Capítulo 554
Aurora no podía dar crédito a lo que veía. La arrogancia característica de Daniela se había esfumado, reemplazada por una amabilidad tan inusual que despertaba sus sospechas. Sus años de experiencia le habían enseñado que los cambios repentinos de actitud rara vez traían
buenas noticias.
Aurora tensó ligeramente los labios, formando una sonrisa diplomática que había perfeccionado con los años.
“Te lo agradezco mucho.”
El ascensor subía con un zumbido apenas perceptible. Aurora notó cómo Daniela se frotaba inconscientemente el dedo anular, ahora desnudo, mientras la observaba por el rabillo del ojo.
Daniela rompió el silencio, su voz teñida de una curiosidad mal disimulada. “Oye, Aurora, ¿qué asuntos tienes que tratar con mi abuelo?”
Aurora fingió no notar la ausencia del anillo de matrimonio en la mano de Daniela, aunque su mente ya comenzaba a tejer teorías sobre lo que eso podría significar.
“Solo necesito aclarar algunos puntos con él.”
El silencio volvió a instalarse entre ellas mientras Daniela la guiaba hacia el estudio de
Eugenio.
La presencia del patriarca de los Hidalgo llenaba la habitación. Sus gafas de montura dorada brillaban bajo la luz que se filtraba por los ventanales, enmarcando una mirada que denotaba años de poder y decisiones difíciles. Al ver a Aurora, se quedó inmóvil por un instante, como si hubiera estado esperando este momento durante años.
Con un gesto autoritario de su mano, despidió a su nieta. “Ya te puedes retirar, Daniela.”
La tranquilidad en el rostro de su abuelo despertó la curiosidad de Daniela. Sin embargo, años de obediencia familiar pesaron más que su deseo de saber. Giró sobre sus talones y cerró la puerta con suavidad.
Sus pasos se detuvieron justo al otro lado. El silencio en el pasillo le permitiría escuchar cada palabra.
Aurora se plantó frente al escritorio de caoba, su postura erguida denotaba una determinación forjada por años de adversidad. “¿No le intriga mi presencia aquí, don Eugenio?”
Los dedos arrugados de Eugenio sostenían una pluma con firmeza, trazando letras sobre el papel con una calma que solo los años podían otorgar.
“¿Qué motivo te trae a mi despacho?”
Aurora inhaló profundamente, intentando controlar el temblor en su voz. Sus dedos jugueteaban nerviosamente con el objeto en su bolsillo. “¿Acaso ya lo intuye?”
Eugenio dejó la pluma sobre el escritorio. Sus ojos, detrás de los cristales dorados, se clavaron
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Capítulo 554
en ella con la intensidad de quien ha guardado secretos durante décadas. “No soy adivino, muchacha. No puedo saber qué te ha traído hasta aquí.”
Los dedos de Aurora se cerraron alrededor del brazalete en su bolsillo. El metal frío contra su piel le recordaba todo lo que estaba en juego. Su instinto le gritaba que Eugenio conocía perfectamente su identidad, pero su actitud distante era una clara declaración de rechazo.
La incertidumbre se apoderó de ella, congelando las palabras en su garganta.
“¿Por qué te has quedado callada?”
Con movimientos deliberadamente lentos, Aurora extrajo el brazalete. La máscara de indiferencia de Eugenio se agrietó por un instante al reconocerlo.
La verdad golpeó a Aurora como una bofetada. Los Hidalgo siempre habían sabido de su existencia. Habían elegido ignorarla, decididos desde el principio a mantenerla alejada de su mundo de privilegios.
La realidad era más amarga de lo que había imaginado.
“Este brazalete perteneció a mi padre biológico.” Sus ojos no se apartaban del rostro de Eugenio, registrando cada microgesto. “¿Es una reliquia de la familia Hidalgo? Necesito saber quién es mi padre.”
El rostro de Eugenio se endureció como granito.
El silencio se extendió entre ellos como un abismo.
Cuando Aurora estaba a punto de darse por vencida, la voz de Eugenio cortó el aire. “Si lo encuentras, ¿qué pretendes hacer?”
El color abandonó el rostro de Aurora.
“¿Qué cree usted que busco?”
¿Acaso la veía como una oportunista en busca de una fortuna familiar?
“Puedo darte el dinero que necesites.” La voz de Eugenio sonaba como si discutiera un negocio cualquiera. “Pero con eso se termina todo. La familia Hidalgo no puede permitirse un escándalo que manche su nombre.”
El cuerpo esbelto de Aurora se estremeció. Una risa amarga escapó de sus labios. “Sobreviví los momentos más oscuros de mi vida sin la ayuda de ningún familiar. A estas alturas, ya no soy tan ingenua como para esperar amor paternal.”
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