Capítulo 417
La sonrisa de Carla se dibujaba como una serpiente sobre su rostro mientras saboreaba su futura victoria. Sus dedos se entrelazaban con anticipación al imaginar el momento en que tendría a Simón bajo su control. Un embarazo fingido sería suficiente para asegurar su posición como la nueva matriarca de los Ayala y los López. Sus ojos brillaban con malicia al contemplar cómo, una vez que tuviera el poder, podría aplastar a todos aquellos que alguna vez la menospreciaron, comenzando por mí.
Una sensación de inquietud me invadió, como el presentimiento que antecede a una tormenta. Mi instinto me gritaba que algo no andaba bien.
Simón se excusó con un gesto educado ante sus interlocutores, usando el pretexto del baño para alejarse. Los ojos de Carla siguieron su silueta como un depredador acechando a su presa, y pronto encontró su propia excusa para seguirlo. Sabía que él intentaría alcanzarme, pero estaba segura de que la droga que le había administrado comenzaría a hacer efecto antes de que pudiera lograrlo.
Mi malestar se intensificaba con cada paso que daba. Las señales de advertencia resonaban en mi mente con mayor urgencia.
Con dedos temblorosos, saqué mi celular para contactar a mi asistente, necesitaba que los guardaespaldas vinieran a mi encuentro de inmediato. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Una mesera apareció de la nada, estrellándose contra mí y derramando todo el contenido de su bandeja sobre mi vestido.
-¡Disculpeme, señorita! ¡Lo lamento muchísimo! -exclamó con fingida preocupación.
-La acompaño al área de descanso para que pueda limpiarse dijo mientras su mano se cerraba sobre mi brazo con una fuerza que desmentía su apariencia delicada. Su agarre profesional revelaba un entrenamiento que ninguna mesera debería tener.
Mi cuerpo se volvió pesado como el plomo, rehusándose a responder a mis órdenes. La voz murió en mi garganta mientras la falsa mesera me guiaba hacia un elevador alejado del área principal.
Simón recorría los pasillos buscándome, su preocupación aumentando al no encontrar rastro de mi presencia. Mis pasos inestables de antes no concordaban con esta súbita desaparición. Su ceño se frunció mientras marcaba mi número repetidamente, solo para encontrar el teléfono apagado. La alarma se disparó en su mente y se dirigió hacia la salida con paso apresurado.
No había avanzado más que unos metros cuando una oleada de calor abrasador lo invadió, haciendo que sus piernas amenazaran con ceder. La conclusión lo golpeó como un martillo: había sido drogado.
Con los últimos vestigios de lucidez, contactó a su hombre de confianza, indicándole que esperara en la entrada. Cada paso era una batalla contra su propio cuerpo, que se debilitaba a una velocidad alarmante.
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Capítulo 417
Cuando estaba a punto de desplomarse, Carla emergió como una sombra a su lado, sosteniéndolo con falsa preocupación.
-Mi amor, te excediste con el vino -pronunció con voz dulce y preocupada, una actuación perfecta que engañó a todos los presentes. Nadie cuestionó la escena de una esposa auxiliando a su marido aparentemente ebrio.
Aprovechando la fachada de normalidad, Carla condujo a Simón hacia otro elevador, evitando la entrada principal donde el personal de seguridad aguardaba. Su destino era el segundo sótano, donde sus cómplices esperaban en el estacionamiento.
A pesar de su estado, la mente de Simón permanecía afilada. Su voz surgió como un témpano de hielo, cargada de una promesa letal.
—Carla, piensa muy bien lo que vas a hacer. Te juro que si continúas con esto, tu vida se convertirá en un infierno que ni siquiera puedes imaginar.
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