Capítulo 111
La confusión bailó en el rostro de Simón ante mi sugerencia. Su mandíbula se tensó, y el músculo en su sien comenzó a palpitar, señales inequívocas de su creciente irritación.
-¿Cuántas veces tengo que repetírtelo, Luz? Entre Violeta y yo no hay nada, ni lo habrá jamás. ¿Por qué insistes en vincularnos?
“Lo que realmente quieres decir“, pensé mientras lo observaba, “es que lo suyo es amor verdadero“. Un amor tan puro y genuino que las complicaciones del pasado deberían ser
irrelevantes.
Recordé las palabras de mi madre sobre Porfirio Díaz y sus fiestas en Chapultepec. Si un presidente podía hacerlo, ¿por qué Simón no? En su lógica retorcida, sería mejor que yo me disculpara públicamente, confesando ser la autora intelectual del escándalo entre Violeta y su padre, en lugar de que él simplemente se casara con ella para limpiar su reputación de
cazafortunas.
Pero me guardé estos pensamientos. Era inútil señalar lo obvio cuando él seguía aferrado a su fantasía de que todo lo hacía por mi bien, convencido de que su amor era genuinamente para
mí.
Cansada de este círculo vicioso, dirigí una mirada significativa al oficial que me custodiaba, indicando que deseaba dar por terminada la visita.
La frustración de Simón era palpable. Sus ojos, usualmente calculadores, ahora reflejaban una mezcla de rabia e incredulidad ante mi falta de “arrepentimiento“. No sabía si sentirse indignado por el desperdicio de su supuesto amor y paciencia, o furioso por mi negativa a disculparme.
Sus ojos se tornaron glaciales.
-Si sigues con esta actitud, Luz, te vas a quedar sin opciones. Ya no habrá vuelta atrás.
Ignoré su amenaza velada y me dispuse a seguir al oficial. El estruendo de un puño golpeando la mesa con violencia resonó detrás de mí. El impacto debió ser brutal por cómo reverberó en la pequeña sala de visitas, pero no me digné a voltear. Su despliegue de ira ya no me afectaba. Poco después de la salida dramática de Simón, Eloy Martorell apareció. Una ligera sonrisa se dibujó en mis labios al verlo, Originalmente había sido el abogado consultor de la empresa de medios que Simón me asignó, y durante nuestro trabajo juntos, su capacidad y rectitud me habían impresionado tanto que decidí contratarlo como mi abogado personal.
Después de mi lesión, Eloy se había encargado de todo lo relacionado con mi tratamiento y las investigaciones subsecuentes. Se había ganado mi confianza absoluta con su profesionalismo y dedicación,
Cuando ocurrió el conflicto con Violeta el día anterior, mi primer instinto fue contactarlo, aunque en ese momento solo pensaba necesitarlo para el divorcio. Jamás imaginé que las
3/0
Capítulo
cosas tomarían este giro tan dramático.
Eloy se ajustó las gafas mientras analizaba la situación.
-El video es problemático -su tono era profesional pero preocupado-. Aunque no muestra directamente que preparaste la droga ni que le diste el jugo a Violeta, cualquiera que lo vea sacará esas conclusiones. Probar tu inocencia no será sencillo.
Hizo una pausa significativa.
-Especialmente porque no recuerdas nada de lo sucedido.
Ya había considerado todo lo que Eloy mencionaba. Lo más inquietante era ese vacío total en mi memoria: no recordaba por qué estaba allí ni qué hacía esa sustancia desconocida en el
vaso.
“Algo no cuadra“, pensé mientras masajeaba mis sienes. A pesar de mi lesión, recordaba con claridad todo lo no relacionado con Simón. No tenía sentido que este incidente en particular se hubiera borrado por completo de mi mente.
Además, había algo en ese video que me inquietaba, un detalle que no podía precisar pero que se sentía fuera de lugar. Todo esto complicaba enormemente encontrar la verdad, pero no estaba dispuesta a aceptar una culpa que no era mía.
-Mira -Eloy interrumpió mis cavilaciones-, aunque demostrar tu inocencia será complicado, ese video por sí solo no es suficiente para una condena. Solo te coloca como principal sospechosa. Por ahora, nos enfocaremos en conseguir tu libertad bajo fianza y después planearemos los siguientes pasos.
-De acuerdo -asentí. Era exactamente lo que tenía en mente.
02:05