Capítulo 322
Roque se enrojeció de ira, sin poder articular palabra.
En su interior, aún se resistía a aceptar dicha situación.
Sospechaba maliciosamente de Jordana, pero ¿acaso no era porque esta era precisamente ese tipo de personas con una mentalidad bastante estrecha?
Si no fuera por su estrechez de mente, ¿por qué se enfocaba tanto en los errores de su familia sin dejarlos pasar?
En cuanto a su decisión de agredir a Jordana, ¿no fue simplemente porque Jordana se negaba a reconocer sus errores, mostrándose obstinadamente ciega?
Como hermano mayor, si las palabras no funcionaban, ¡solo le quedaba la opción de enseñar
con acciones!
Pero Roque no expresó estos pensamientos.
Sabía que tanto Otilia como Fausto estaban protegiendo a Jordana, así que no importaba cuánto argumentara, ellos siempre estarían de su lado.
Al final, Roque decidió no entrar a la mansión y se marchó con una expresión llena de frustración.
Llamó a su asistente para que lo recogiera y se dirigió directamente a la oficina.
Pero una vez en la oficina, la frustración que llevaba dentro no le permitía ni subir ni bajar, terminando por lanzar al suelo el montón de archivos que tenía delante.
En el pasado, cuando estaba furioso, siempre estaba Petrona para calmarlo con sus suaves palabras, apaciguando la ira que tenía por dentro.
Al recordar esto, Roque cogió su teléfono, buscó el número de Petrona en su lista de contactos y la llamó.
En cuanto se estableció la conexión, sin esperar a que Petrona dijera nada, Roque comenzó a contarle todo lo que había sucedido recientemente.
Luego empezó a quejarse: “Petrona, ¿no crees que Jordana es una persona mezquina, que cuenta cada centavo?
A pesar de que Máximo y yo ya hemos reconocido nuestros errores y nos hemos disculpado, ella sigue aferrándose a ellos, sin soltarlos.
Ahora, se hace la víctima delante de los demás, haciéndonos parecer como si fuéramos unos criminales imperdonables.
¿Acaso existe gente en este mundo quien no comete errores? Yo ya le pedí perdón, incluso
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Capítulo 322
Máximo insistió en buscar su perdón de nuevo.
En cuanto a las acciones del Grupo Rubín, Hugo también se las devolvió con creces, ¿qué más quiere ella?
¿Que toda nuestra familia se arrodille frente a ella, rogándole que nos perdone con su gran
corazón?”
Petrona apenas había contestado la llamada cuando escuchó a Roque quejarse sin parar. Escuchó en silencio, pero por dentro no pudo evitar sonreír con cierta ironía.
En lo que respecta a cortar relaciones con ellos, Petrona podía entender a Jordana mejor que nadie; después de todo, ella misma deseaba cortar lazos con Roque y los demás.
Y hasta ahora, Roque seguía culpando a Jordana, sin buscar nunca la causa en él mismo.
No era solo Roque; toda la familia Soler se comportaba de esa manera.
Aunque eso era lo que pensaba, no podía decirlo en voz alta.
Con una ironía interna, Petrona respondió con una voz dulce y comprensiva: “Roque, deja de enojarte, ya sabes cómo de mezquina y obstinada es mi hermana.
Ha sido así desde que éramos niños, y dudo que cambie de la noche a la mañana. No dejes que los errores de Jordana te castiguen.”
“Deja de enojarte, o terminarás dañando tu propia salud.”
Con solo unas pocas palabras suaves de Petrona, la ira de Roque comenzó a disiparse.
Comparando la sensatez de Petrona con la irracionalidad de Jordana, de repente sintió que Jordana era completamente irrazonable.
Si Jordana tuviera aunque fuera la mitad de la sensatez de Petrona, no se habría enfadado
tanto.
Después de murmurar algunas quejas más, justo antes de colgar, Roque recordó un encargo de Ignacio.
“Petrona, papá me dijo que te avisara que quiere que vuelvas. Nicolás ya se casó, por lo que ya no insisten en que te cases con él.”
Con un tono alegre, Petrona respondió: “Está bien.”
Después de colgar la llamada de Roque, Petrona esbozó una sonrisa irónica en sus labios.
Lidiar con los miembros de la familia Soler resultaba ser bastante sencillo.
Tras reflexionar por un momento, Petrona cogió su teléfono y llamó a Fermín.
“Deja que tu gente me deje salir de Residencial La Serenidad. Si me dejas ir, te presentaré una manera de conseguir las acciones del Grupo Rubín que tiene la familia Soler.”
Los últimos días habían clarificado un poco la mente de Petrona:
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Capitulo 322
Incluso después de haberse casado con Fermín, ella se dio cuenta de que no podía hacer que este la aceptara, mucho menos sentirse segura y estable en el lugar de la Sra. Murillo.
Para poder establecerse en la vida dentro de la familia Murillo, necesitaba tener algo valioso en
sus manos.
Las acciones que tenía la familia Soler no eran demasiadas, pero tampoco eran pocas, y justo podían servir como su as bajo la manga.
En cuanto a conseguir las acciones del Grupo Rubín, Petrona ahora lo veía como algo justo.
Después de todo, a lo que había llegado hoy, todo era culpa de Roque y los suyos. ¡Era lo que él y su gente le debían!
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