti.”
“Rosana, ¿qué te hace pensar que aceptaré? No confío ni en la gente de afuera, ¿cómo voy a confiar en ti después de que hackeaste nuestro sistema y me causaste tantos problemas?” Alonso no quería pasar por la misma situación otra vez.
“Pero si recurriste al mercado negro, ¿no demuestra que ya no puedes encontrar a la persona adecuada?”
Rosana se levantó: “No tengo prisa, si cambias de opinión puedes contactarme. Si no quieres que el resto de los Lines sepan que el software del firewall fue escrito por mí, podemos firmar un acuerdo de confidencialidad.”
Ella sabía que a Alonso, quien valoraba tanto su orgullo, no le gustaría que su familia supiera que había recurrido a ella nuevamente.
Estaba a punto de irse cuando la voz de Alonso la detuvo.
“Rosana, ¿preferirías hacer este trato conmigo en lugar de perdonar a Félix, aunque sea solo esta vez?”
“No es que no quiera perdonarlo, es que Leonor y tú nunca lo han hecho.”
Rosana se detuvo, con su mirada llena de sarcasmo: “¿Acaso es divertido tratar de darme lecciones morales todo el tiempo?”
Alonso se sintió provocado por la mirada de Rosana y estalló, señalando la inscripción dejada por su padre, al exclamar con fuerza: “¿Te atreverías a decir eso frente a las palabras que dejó papá?”
“¿Y tú te atreverías? ¿Podrías contarles todo lo sucedido sin sentir remordimiento alguno?” Rosana respondió con firmeza: “Al menos yo no me engaño a mí misma ni manipulo moralmente a los demás, pretendiendo estar limpia de toda culpa.”
Dicho eso, se marchó sin siquiera mirar atrás.
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