Capítulo 350
La voz de Pamela era suave y su actitud extremadamente amable y accesible.
Si no fuera por el desdén que, sin querer, se filtraba en su expresión y por el menosprecio deliberado, Pamela bien podría considerarse la imagen perfecta de una suegra amigable.
Sin embargo, la aparente cordialidad de esta podía engañar a otras personas, pero no a Noemí. Ella veía claramente que, aunque Pamela repetía constantemente que era una situación difícil para ella, en realidad no sentía que fuera un inconveniente en lo más mínimo.
Incluso era muy probable que supiera de antemano sobre el viaje de Álvaro a Aguamar, solo que no lo impidió.
Si realmente considerara la situación como algo urgente, Pamela no estaría tan tranquila y serena, tomando café en el último momento.
En definitiva, ella había dejado que las cosas llegaran a este punto intencionalmente, utilizando esta situación para darle una lección a Noemí.
Aunque Noemí estaba furiosa por dentro, su rostro no revelaba nada. Solo la preguntó: “Sra. Pamela, tengo entendido que Álvaro no necesitaba viajar por trabajo y que no tiene amigos en Aguamar. ¿Qué fue a hacer allá?”
Pamela sonrió de una manera bastante sutil, aunque en su rostro apareció una expresión de duda prolongada, como si se viera obligada a revelar la verdad. “Probablemente fue a buscar a
Jordana, ya que su familia vive en Aguamar.
No te enfades, Noemí. Durante los tres años que estuviste fuera, al fin y al cabo fue Jordana quien cuidó de él. Después de compartir adversidades juntos durante tres años, es comprensible que Álvaro tenga cierto apego por ella y haya ido a Aguamar a buscarla.”
Aunque la voz de Pamela era suave y parecía inofensiva, cada palabra que expresaba hería a Noemí profundamente.
Ella mencionaba a propósito esos tres años en los que Jordana cuidó de Álvaro, para
molestarla.
Después de todo, durante esos tres años, mientras Jordana cuidaba de Álvaro, Noemí había usado como excusa su perfeccionamiento profesional en Oricalco, rehusando cuidar de Álvaro. Al sacar a relucir esta comparación, la superioridad era evidente.
Las palabras de Pamela tuvieron el efecto deseado.
Noemí se sintió profundamente ofendida, como si un balde de agua fría le hubiera caído encima en un momento de gran excitación.
Era como si le hubieran dado una bofetada en la cara, ardiente y dolorosa.
Se sentía avergonzada y derrotada.
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10.20
Capítulo 350
Cuando regresó al país, eligió específicamente el día en que Álvaro y Jordana celebraban su tercer aniversario para hacerlo, con el propósito de darle una lección a Jordana.
Y ahora, en su propia fiesta de compromiso, Álvaro, el protagonista, había faltado de forma intencionada, eligiendo ese día tan importante para ir a buscar a Jordana.
Parecía que la rueda de la fortuna había dado un importante giro.
“Noemí, por tu bien y por el de Álvaro, hoy deberías soportar esta situación. Te aseguro que no volverá a pasar.”
Al hablar, el rostro de Pamela no ocultaba su satisfacción.
Sabía que Noemí era inteligente. Si ella no aguantaba y armaba un escándalo durante la fiesta de compromiso…
Ellos podrían, con pesar, revelar la verdad, echándole la culpa a Álvaro, mientras ellos salían impunes de la situación.
Después de todo, era bien sabido que Álvaro era ese tipo de joven consentido que, desde pequeño, había sido mimado y estaba acostumbrado a actuar caprichosamente.
Que hiciera algo así era de esperar, y como padres, poco podían hacer.
Álvaro ya no era un niño, y no podían estar todo el tiempo a su lado, obligándolo a asistir a su propia fiesta de compromiso.
Al final, la única humillada sería Noemí.
Un hombre que prefería ir en busca de su ex en vez de asistir a su fiesta de compromiso con
ella.
“Sra. Pamela, ya lo sé.”
Con una mirada sombría y el rostro impasible, la voz de Noemí sonaba más tranquila que
nunca.
Tras terminar de hablar, ella no añadió nada más y salió de la habitación.
En el momento en que sus pasos la llevaron fuera, su expresión se oscureció como la tinta, con un aire de sombría resignación.
Ese agravio era algo que, de ninguna manera, podría tragarse.
Una vez que se permitía una humillación como esta, seguirían muchas más y eso no tendría
fin.
Al llegar a un lugar desolado y sin gente, Noemí sacó su teléfono y llamó al número de Simón.
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