Capítulo 163
Al llegar al hospital, me detuve en el marco de la puerta. La escena frente a mí era como un déjà vu de tantas otras veces: Simón, inclinado sobre Violeta, acomodando las cobijas alrededor de su figura “dormida” con una delicadeza que jamás había mostrado conmigo. El nudo en mi estómago se apretó, pero mantuve mi expresión neutra.
Cuando Simón se dio la vuelta, el encuentro inesperado con mi presencia transformó su rostro en un caleidoscopio de emociones. Sorpresa, culpa, miedo y algo más que no pude, o no quise identificar.
Una sonrisa fría se dibujó en mis labios mientras arqueaba una ceja.
-¿Por qué no salimos? No vaya a ser que despertemos a tu adorada hermanita.
La forma en que su rostro se contrajo ante mi tono mordaz me produjo una satisfacción que no me molesté en ocultar. Era fascinante ver cómo se debatía: no quería que me importara su relación con Violeta, pero le aterraba que realmente hubiera dejado de importarme.
Ya en el pasillo, Simón se ajustó la corbata nerviosamente antes de que pudiera decir algo.
-Tuve que ir a la empresa por una emergencia -las palabras salieron atropelladas de su boca-. Solo después de resolver eso vine a ver a Violeta.
Se pasó una mano por el cabello, un gesto que conocía bien de cuando intentaba justificar lo injustificable.
-Vino porque aceptó vender la casa y todo lo que le regalé, para devolverte el dinero
-continuó, su voz tensándose con cada palabra-. Además, se va al extranjero. No volveremos
a tener contacto.
Una risa seca escapó de mi garganta. Si no hubiera presenciado la ternura con que la arropaba momentos antes, casi podría haber creído en esa supuesta indiferencia hacia ella. Pero ya no importaba si le creía o no. Ya no importaba si realmente sentía algo por Violeta.
-Nada de eso importa ya -mi voz sonó glacial-. Rompiste nuestro acuerdo. Solo vine a avisarte que mañana recogeré el certificado de divorcio.
El último día del periodo de espera. Por eso había provocado a Violeta: no pensaba esperar otro mes más para liberarme de esta farsa.
Simón apretó la mandíbula, sus nudillos blancos de tanto apretar los puños.
-¡No he roto ningún acuerdo! Siempre dije que entre Violeta y tú, te elegiría a ti. ¡Y siempre lo
he hecho!
-No se trata solo de cuando te obligan a elegir cada palabra salió cargada de veneno-. Dijiste que me esperarías, pero bastó una llamada de Violeta para que corrieras a su lado. ¡Eso es elegirla a ella!
-Es que de verdad tenía asuntos en la empresa…
212
22:31
Capitulo
Sin dejarlo terminar, saqué mi celular y reproduje la grabación. La voz débil y manipuladora de Violeta llenó el pasillo, seguida por las negativas iniciales de Simón… hasta que ella mencionó a su madre. Ver cómo el color abandonaba su rostro al escucharse a sí mismo cediendo ante la manipulación de Violeta fue casi poético.
-Supongo que el presidente Rivero reconoce estas voces, ¿no? -arqueé una ceja, saboreando su desconcierto-. Si necesitas que te refresque la memoria, tengo más pruebas.
“Después de todo“, pensé mientras guardaba el celular, “desde que salí de detención y descubrí cómo Violeta usó a mi hermano para hackear mi teléfono, me aseguré de tener mis propios recursos“. Había contratado a un experto para explorar el celular de Violeta, buscando pruebas de su intento de asesinato y su conexión con Carlos. Esta vez, sería yo quien la enviaría a prisión.
2/2