Cicatrices de Novela 353

Cicatrices de Novela 353

Gapituld 853 

Capítulo 353 

La tensión en la habitación se hizo palpable cuando la señora Ayala recuperó la compostura. Carla, aún recostada, volvió su mirada hacia . Sus ojos, aparentemente suaves como el terciopelo, ocultaban una amenaza latente. La dulzura fingida de su expresión no lograba disimular el veneno que destilaban sus pupilas

-Israel -su voz aterciopelada se dirigió a Simón con estudiada delicadeza-, lo único que pido es justícia

Qué irónico, pensé, mientras observaba sus movimientos calculados, como los de una actriz consumada en su mejor papel

-Si no me la das, tendré que llamar a la policía -continuó, y al girarse hacia , su máscara de dulzura se agrietó por un instante-. Señorita Miranda, ¿está consciente de que podría pasar al menos diez años tras las rejas

La amenaza flotó en el aire como un perfume venenoso. Sus labios se curvaron en una sonrisa apenas perceptible, saboreando cada palabra. La última vez, cuando no la empujé, casi logra encerrarme. Ahora, con las marcas de mis golpes en su cuerpo, su amenaza pesaba como plomo

La observé con detenimiento. Sus ojos brillaban con anticipación, esperando ver el miedo arrastrarse por mi rostro. Ansiaba contemplar mi derrota, verme de rodillas suplicando su perdón. En su mente ya había trazado el mapa de mi destrucción: primero la humillación pública y después, cuando bajara la guardia, un destino peor que cualquier prisión

Pero ante su mirada expectante, no pude contener una risa genuina

La perplejidad transformó sus facciones. Sus ojos se dilataron, incapaces de procesar mi reacción. Para alguien como ella, acostumbrada a decidir el destino de otros con un simple gesto, mi desafío resultaba incomprensible. Una mujer de mi origen no debería atreverse siquiera a sostenerle la mirada

Simón intentó intervenir, pero lo detuve con un gesto suave. No necesitaba su protección ni que se sacrificara por . Si me había atrevido a enfrentar a Carla, era porque tenía mis propias cartas que jugar

Di un paso al frente, saboreando el momento

-¿De verdad cree, señorita López, que la estación de policía es una extensión de su casa? -pregunté con calma- ¿Piensa que basta con su palabra para determinar los años que pasaré en prisión

Ne acerqué un poco más, disfrutando la inquietud que comenzaba a asomar en sus ojos

-Por cierto, ¿ya vio los resultados de su examen médico? -continué-. Ni siquiera califican como lesiones menores, ¿verdad

Los años de entrenamiento en taekwondo y mis estudios posteriores en ingeniería mecánica no habían sido en vano. Cada golpe que le di fue calculado con precisión quirúrgica: máximo dolor, mínima evidencia. Y aún así, considerando su reciente pérdida y mi propia consciencia, me había contenido significativamente

-Antes de que llame a la policía -saqué mi celular con deliberada lentitud-, quizás debería ver este video

El color abandonó su rostro mientras las imágenes se reproducían en la pantalla: desde su entrada intempestiva hasta sus provocaciones, todo había quedado registrado

-Por golpearla tan levemente, lo más que obtendré será una visita de cortesía a la estación -expliqué con tranquilidad- Pero si este video sale a la luz¿qué pasará con usted? La dulce señorita López, la que internet había coronado como un ángel de virtud, expuesta como lo que realmente es

Me permiti una pausa antes de continuar

-Todas sus acusaciones anteriores: lo de la amante, el empujón, el abortotodo se volverá en su contra. Y hablando de política -añadí como quien no quiere la cosa. ¿no está compitiendo por la presidencia de la federación de mujeres? Qué lástima sería que este video arruinara sus aspiraciones políticaspara siempre

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Status: Ongoing Type: Native Language: Spanish
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