Capítulo 397
La propuesta de Nicolás me dejó pensativa. Conocía bien su dedicación a la investigación – esas largas jornadas donde se sumergía en su laboratorio por días enteros, perdido en un mundo de ecuaciones y descubrimientos. El tiempo parecía detenerse para él en esos momentos. Sus ojos brillaban con la misma intensidad que las pantallas de sus monitores mientras perseguía respuestas a preguntas que pocos se atrevían a formular.
-¿Y qué hay de los niños? -pregunté – ¿Te interesaría realmente cuidarlos?”
-Contigo todo sería diferente–respondió, y su voz adquirió un matiz más profundo, más íntimo-. Conoces cómo soy, has tratado con mis padres. Sabes bien que nuestras familias están al mismo nivel. No necesito decir más, pero te aseguro que cualquier hijo nuestro tendría todo mi amor y dedicación.
La sinceridad en su mirada era casi tangible. Sus siguientes palabras provocaron una sonrisa
involuntaria en mis labios.
-Y por si te lo preguntas, no planeo asesinarte para quedarme con tu fortuna.
Su rostro se tornó serio nuevamente, y continuó:
-No pienses que me haces daño por no poder corresponder a mis sentimientos. Un solo momento a tu lado vale más que una eternidad de arrepentimiento. Casarme contigo, incluso sin tu amor, sería mi mayor dicha.
Sus palabras resonaron en mi interior con una verdad innegable. Un hijo no es un simple capricho o un proyecto más en una lista de pendientes – es un ser vivo que necesita crecer rodeado de amor y estabilidad. Me di cuenta de que había simplificado demasiado algo tan complejo y delicado como la maternidad.
-Luz, por favor, considera mi propuesta su voz era suave pero firme. Confía en que seré la mejor opción para ti.
Esta vez, mis labios no formaron un rechazo inmediato. Le prometí que lo pensaría seriamente, reconociendo la sabiduría en sus palabras. Encontrar a alguien que verdaderamente cumpliera con todos mis requisitos era más complicado de lo que había imaginado.
Al despedirse, su rostro resplandecía de alegría. Me aseguró que, sin importar lo que estuviera haciendo, acudiría a mi lado tan pronto como tomara una decisión.
Observando su entusiasmo, su honestidad, su emoción apenas contenida, lo tuve bien claro: “Cásate con quien te ame“. Quizás, después de todo, elegirlo a él era el camino correcto.
…
En Ciudad Central, las cosas tomaban un rumbo interesante. La momentánea vulnerabilidad que Alejandro había mostrado al ser rescatado por Carla se tradujo en un favor especial hacia sus proyectos empresariales. Este gesto no pasó desapercibido para Héctor, quien notó con satisfacción cómo su nuera ganaba prestigio en los círculos de negocios.
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Capítulo 397
Percibiendo que la salud de Carla se había restablecido por completo, Héctor la convocó a su estudio privado.
-Carla -su voz resonó entre las paredes revestidas de madera-, de ahora en adelante, Simón será Israel, y así debe permanecer. Son esposos, y espero que dediques más atención a tu
matrimonio.
-Sería conveniente que pronto tuvieran otro hijo.
La naturaleza de comerciante de Héctor se revelaba en cada palabra. Mientras Carla buscaba unir las familias Ayala y López, Héctor pretendía absorber el imperio López bajo el paraguas de los Ayala. La sustitución del hijo no alteraba sus planes: aunque Simón debería llamar a Carla cuñada, Héctor despreciaba tales convencionalismos éticos. Su visión era clara: quería que Simón ocupara el lugar de Israel como esposo de Carla.
-Entiendo -respondió Carla, manteniendo la mirada baja.
Sabía que era el momento ideal para un embarazo, pero requería una estrategia perfecta. Un solo error podría arruinarlo todo.
-Tienes mi respaldo absoluto en lo que decidas hacer -declaró Héctor.
Conocía bien la astucia de su nuera. Esas palabras eran suficientes para que ella comprendiera sus intenciones.
-Gracias, suegro -respondió Carla con una sonrisa.
Por brillante que fuera Simón, en la familia Ayala la última palabra la tenía Héctor. Contar con su apoyo era una ventaja invaluable para sus planes.
Al salir del estudio, una sensación de triunfo la embargaba. La perspectiva del nuevo proyecto de colaboración con Alejandro intensificaba su euforia. Se cambió rápidamente y subió a su auto, dirigiéndose al restaurante donde había acordado encontrarse con él.