Capítulo 408
El timbre del teléfono resonó una y otra vez en el silencio de la noche. Mi corazón latía con cada tono, mientras los segundos se estiraban como una goma elástica. Nicolás, quien siempre respondía al primer timbrazo, esta vez tardó una eternidad en contestar.
-Luz.
Su voz conservaba esa dulzura habitual, ese tono meloso que antes me reconfortaba. Ahora, cada sílaba se clavaba en mi pecho como una espina, sabiendo que esas mismas palabras tiernas podrían estar siendo susurradas a otra mujer en ese preciso momento. La contradicción entre su aparente devoción y sus acciones me sumergió en un torbellino de emociones encontradas.
“¿Es que acaso hombres y mujeres entendemos el amor de manera tan diferente? Para mí, amar significa exclusividad, significa que tu corazón está tan lleno de esa persona que no hay espacio para nadie más.”
El silencio al otro lado de la línea me devolvió a la realidad.
-Luz, ¿qué sucede? -la preocupación en su voz sonaba genuina, lo cual solo aumentaba mi
confusión.
-No es nada -respondí, intentando mantener un tono casual-. Solo pensaba en mañana, en el registro civil… me siento un poco nerviosa.
-No te preocupes, mi amor. Mañana temprano paso por ti.
Tomé aire, preparándome para
-¿Podrías venir esta noche?
lo que vendría.
-¿Cómo? -la sorpresa en su voz era evidente.
-Es que Gabi, ¿la recuerdas? Se enteró de nuestros planes para mañana y llamó a su novio. Quieren registrarse también -hice una pausa-. Pensé que podríamos ir los cuatro a las aguas termales, para relajarnos antes del gran día.
Alejandro me lanzó una mirada interrogante; arqueando una ceja como cuestionando mi decisión de darle a Nicolás esta última oportunidad. Bajé la vista, evitando sus ojos inquisitivos, concentrándome en el silencio que emanaba del teléfono.
“Si le hubiera pedido que viniera a acompañarme, habría corrido a mi lado sin dudarlo. Pero le ofrecí una salida grupal, una excusa perfecta para declinar sin levantar sospechas.”
Recordé nuestra conversación sobre el matrimonio. Le había dejado clara una sola condición: lealtad absoluta. No toleraría la infidelidad bajo ninguna circunstancia. Si en algún momento dejaba de amarme o se enamoraba de otra persona, podríamos divorciarnos civilizadamente. Pero la traición era imperdonable.
-Lo siento tanto, Luz–su voz interrumpió mis pensamientos-. De verdad quisiera ir, pero
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Capítulo 408
surgió un problema en la fábrica que necesito resolver.
-Ve con Gabi y los demás, ¡te alcanzaré en cuanto termine! -insistió. ¡Te lo prometo, iré directamente hacia ti!
Sus palabras sonaban tan sinceras, tan convincentes, que cualquiera que no hubiera
presenciado la escena en el bar las habría creído sin dudar. La perfección de su actuación solo, confirmaba mis sospechas: esta no era la primera vez que mentía así.
[¿Realmente vale la pena seguir con esto?]
