Capítulo 526
El sol de mediodía se filtraba por los ventanales de la oficina, bañando el espacio en una luz dorada. Victor, con una sonrisa genuina iluminando su rostro, se encontró con Aurora en el pasillo.
“¿Qué onda, hermanita? ¿Acabas de llegar?”
Aurora respondió con un gesto suave, apenas inclinando la cabeza.
Víctor, percibiendo el ambiente, dio un paso atrás. Sus ojos se movieron brevemente hacia Salvador antes de hablar. “Abuelito, mejor los dejo para que conversen.”
Salvador respondió con un gesto silencioso, sus ojos comunicando claramente que podía retirarse.
Los pasos de Víctor se fueron desvaneciendo por el corredor mientras Aurora se acercaba al escritorio de caoba, depositando con cuidado la lonchera que había traído. Salvador la observaba con una mirada llena de afecto. En un movimiento repentino, extendió su mano hacia ella, atrayéndola en un abrazo cálido.
“Mi amor, ahora que eres mi esposa, ¿no crees que deberíamos pasar más tiempo juntos?”
La expresión de Aurora se tensó ligeramente, pero mantuvo una sonrisa suave. “¿No te basta con el acta de matrimonio? Me sorprende verte tan inquieto todavía.”
Salvador dejó escapar un suspiro. Su voz se suavizó. “Es que eres tan especial para mí que a veces temo que todo esto sea un sueño.”
Una risa nerviosa escapó de los labios de Aurora. “Ay, por favor. No digas esas cosas. Solo soy una mujer común y corriente, nada que ver con esas bellezas que otros buscan. Solo tú me ves así, como si fuera algo extraordinario.”
“Aurora, sabes lo mucho que significas para mí. ¿Por qué no confías plenamente en nosotros?”
La confusión se dibujó en el rostro de Aurora. “Pero si ya confío en ti completamente, ¿no es así?”
Sus palabras eran sinceras; Salvador representaba su único refugio seguro, la única persona en quien podía confiar sin reservas.
Salvador sintió que su corazón se aceleraba ante esa declaración de confianza. Con delicadeza, la guio hacia el sofá de cuero.
“Salva, espera.”
“Tranquila, mi amor.”
En ese preciso instante, el timbre estridente del celular rompió el momento. Aurora abrió los ojos para ver el nombre de Isaac parpadeando en la pantalla. Una sombra de incomodidad cruzó su rostro mientras miraba a Salvador.
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Capítulo 526
El rostro de Salvador se ensombreció momentáneamente por la interrupción, pero mantuvo la compostura.
“No hagas caso, sigamos conversando,” susurró Aurora.
Salvador, con una sonrisa enigmática, presionó el botón para contestar la llamada, dejando a Aurora perpleja. “¿Qué haces…?”
El sol continuaba brillando con intensidad afuera, indiferente a la tensión que se desarrollaba en la oficina.
En algún lugar de la ciudad, Isaac, sosteniendo su teléfono, sintió como si el mundo se derrumbara a su alrededor. Con un movimiento brusco, arrojó el celular contra la pared.
A través de su ventana, el cielo despejado parecía burlarse de su tormento. Isaac se quedó inmóvil, perdido en sus pensamientos, preguntándose sobre la profundidad de los sentimientos entre Salvador y Aurora.
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