Capítulo 171
La vibración del auricular Bluetooth interrumpió mi búsqueda. El mensaje de mis guardaespaldas me heló la sangre: me habían seguido desde que salí de casa. No eran simples curiosos; sus movimientos coordinados delataban intenciones mucho más oscuras.
Una sonrisa amarga curvó mis labios mientras mis dedos se cerraban en un puño. “Típico de Violeta“, pensé. Mi plan de presionarla no solo buscaba acelerar mi divorcio de Simón; era un anzuelo, y ella acababa de morder el cebo. Si no podíamos atrapar a Carlos directamente, la haría moverse de nuevo.
El odio de Violeta hacia mí era como un pozo sin fondo. Cuanto más la presionara, más desesperados serían sus intentos por destruirme. “Perfecto“, me dije. “Que muestre sus
verdaderos colores“.
Con movimientos estudiadamente casuales, saqué mi celular. Fingí revisar mensajes mientras usaba la cámara para escanear los alrededores. No era una sola persona; había varios individuos sospechosos dispersos entre la multitud del aeropuerto.
Una risa irónica brotó de mi garganta.
“Simón y su supuesto amor verdadero“, pensé con amargura. Juraba no poder perderme, pero sus acciones contaban una historia muy diferente. No solo había incumplido su promesa de enviar a Violeta al extranjero, sino que le había dado los medios para intentar asesinarme. El dinero que debería haberme devuelto ahora financiaba mi propia muerte.
Mi mandíbula se tensó. ¿Y pretendía que creyera que no sabía nada? Violeta y Carlos eran prácticamente inseparables. El mismo Carlos que había huido después de intentar matarme. Era imposible que alguien tan astuto como Simón no conectara los puntos.
Mis guardaespaldas, verdaderos profesionales, ya estaban ejecutando un plan para atrapar a los asesinos con las manos en la masa. No necesitaba preocuparme por eso ahora.
Me concentré en buscar entre la marea de pasajeros al hermano de Gabi. El último vuelo se había vaciado por completo y no había señales de él. Estaba a punto de llamarla cuando sentí
una mirada intensa sobre mí.
A mi lado, un joven alto y atractivo me observaba fijamente. Los años en esta situación me habían enseñado a desconfiar. Mi cuerpo se tensó instintivamente, preparándome para alejarme.
Di un paso atrás, pero su voz me detuvo en seco.
-¿A dónde vas? ¿No viniste a recogerme?
Me giré bruscamente. El joven se quitó las gafas de sol con un gesto fluido, revelando una sonrisa que iluminó todo el terminal. Era como si la primavera hubiera llegado de golpe, tan deslumbrante que incluso yo, acostumbrada a estar rodeada de hombres atractivos, me quedé sin palabras.
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Capitulo 171
Al ver mi silencio, se inclinó hacia mí.
-¿Ya no reconoces a tu Rafa?
Di otro paso atrás, casi deslumbrada por su cercanía. Mi cerebro finalmente hizo la conexión.
-¿Rafael Enci… -Me corregi rápidamente- ¿Rafael Ortega?
Mis ojos se abrieron como platos. “¿Qué pasó con el adolescente flacucho que conocí?“, pensé,
aturdida.
Rafael había sido un huérfano adoptado por la familia de Gabi, viviendo bajo el apellido Encinas hasta que su familia biológica lo encontró. Entonces recuperó su apellido original, Ortega. Al principio mantuvimos el contacto por redes sociales, pero gradualmente nos fuimos
distanciando.
Mirando al hombre seguro y elegante frente a mí, me costaba reconciliarlo con el imagen del chico tímido de mis recuerdos. Los años no solo habían transformado su apariencia; había una nueva confianza en su porte, una madurez que iba más allá de lo físico.
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