Al Mal esposo 80

Al Mal esposo 80

Capítulo 80 

La noche había caído cuando Irene salió puntualmente del trabajo. El aire frío se colaba por las ventanillas mientras conducía hacia casa

Al llegar a la entrada de Colinas Verdes, una silueta emergió de la oscuridad, materializándose frente a su auto. El recuerdo de un accidente anterior hizo que su pie aplastara el freno con fuerza instintiva, su corazón martillando contra su pecho

No era como aquella vez, cuando despertó en el hospital convencida de que esa carretera debía estar desierta. En esta ocasión, la figura era real, dolorosamente real

Respiró hondo, intentando calmar sus nervios mientras alzaba la mirada

¡BAM

El puño de César se estrelló contra el capó. Sus ojos, inyectados de furia, la taladraban a través del parabrisas

-¡Bájate del coche en este instante

No era sorpresa que la hubiera encontrado. Después de todo, conducía el auto de repuesto de los Llorente. Había estado ignorando las llamadas y mensajes de Yolanda durante días. César debía estar desesperado por lo de Daniel

Con movimientos deliberadamente lentos, se desabrochó el cinturón y descendió del vehículo. Apenas sus pies tocaron el pavimento, César se abalanzó sobre ella, sus dedos cerrándose como una tenaza alrededor de su brazo

-¿Qué demonios le hiciste a Romeo? ¡Va a hundir los negocios de la familia

El dolor se disparó por su muñeca, arrancándole una mueca

-¿De qué está hablando

-¡Cortó toda relación comercial con los Llorente! -Las venas del cuello de César palpitaban mientras gritaba, incapaz de ver que él mismo era el problema

En su mente retorcida, sabía que sus palabras enfurecerían a Romeo. Quizás, en un arranque de ira, podría haber echado a Irene de casa. Pero si ella hubiera actuado como él esperaba, llorando, suplicando, amenazando con lo peor, ¿qué opción tendría Romeo más que mantenerla en la familia Castro

Por supuesto, para César el error estaba en Irene, por no seguir su guion, por no aliarse con él para manipular a Romeo

-Lo que Romeo haga con los negocios de la familia no está en mis manos

La notícia la golpeó como una bofetada. Cortar lazos comerciales no era algo que se hiciera de la noche a la mañana, y sin embargoayer mismo la había seducido para llevarla a la cama. El sabor amargo de la traición le subió por la garganta

Capitulo 80 

Se mordió el labio inferior hasta casi hacerlo sangrar mientras intentaba liberarse del agarre de César, pero él solo apretó con más fuerza

-¡Te crie para esto! No solo no pudiste salvar a Daniel, sino que ahora hundes a toda la familia. ¡Regresa ahora mismo con los Castro! No me importa lo que tengas que hacer: ruega, llora, implora su perdón¡pero consigue que restaure los negocios

El dolor le robó el color de los labios

-¡No voy a regresar

Era la hora pico. Los vecinos se detenían a observar el espectáculo en la entrada del fraccionamiento. Irene intentó alejarse, resistiéndose a entrar bajo la mirada de todos esos 

curiosos

A través de la multitud que comenzaba a formarse, sus ojos captaron un Maybach negro estacionado discretamente a un lado de la calle. Su sangre se congeló en sus venas

Por la ventanilla parcialmente bajada, la mirada penetrante de Romeo no perdía detalle del espectáculo. Sus ojos oscuros, impasibles, observaban cada segundo de su humillación

—¡Por Dios, Irene, ten tantita dignidad! Casarte con Romeo fue la suerte de tu vida

-¿Qué dignidad puedes tener frente a él

-Si te divorcias, ¿quién más va a quererte? Te vas a convertir en mercancía usada

—¡Regresa ahora mismo! No me importa si tienes que llorar, hacer un drama o hincarte de rodillas. ¡Consigue su perdón! Y de ahora en adelante, aunque te corra, ¡te aguantas

César seguía vociferando, sin notar que ella se había quedado inmóvil

Irene permaneció allí, pálida como un fantasma, sintiendo la mirada de Romeo sobre ella como estuviera desnuda. La vergüenza le quemaba la piel mientras observaba cómo la ironía y el desdén crecían en aquellos ojos que tanto había amado

Su mirada parecía burlarse: ¿Ves? Así de poco vales para tu propio padre. Una simple diversión, un peón en su juego. ¿Y esperabas que yo te valorara?” 

No era dignano lo era

2/2 

Al Mal esposo

Al Mal esposo

Score 9.9
Status: Ongoing
Al Mal esposo

Comment

  1. Ruth Sepúlveda says:

    Muchas gracias por compartir

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset