Capítulo 560
Aurora sintió que el mundo se detenía por un instante. Ahí, frente a ella, estaba Fabiola – la mujer que siempre había mirado a todos por encima del hombro – inclinando la cabeza en una disculpa. Era como si de repente el orden natural del universo se hubiera trastocado.
La expresión altiva que Aurora recordaba tan bien se había desvanecido del rostro de Fabiola. En su lugar, una máscara de humildad cubría sus facciones mientras sus labios temblaban ligeramente al pronunciar las palabras de arrepentimiento.
El corazón de Aurora, siempre presto a la compasión, comenzó a ablandarse ante aquella muestra de vulnerabilidad. Sin embargo, antes de que pudiera articular palabra alguna, la voz cortante de Salvador atravesó el aire como un látigo.
Sus ojos brillaban con indignación mientras señalaba acusadoramente a Fabiola. “¿Ahora vienes a pedirle perdón a nuestra Aurora? Solo porque necesitas algo de ella. No, Aurora no tiene por qué aceptar tus disculpas. Mejor vete.”
Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Fabiola, dejando surcos brillantes en su rostro. “No es lo que piensas. He reflexionado sobre mis errores, de verdad. Estos días… he vivido como una pordiosera, sintiendo en carne propia la indiferencia de la gente. Solo así pude entender la vida que Mar llevó todo este tiempo. Fui… fui una persona horrible con ella.”
Salvador soltó una risa seca y amarga. “¿No has escuchado que el arrepentimiento tardío no vale ni un cacahuate?”
Fabiola se cubrió el rostro con las manos, ahogando un sollozo.
Aurora observaba la escena con un nudo en la garganta. Ver a Fabiola, quien siempre había sido su mayor, humillándose de esta manera, le provocaba sentimientos encontrados. Quizás, pensó, como la más joven debería mostrar algo de compasión.
Sus ojos se suavizaron mientras contemplaba a la mujer quebrada frente a ella. “Dime qué necesitas. Si está en mis manos y no es algo descabellado, veré qué puedo hacer.”
Fabiola bajó las manos lentamente, revelando sus ojos enrojecidos. “Estos días no he podido dejar de pensar en tu infancia. Eras tan lista, tan dulce… siempre dispuesta a ayudar, siempre atenta a mis palabras. Fueron los momentos más felices de mi vida.” Su voz se quebró. “Aurora… sé que es mucho pedir, pero mis días están contados. Solo quisiera… quisiera volver a vivir contigo.”
Salvador dio un paso al frente, su rostro contraído por la ira. “¡Ni hablar! Claro que fuiste feliz, ¡pero tu felicidad se construyó sobre el sufrimiento de nuestra Aurora!”
Una sombra de decepción cruzó el rostro de Fabiola. Sin embargo, conociendo bien los puntos débiles de Aurora, la miró con ojos suplicantes. “Mar, me queda poco tiempo. Solo añoro regresar a aquellos días que compartimos…”
Aurora permaneció en silencio, su mente un torbellino de recuerdos y emociones
contradictorias. Finalmente, levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Fabiola.
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Capítulo 560
“Está bien, puedes quedarte conmigo.”
El rostro de Fabiola se iluminó con esperanza.
Aurora mantuvo su mirada firme. “Pero con una condición: quiero que me cuentes la historia de mi padre.”
Salvador observó a Aurora con preocupación evidente en sus ojos. El anhelo por conocer a su padre seguía tan vivo como siempre en ella.
Fabiola pareció hundirse en sus pensamientos por un momento. Cuando finalmente habló, su voz sonaba pesada. “Creo que ya es hora de que sepas toda la verdad.”
Sus hombros se hundieron ligeramente. “La realidad es que… no soy tu madre biológica.”
Aurora no mostró sorpresa alguna. Ya lo había intuido desde hace tiempo. La manera en que Fabiola derrochaba amor por la caprichosa y arrogante de Cynthia, mientras trataba con crueldad a la sensata e inteligente Marina, había sido evidencia suficiente. Era claro como el agua que no sentía amor maternal por Marina.
Sus ojos se clavaron en Fabiola. “¿Quién es mi verdadera madre?”
Fabiola agachó la cabeza y guardó silencio por lo que pareció una eternidad. “Soy tu tía. Eres hija de mi hermana.”
La revelación golpeó a Aurora como un rayo. Si compartían un lazo de sangre tan cercano, ¿por qué Fabiola no la había tratado con amor, aunque fuera por respeto a la memoria de su
hermana?
Fabiola tomó aire antes de continuar. “Mi hermana… a pesar de venir de una familia humilde, era extraordinariamente inteligente y hermosa. Cuando presentó el examen de admisión para la universidad, sacó el primer lugar a nivel nacional y entró a la mejor universidad del país. Ahí fue donde conoció a tu padre.”
Sus ojos brillaron con un destello de nostalgia. “Mi hermana era como un imán para los hombres, por su belleza e inteligencia. Tu padre no fue la excepción. La persiguió sin descanso hasta que por fin aceptó ser su novia.”
La voz de Fabiola adquirió un tono más sombrío. “Aunque la verdad es que ella no quería nada con él. Pero en ese entonces, nuestra familia atravesaba por una crisis terrible. Tu abuela tenía cáncer y necesitábamos una fortuna para sus tratamientos. Tocamos todas las puertas posibles, pero cuando nuestros parientes vieron lo grave de la situación, se hicieron de la vista gorda. Tu padre se enteró de nuestros problemas y ofreció ayuda. Ya sabes cómo son estos juniors, para ellos soltar uno o dos millones no es nada. Mi hermana, aunque era egresada de una universidad prestigiosa, sabía que jamás podría juntar ese dinero por su cuenta. Así que…
decidió hacerse su novia.”
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