Capítulo 470
-¡Ay, mi vida! Pero si estás divina, me vas a hacer dudar de mi orientación. No hay nadie que te llegue ni a los talones -exclamó Gabi, sus ojos brillando con admiración sincera.
-Y eso sin mencionar lo brillante que eres. Lo que para otros sería un enigma imposible de resolver, tú lo descifraste en solo doce meses, creando ese chip revolucionario que le devolvió la esperanza a tantas almas sumidas en la oscuridad de la desesperación.
La voz de Gabi se suavizó, adquiriendo un tono más íntimo mientras continuaba:
-Y ahora, con este nuevo avance que has logrado… Estoy segura de que muy pronto, no solo las personas con parálisis en las piernas, sino también quienes sufren de hemiplejía, los que han sobrevivido a un derrame cerebral, o aquellos que un accidente cruel condenó a una vida
postrada…
Sus palabras vibraban con una emoción contenida mientras proseguía:
-Todos ellos podrán recuperar su movilidad gracias a tu invento. Es la pura verdad, has hecho algo extraordinario por la humanidad. Con todo lo que eres y representas, ¿cómo se te ocurre pensar que no estás a la altura?
-Sí, vas a tener un bebé, ¿pero no me dijiste que Alejandro ya decidió no tener hijos propios por
Rafa?
-Como él mismo lo dice, puede elegir no tener hijos, pero eso no le da derecho a impedirte tener los tuyos.
-El que vayas a ser mamá no es un obstáculo, al contrario, es una razón más para que quiera
comprometerse contigo.
-Te lo digo en serio, amiga, tú y Alejandro no son incompatibles, ¡ison el uno para el otro!
-No podría existir nadie mejor para él que tú.
Contemplé a Gabi, rebosante de entusiasmo, tan convencida de mi valía. Un impulso irresistible me llevó a fundirme con ella en un abrazo, conmovida por la intensidad de su cariño incondicional.
“Sin importar lo que suceda, ella siempre me verá como el ser más extraordinario que existe.”
-Mi amor, con lo increíble que eres, me dan ganas de robarte el corazón.
No deseaba prolongar la conversación sobre Alejandro. Más allá de nuestra supuesta compatibilidad, en ese momento no albergaba ningún interés romántico hacia él.
“Al fin y al cabo, siempre lo he visto como el tío de Rafa.”
“Primero necesito resolver lo que tengo entre manos, ya después veré qué me depara el
destino.”
Gabi, que me conocía como la palma de su mano, captó mi deseo de cambiar de tema. Me
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Capítulo 470
estrechó con más fuerza entre sus brazos y susurró:
-Anda, vámonos al cuarto, mi cielo.
En el arte de la seducción, Gabi siempre llevaba las de ganar.
La mansión de los Ayala se alzaba imponente bajo el cielo vespertino cuando Carla cruzó el umbral. Apenas había dejado su bolso cuando la voz de Jacinta resonó desde el piso superior, llamándola a su habitación.
Tras las habituales preguntas sobre su bienestar, el semblante de Jacinta se ensombreció
mientras confesaba:
-Tu padre me tiene bajo vigilancia constante. Da igual lo que intente llevarle a Simón, sus hombres lo revisan todo.
La amargura teñía sus palabras mientras continuaba:
-Cualquier sustancia sospechosa que quiera darle, la detectan y sustituyen la comida que preparo para él. Así nunca lograremos eliminarlo.
Sus ojos brillaron con una mezcla de temor y determinación mientras añadía:
-Y si no podemos deshacernos de él, dime, ¿crees que cuando tenga el control absoluto nos mostrará alguna compasión?
-¿Acaso negará la existencia del bebé que llevas en tu vientre?
A pesar de que Simón, desde que se sumergió en las profundidades de la desesperación, había suavizado su trato hacia Jacinta, como si al ver cerradas las puertas de su vida anterior, buscara integrarse plenamente en esta familia, anhelando convertirse en un hijo devoto para su madre biológica, ella permanecía escéptica.
La desconfianza se había arraigado profundamente en el corazón de Jacinta. No creía en la sinceridad de las intenciones de Simón; para ella, cada gesto de acercamiento ocultaba un deseo latente de venganza.
Y aunque existiera la remota posibilidad de que Simón verdaderamente deseara formar parte de la familia, aunque realmente quisiera honrarla como su madre…
Ya nada de eso le importaba.
Su universo entero giraba alrededor de sus dos nietos.
Todo el patrimonio de los Ayala pertenecía por derecho a sus nietos, ¡y no permitiría que nadie intentara arrebatárselo!
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