Capítulo 55
Carlos observó a Violeta, quien mantenía su espalda recta y se alejaba sutilmente de él, como si su mera presencia la contaminara. Una sombra de compasión cruzó su rostro mientras ajustaba su corbata, incómodo por la distancia que ella imponía.
-Hice todas las averiguaciones posibles, pero no encontré nada fuera de lo normal. No había manera de que pudiera hacer mucho estando en ese estado; ni siquiera podía moverse de la cama. Y por lo que sé, el señor Rivero ni siquiera ha ido a verla. Parece que ya se rindió por completo.
“Luz es una inútil sin cerebro“, pensaba Carlos mientras hablaba, recordando con desprecio cómo ella había intentado que lo despidieran. “No tiene la capacidad de planear nada.”
El rostro de Violeta se ensombreció. Sus dedos juguetearon nerviosamente con un mechón de cabello mientras procesaba la información. Sabía perfectamente que Luz estaba gravemente herida, prácticamente incapacitada. Pero algo no cuadraba. Conociendo el amor obsesivo que Luz sentía por Simón, era imposible que simplemente se diera por vencida, sin importar cuán graves fueran sus heridas o cuánto le doliera el corazón.
“Algo pasó en ese hospital“, pensó mientras se mordía el labio inferior. “Luz debe estar tramando algo.”
Sus ojos se entrecerraron mientras miraba a Carlos con desprecio apenas disimulado.
-Carlos, moví muchos hilos para que Simón te mantuviera en tu puesto. No fue para que me
vinieras con las manos vacías.
Suavizó su tono, adoptando esa voz dulce y manipuladora que tan bien conocía.
-Sé que ella te detesta. Si no puedes averiguar lo que está planeando, me será muy difícil protegerte la próxima vez. Piénsalo bien, ¿de verdad puedes darte el lujo de perder un trabajo tan bien pagado?
El rostro de Carlos se contorsionó con odio al recordar cómo Luz, desde su posición privilegiada, había intentado que Simón lo despidiera. Sus puños se cerraron con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.
“Esa mujer insignificante queriendo arruinar mi vida“, pensó mientras la rabia le nublaba el juicio. “Necesita aprender una lección sobre el respeto.”
-No se preocupe, señorita Violeta. No importa si está siendo sincera o si está tramando algo, no permitiré que cause problemas. No dejaré que afecte su relación con el señor Rivero.
La ferocidad en su voz se intensificó.
-Y jamás volverá a tener la oportunidad de hacer que el señor Rivero me despida.
Violeta bajó la mirada para ocultar el destello de satisfacción en sus ojos. Había pensado que necesitaría tiempo y palabras cuidadosamente elegidas para manipular a Carlos contra Luz.
Sin embargo, el odio ya estaba ahí, ardiendo como brasas al rojo vivo. No había necesitado
1/2
20.02
Capitulo 55
decir mucho para despertar sus instintos más oscuros.
“Aunque no pueda descubrir qué está planeando Luz“, pensó mientras una sonrisa apenas perceptible se dibujaba en sus labios, “si puede deshacerse de ella completamente, será más útil de lo que pensaba.”
El rugido del motor resonaba como un animal herido mientras Simón pisaba el acelerador, descargando toda su furia en la velocidad. El paisaje se convertía en una mancha borrosa a
través de las ventanas.
“No sobreviví a una caída por un acantilado para morir en un accidente de auto“, pensé mientras me aferraba al asiento. Reprimiendo las ganas de gritarle que si quería matarse lo hiciera solo, suavicé mi voz.
-Si quieres que hablemos, mejor busquemos un lugar tranquilo. Si sigues manejando así como loco y nos estrellamos, no va a quedar nada de qué hablar.
Una risa fría escapó de sus labios.
-¿Ahora resulta que le tienes miedo a la muerte?
Si mi vida no estuviera literalmente en sus manos en este momento, le habría lanzado la mirada más despectiva de mi repertorio.
-Siempre le he tenido miedo a la muerte.
-¿Miedo a morir? Entonces no deberías provocarme así, Luz. ¿O será que he sido demasiado blando contigo últimamente?
Su voz destilaba veneno mientras recordaba cómo no solo me había visto con otros hombres, sino que incluso me había atrevido a golpearlo. Y lo peor de todo…
“Cuando me estaba retorciendo del dolor de estómago, no solo no te importó, sino que me noqueaste con una pistola paralizante“, pensaba mientras apretaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.
-¿Blando? -Una risa incrédula escapó de mis labios.
“¿Cuándo ha sido blando conmigo? ¿En qué universo paralelo ha sido considerado siquiera?”
-Luz… -comenzó Simón, su voz cargada de una amenaza apenas contenida.
23