Cicatrices de Novela 219

Cicatrices de Novela 219

Capitulo 219 

El peso de la culpa se reflejaba en cada linea del rostro de Simon. A sus veintiseis años, igual que cuando tenie veintidos, era incapaz de cargar con la responsabilidad de sus actos. La diferencia entre entonces y ahora era que yo ya no estaba dispuesta a ser el receptáculo de su remordimiento. Les cicatrices que cubrían mi cuerpo eran un testimonio silencioso de su negligencia, cada una de ellas grabada en mi piel durante esos interminables dos meses en el hospital, inmóvil, abandonada

¿Cómo puede alguien que dice amarte dejarte así?“, la pregunta resonaba en mi mente mientras observaba su figura postrada en el suelo del juzgado. La desesperación en sus ojos marrones no despertaba en mi ni un ápice de compasión. El hombre que una vez juró protegerme ahora se arrastraba, derrotado por el peso de sus propias acciones

Sus ojos vidriosos vagaban por la sala, como buscando una salida que no existía. La imagen de nuestra boda cruzó por mi mente: él, nervioso y emocionado, jurando que preferiría lastimarse a mismo antes que a . La ironía me provocó una sonrisa amarga. ¿En qué momento habíamos llegado a esto

El golpe seco de su cuerpo contra el piso del juzgado resonó en la sala. Se había desmayado. Mis dedos se crisparon sobre la tela de mi falda, la frustración bullendo en mi interior. Justo cuando el juez y el jurado parecían simpatizar con mi caso, cuando por fin veían mis cicatrices expuestas como prueba irrefutable, Simón encontraba la manera de robar la atención y posponer el proceso

Alberto, mi abogado, apretó la mandíbula con visible molestia. El juicio tendría que posponerse. De nuevo. Diego se acercó a , su rostro contraído en una mueca de preocupación mal disimulada

Sus hombros tensos delataban su nerviosismo mientras se acercaba

-Luz, deberías ir a verlo al hospital -murmuró en voz baja

Le clavé una mirada desdeñosa, el desprecio filtrándose en cada una de mis palabras

-¿Para qué? ¿Para revivir todo el dolor que me causó? No, gracias

El rostro de Diego se ensombreció ante mi respuesta cortante. De no haber estado en el juzgado, le habría dicho mucho más

Salí del edificio con pasos firmes, la cabeza en alto a pesar del tumulto de emociones que amenazaba con ahogarme. Al llegar al auto, Rafael me sorprendió con un abrazo repentino. Mi cuerpo se tensó, las palabras de rechazo muriendo en mi garganta ante el gesto inesperado de 

apoyo

Las lágrimas amenazaban con traicionarme, pero me mantuve firme. No más debilidad. No más dolor por alguien que nunca supo valorarme

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Score 9.9
Status: Ongoing Type: Native Language: Spanish
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