Capítulo 344
Respiré hondo, aferré mi bolso con más fuerza y miré a Gabi antes de dirigirnos a la casa de los Miranda. Durante los últimos dos años, mis visitas se habían limitado a las obligadas cenas familiares en días festivos, nada más. No había razón para exponerme voluntariamente al veneno de mi propia familia.
Mi madre, doblegada por la presión constante de mi hermano, ya no expresaba abiertamente sus deseos de verme muerta como cuando Violeta se fue. Sin embargo, su mirada cada vez que me veía era la de alguien observando a su peor enemigo. Esta vez no fue diferente, excepto por la sonrisa de satisfacción maliciosa que bailaba en sus labios.
-¡Tanto daño que has hecho! -su voz destilaba placer ante mi desgracia-. ¡Siempre dije que alguien tan malvada como tú recibiría su castigo divino tarde o temprano!
Era evidente que ya estaba al tanto del escándalo en internet. Verme caer en desgracia, convertida en una paria a quien todos señalaban, la llenaba de un gozo enfermizo. Como si hubiera estado esperando este momento durante años.
Intenté ignorarla, pero Gabi no pudo contenerse.
-¡Señora, por favor! ¡Luz es su hija! ¡Su propia hija! -la voz de Gabi temblaba de indignación-. ¿Cómo puede ser tan cruel con ella?
Gabi seguía sin entenderlo, y no la culpaba. Cuando Violeta vivía aquí, al menos había una explicación para el comportamiento de mi madre: la manipulación constante de su hija adoptiva. Pero habían pasado dos años desde que Violeta se fue. Mi madre conocía toda la verdad sobre las mentiras y manipulaciones, y aun así…
Si no fuera su hija biológica, quizás tendría sentido. Pero Gabi y yo habíamos despejado esa duda hace tiempo, cuando en secreto realizamos una prueba de ADN con muestras de cabello. El resultado fue inequívoco: era su hija biológica. Era algo que Gabi simplemente no podía procesar: ¿cómo una madre podía tratar así a su propia hija?
-¿Por qué? -escupió mi madre-. ¡Porque es malvada! ¡Tan malvada que ni como su propia madre puedo quererla!
Nunca explicó por qué pasó de despreciar a Violeta a idolatrarla, ni por qué su odio hacia mí persistía con tanta fuerza incluso después de que Violeta se fue. Antes me atormentaba esa pregunta, pero ahora… ahora solo sentía una profunda indiferencia.
Tomé a Gabi del brazo, intentando arrastrarla hacia donde estaba mi abuela, pero ella seguía
resistiéndose.
-¡Tía, llegará el día en que se arrepienta! -gritó Gabi mientras la jalaba.
-¡Jamás me arrepentiré! -la voz de mi madre nos persiguió-. ¡Esto es solo el principio! ¡Alguien tan malvada como ella merece un destino mucho peor!
Sus palabras resbalaron sobre mí sin dejar huella. Me había vuelto inmune a su veneno, tanto
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Capítulo 344
que ni siquiera registré la amenaza velada en su última frase.
Mi hermano, que estaba atendiendo a los invitados, se acercó en cuanto nos vio. En estos dos años, gracias a los negocios compartidos, nuestra relación se había vuelto tolerable. Desde que tomó el control de la empresa, había madurado lo suficiente para entender que a veces hay que tragarse el orgullo por conveniencia.
-Luz, ¿qué está pasando con todo ese escándalo en internet? -su voz mezclaba preocupación con reproche–¿Es cierto que andabas tras el heredero de los Ayala? ¿Sabes cuánta gente canceló su asistencia al cumpleaños de la abuela por esto?
Típico de mi hermano, obsesionado con expandir el imperio Miranda para demostrarle su valía a la abuela. Había invitado a medió Castillo del Mar, empresarios e influyentes que ahora, por mi culpa, se negaban a asistir.
No podía culparlos. Los empresarios son expertos en proteger sus intereses, y nadie quería verse salpicado por un escándalo que involucraba a los Ayala. En tiempos de crisis, el instinto de supervivencia prevalece.
Lo entendía perfectamente. Después de todo, yo también me había vuelto experta en sobrevivir.
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