Capítulo 524
La luz mortecina que se filtraba por las ventanas del hospital proyectaba sombras alargadas sobre las paredes blancas. Cynthia, recostada en la cama de hospital con el suero goteando ritmicamente a su lado, observaba a Isaac con una mezcla de desesperación y astucia en sus ojos.
Sus dedos jugueteaban nerviosamente con la sábana mientras se humedecía los labios
resecos.
“Mi amor, ¿te acuerdas del Chronos Élysée?”
Isaac tensó la mandíbula. Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios mientras sus ojos se oscurecían por el recuerdo.
“¿Te refieres al que hiciste pedazos?”
El pánico destelló en los ojos de Cynthia como un animal acorralado. Sus dedos se crisparon sobre la tela blanca.
“¿No crees que hay algo… extraño en ese objeto? Algo que no termina de cuadrar.”
Isaac frunció el ceño. Las arrugas en su frente se profundizaron mientras sus pensamientos vagaban hacia aquellas revelaciones que tanto lo atormentaban.
“Sí, tiene algo siniestro. Me mostró secretos que nadie más conocía.”
Sus ojos se endurecieron como piedras, y su voz adquirió un filo cortante.
“Como por ejemplo, todas tus conspiraciones contra Marina y Valentina.”
El color abandonó el rostro de Cynthia. Sus manos temblaban mientras intentaba incorporarse en la cama.
“¡No lo entiendes! Esas imágenes… Enzo las manipuló para que las vieras. Solo quiere vengarse de mí, hacer que me abandones. ¡Todo lo hace para quedar bien con Aurora!”
Una risa seca y sin humor escapó de los labios de Isaac.
“¿Y por qué no debería dejarte?”
La furía contenida durante tanto tiempo explotó como una presa que se rompe. Sus puños se cerraron con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.
“Jamás pensé que la mujer que tanto amaba pudiera ser tan ruin. ¿Usar la vida de mi propia hija como moneda de cambio solo para competir con Marina? ¿En qué clase de monstruo te convertíste?”
El rostro de Cynthia se contorsionó en una máscara de resentimiento.
“¡Todo esto pasó porque después de tener un hijo con Marina, no podías dejar de pensar en volver con ella! ¿Qué esperabas que hiciera? ¡Hice todo lo posible para evitar que regresaras!
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Pero claro, como yo no valía nada para ti, me fuiste haciendo cada vez más a un lado…”
La vergüenza y el remordimiento se mezclaron en el rostro de Isaac como una tormenta
Oscura.
“Así que por eso fingiste estar al borde de la muerte tantas veces… Por eso montaste todos esos intentos de suicidio, para manipular mi compasión. Y yo, como un completo idiota, abandoné a mi esposa y a mis hijos para correr a tu lado. Los llevé directo a la muerte con mi estupidez.”
La rabia estalló en sus ojos. En un movimiento repentino, sus manos se cerraron alrededor del cuello de Cynthia.
“Deberías estar muerta.”
El rostro de Cynthia se tornó blanco como el papel. Sus labios temblaron mientras luchaba por respirar.
“Es–espera… ¿No te has preguntado de dónde salió realmente el Chronos Élysée?”
Los ojos de Isaac ardían con un fuego helado.
“Mataste a Valentina. Eso es algo que nunca podré perdonarte.”
Cynthia, desesperada, aferró la mano que la estrangulaba.
“Lo admito… fui terrible, hice cosas imperdonables. Pero Isaac, ¿por qué confías ciegamente en lo que te muestra ese objeto?”
La presión en el cuello de Cynthia disminuyó gradualmente. Isaac retiró la mano como si el contacto con su piel le quemara.
“¿De qué estás hablando?”
Un brillo febril iluminó los ojos de Cynthia.
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“¡Enzo no es quien dice ser! ¡No es una persona normal! ¿Y si el Chronos Élysée es solo una herramienta maligna que está usando para manipularnos?”
Los ojos de Isaac se abrieron con sorpresa.
“¿Qué quieres decir exactamente?”
Cynthia se inclinó hacia adelante, bajando la voz hasta convertirla en un susurro conspirador.
“Desde mi lesión cerebral, he estado viendo cosas… cosas sobre Enzo. El hombre que conocemos ahora, el que se hace llamar Salvador… no es quien aparenta ser.”
Isaac cerró los ojos con pesadez. El cansancio se dibujaba en cada línea de su rostro.
“Después de tu lesión cerebral… comenzaste a tener alucinaciones. Era de esperarse.”
Cynthia se enderezó bruscamente, la desesperación brillando en sus ojos,
“¡No estoy loca! ¡Tienes que creerme! ¡Los doctores están bajo su control! Enzo los está
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Capítulo 524
manipulando para que me declaren demente… así nadie creerá lo que sé sobre él.”
Un suspiro profundo escapó de los labios de Isaac.
“De verdad perdiste la razón.”
Con movimientos mecánicos, Isaac comenzó a tramitar el traslado de Cynthia para su cirugía. Cuando la ambulancia llegó, la arrastró hacia ella sin contemplaciones.
El terror se apoderó de Cynthia. La idea de convertirse en una marioneta más de Enzo la hizo gritar con todas sus fuerzas.
“¡La pitahaya hace que la orina se vuelva roja! ¡Enzo me lo dijo! ¡Él me enseñó a fingir mis enfermedades! ¡Si no fuera por él, Valentina seguiría viva! ¡Por su culpa Marina te odia tanto!”
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