Capítulo 378
Al salir, el celular de Jordana sonó nuevamente, pensó que quizás Lorenzo había olvidado decirle algo y por eso la llamaba. Pero al revisar el teléfono, vio que era una llamada de una compañera de clases en el primer año de secundaria. Durante ese periodo, habían compartido pupitre y tenían una buena relación. A lo largo de los años, ocasionalmente la invitaba a reuniones de antiguos alumnos, pero ella siempre había preferido mantenerse al margen,
rechazando cada invitación.
De hecho, había invitado a esa compañera a su boda efectuada el día anterior, aunque no recordaba si había asistido.
Jordana se detuvo y contestó la llamada, preguntando: “¿Qué pasa, Laura?”
Con una voz alegre, Laura respondió, “Jordana, mañana es mi boda. Quería decirtelo ayer durante tu boda, pero estabas tan ocupada que no tuve oportunidad de hablar contigo. Si puedes, me encantaría que asistieras con tu esposo. También he invitado a varios de nuestros antiguos compañeros de clase, así podríamos reunirnos.”
Jordana guardó silencio por un momento antes de aceptar. Había pasado años sin asistir a cualquier reunión de exalumnos y apenas recordaba a sus compañeros de la secundaria, por lo que la idea de reunirse no le interesaba en lo más mínimo.
Además, le preocupaba que varios chicos de su clase que le habían gustado en el pasado pudieran provocar una situación incómoda, aunque hubieran pasado muchos años. Sin embargo, había un dicho sobre la reciprocidad en las invitaciones a eventos importantes, y dado que ella había asistido a su boda, sentía que no podía faltar a la de ellos.
Después de intercambiar unas palabras más, colgaron el teléfono y Jordana llegó a la entrada. El Museo se encontraba a orillas del río y el viento era fuerte en esa zona. En Aguamar, rara vez hacía buen tiempo en invierno; el cielo solía estar cubierto de nubes grises.
El frío, combinado con el viento gélido que soplaba desde el río, le cortaba el rostro como un cuchillo, haciendo que salir fuese especialmente desagradable. Al llegar a la salida, se colocó un gorro y una mascarilla que Lorenzo le había dado antes, pero el viento penetraba igual. Casi no había gente en las calles, nadie quería aventurarse en semejante frío.
Después de esperar unos diez minutos, llegó Lorenzo. El auto se detuvo a su lado, y Jordana subió.
“¿Por qué saliste del museo? Te dije que esperaras adentro“, dijo Lorenzo con un tono suave y cálido, aunque con un ligero reproche. “Estar en el viento tanto tiempo puede causarte dolor de cabeza.”
“Me preocupaba hacerte esperar demasiado, además, estaba abrigada.”
“Como tu esposo, esperarte es lo más natural del mundo. Además, con este viento, el gorro no es de mucha ayuda.”
Lorenzo tocó su nariz con afecto, como si estuviera regañando a una niña, “No puedes hacer
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esto la próxima vez.”
Pocas cosas lograban que Jordana se sintiera tan querida y cuidada, como las acciones de su esposo. Especialmente, la ternura y el mimo que prodigaba en su voz, eran irresistibles, despertando un profundo cariño en ella.
Jordana rara vez sentía tal apego, pero en ese momento, encontró extremadamente preciosa la gentileza de Lorenzo. Dicen que el amor es la perdición de los héroes, pero cuando un hombre muestra su lado tierno, las mujeres también se encuentran indefensas.
“Está bien, lo recordaré la próxima vez.”
Jordana sonrió, sintiendo un suave dulzor en su corazón.
a través de la ventana del auto, el mundo exterior parecía sombrío y desolado pero dentro de Jordana, se abrían las flores, llenando su corazón como la primavera.
Luego, recordando el tema de la boda, le dijo a Lorenzo, “Una compañera de la secundaria me llamó hace un momento, se va a casar. ¿Tendrás tiempo para acompañarme a su boda mañana?”
Lorenzo respondió sin dudarlo, “Claro, estos días estoy libre. Después de la boda, podríamos ir a la Montaña del Sol Dorado para ver la nieve y quedarnos allí unos días.”
Originalmente, Lorenzo había reservado esos días para su luna de miel. Aunque el viaje de su luna de miel estaba a punto de tomar un rumbo diferente, no dijo nada, para no preocupar a su
esposa.
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