Capítulo 12
Sus ojos brillaban con un toque de humedad, y Rafael interpretó aquel brillo como señal de temor. Entrelazó sus dedos con los de ella en un gesto íntimo que pretendía transmitirle seguridad, fusionando sus manos en una promesa silenciosa.
-No tengas miedo, yo me encargo.
Al acomodarse en el interior del vehículo, una extraña inquietud comenzó a apoderarse de Amelia. La preocupación no nacía por ella misma sino por Rafael, aunque al reflexionar sobre ello, no comprendía exactamente el origen de su nerviosismo, especialmente sabiendo que él siempre demostraba absoluto control sobre cualquier situación.
Humedeció sus labios resecos y deslizó el dedo por la pantalla luminosa de su celular, buscando descubrir la magnitud del escándalo en las redes sociales. La avalancha de comentarios mordaces la recibió sin piedad.
[Esta mujer claramente busca sacar provecho, es una oportunista tras la fortuna de Rafael, no se engañen.]
[Aunque no sigo mucho estas noticias, recuerdo que cuando Rafael se casó con Amelia, muchos cuestionaban esa unión por motivos evidentes…]
[Esta relación terminará inevitablemente en divorcio, ¿quién podría tolerar semejante traición?]
[Analicemos la situación: si Amelia no mantuviera contacto con Esteban, ¿él tendría motivos para hacer declaraciones? No es ingenuo.]
[La pobre ilusa sigue enamorada, pero después del divorcio con Rafael puede olvidarse de ver un peso, ni en sueños volverá a tener acceso a esa fortuna…]
El vehículo se aproximó lentamente hacia la entrada principal. Amelia guardó su celular y dirigió la mirada hacia Rafael. La tenue iluminación proyectaba sombras sobre su rostro, imposibilitando distinguir sus emociones tras aquella máscara de impasibilidad.
Las puertas del complejo residencial se abrieron revelando un enjambre de periodistas que se abalanzaron inmediatamente. A pesar de su experiencia como directora presenciando innumerables situaciones similares en la industria del entretenimiento, Amelia jamás había sido protagonista de semejante acoso mediático. La escena le resultaba intensamente
surrealista.
Rafael indicó al conductor detener la marcha con un gesto discreto.
-Esperá en el auto.
Amelia, cediendo a un impulso instintivo, sujetó la mano de Rafael. Él se volvió hacia ella con expresión indescifrable.
-Voy con vos.
Era su conflicto, y no podía permitir que él enfrentara solo las consecuencias de sus acciones.
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Capítulo 12
-¿Ya pensaste cómo vas a responder las preguntas de los periodistas? -inquirió Rafael con voz impasible.
Antes que pudiera articular respuesta alguna, Rafael ya había abandonado el vehículo. La ráfaga invernal se coló brevemente en el habitáculo, provocando en Amelia una súbita sensación de desamparo. La puerta se cerró contundentemente, aislándola nuevamente del exterior como si aquella corriente helada hubiera sido meramente ilusoria.
Los flashes resplandecieron transformando la penumbra nocturna en un día artificial. Amelia observó a través del cristal polarizado. Los reporteros acosaban a Rafael acercando incesantemente sus micrófonos hacia su rostro. La carrocería del vehículo bloqueaba parcialmente el sonido, permitiendo que apenas un murmullo ininteligible penetrara en el
interior.
Descendió levemente la ventanilla para captar las palabras intercambiadas.
-¿Se va a divorciar de su esposa?
-¿Qué opina de que Esteban se haya encontrado con su esposa?
-No, no me voy a divorciar-respondió Rafael manteniendo absoluta serenidad.
-Ella me informó previamente sobre su encuentro con el señor Cárdenas.
-Respecto al contenido de su conversación, pertenece a la privacidad de mi esposa, no me corresponde revelarlo.
-¿Está la señora Peretti en el vehículo? ¿Podría ofrecernos algunas declaraciones? -insistió
un periodista.
-Mi esposa no está en condiciones de…
Interrumpiendo sus palabras, Amelia descendió del automóvil enfrentándose al tumulto. Los periodistas reorientaron inmediatamente sus micrófonos hacia ella. Rafael reaccionó apartando a la multitud para posicionarse junto a ella; con un brazo la protegió de la invasión mediática mientras con el otro la rodeaba en un inequívoco gesto protector.
-Efectivamente, me reuní con el señor Cárdenas para devolverle algunas pertenencias del pasado. Mi conciencia está perfectamente tranquila, no realicé absolutamente nada que pudiera deshonrar a mi marido -declaró Amelia mirando directamente a los periodistas, para luego dirigirse a Rafael-. También quiero expresar mi agradecimiento hacia mi esposo por su confianza incondicional y su profundo respeto.
Rafael no pudo ocultar su sorpresa ante aquellas palabras.
Una violenta ráfaga invernal atravesó el lugar haciendo que Amelia se estremeciera. Rafael intensificó su abrazo protector. Las cámaras capturaron instantáneamente aquel momento de aparente intimidad matrimonial.
Después de permitir que los reporteros obtuvieran suficiente material gráfico, Rafael miró fijamente hacia una cámara específica, como si a través de ella dirigiera un mensaje directo hacia alguien en particular.
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Capítulo 12
-Cuando uno realmente ama a alguien, no la expone al escarnio público.
Ajustó su corbata con elegante precisión mientras un destello gélido atravesaba su mirada.
-Mi esposa y yo compartimos un amor profundo, capaz de resistir cualquier adversidad. El señor Cárdenas puede intentarlo cuanto desee, pero dudo seriamente que consiga
arrebatármela.
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Capítulo 13
Rafael habló con un tono cargado de soberbia y desdén, sin considerar a Esteban como un contrincante digno. Su presencia imponente y actitud dominante dejaron una impresión profunda en los periodistas que los rodeaban.
En cuestión de segundos, Rafael ya había retornado al auto con Amelia. El vehículo se deslizó velozmente hacia Nordelta, dejando atrás a la jauría de periodistas.
Amelia experimentó un alivio inconmensurable; al menos este asunto había quedado clarificado ante el público. El auto había recorrido una distancia considerable cuando notó que aún mantenía su mano entrelazada con la de Rafael, y la retiró abruptamente como si el contacto la hubiera quemado.
Rafael la observó discretamente y con naturalidad apartó su propia mano.
-Dale una botella de agua a la señora.
Tras pronunciar estas palabras, se reclinó en el asiento y cerró los párpados, como vencido por el agotamiento.
Desde el asiento delantero, Leonardo le extendió prontamente una botella y comentó:
-Señora, el señor Peretti apenas ha dormido seis o siete horas en estos tres días.
Amelia sintió una punzada de remordimiento. Asintió en silencio, tomó la botella de agua Evian y súbitamente advirtió la aguda observación de Rafael. Desenroscó la tapa y bebió varios sorbos; el agua fresca alivió su garganta reseca.
En su celular, Maite le envió un mensaje.
[¡Dios mío! ¡Tu marido está espléndido! ¡Ese discurso fue absolutamente demoledor!]
Adjuntaba un enlace. Aquellos periodistas trabajaban con eficiencia sorprendente; en minutos ya habían subido el video a múltiples plataformas. Un magnate desafiando públicamente a otro rival constituía un momento emblemático poco frecuente, y la audiencia lo saboreaba intensamente. En apenas veinte minutos, las comparticiones superaron las cien mil.
Amelia, para no perturbar el descanso de Rafael, silencio su dispositivo y reprodujo el video. En las imágenes, el semblante severo de Rafael emanaba una actitud confrontativa, generando la sensación de mantener al mundo a distancia. Sin embargo, al abrazarla, su expresión pareció suavizarse inexplicablemente.
Impulsada por un impulso inexplicable, Amelia descargó el video. Luego revisó los comentarios.
[Exitoso, atractivo, competente y además adora a su esposa… ¿dónde consigo un marido semejante?]
[¿Cómo responderás ahora, señor Cárdenas? Vamos, que se desate la guerra entre titanes.]
[Esta mujer es impresionante, ¿en serio apareció sin maquillaje con ese rostro? ¿Cómo será en
La Directora de mi Histora 12
La Directora de mi Histora 12
Posted by ? Views, Released on March 15, 2025
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La Directora de mi Histora
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