Capítulo 299
La revelación golpeó a Irene como un rayo. De pronto entendió lo que hacía tan extraño el comportamiento de Romeo: era por haber aceptado el proyecto de diseño de los Aranda. La diferencia era abismal – mientras los Aranda le habían ofrecido una oportunidad genuina, lo que Romeo proponía no era más que una limosna disfrazada de trabajo. Una forma más de ejercer control sobre ella.
Con una sonrisa perfectamente ensayada que no alcanzaba sus ojos, se dirigió a él.
-Le ofrezco una disculpa por mi actitud, señor Castro. Me excedí -su voz profesional ocultaba el sabor amargo de sus palabras-. Tengo clara la propuesta. Prepararé el diseño y se lo enviarė para su revisión. Si le parece adecuado, podemos proceder con el contrato y el depósito.
Las miradas furtivas del equipo de Margarita no le pasaban desapercibidas. Un escándalo aquí solo la perjudicaría a ella; Romeo saldría inmune como siempre. No podía darse el lujo de perder este trabajo o enfrentar una sanción. No ahora.
Gabriel se aclaró la garganta.
-Señora, el presidente Castro acaba de mencionar que confía en su criterio para el diseño.
La mirada cristalina de Irene se encontró con los ojos insondables de Romeo. Algo en ella se doblegó, no por sumisión sino por puro pragmatismo.
-Les agradezco haberse tomado la molestia de venir personalmente.
Su cortesía era una máscara perfecta, pero Romeo podía ver a través de ella. La insatisfacción en su rostro era evidente mientras dejaba escapar un gruñido apenas audible antes de ponerse de pie.
Manteniendo la farsa hasta el final, Irene lo acompañó hasta el elevador. Solo cuando las puertas se cerraron permitió que sus hombros se relajaran.
Victoria se materializó a su lado apenas regresó.
-¡No vas a creer lo que encontré sobre él! Es impresionante. ¿Cómo lo conociste?
-Fui niñera en su casa -respondió Irene con una sonrisa irónica.
-¿También fuiste niñera? -los ojos de Victoria brillaron con curiosidad-. Su casa ha de ser una mansión, ¿verdad? Con razón dijiste que no necesitabas tomar medidas.
Irene se sentó frente a su computadora, evitando prolongar la conversación sobre Romeo.
-Victoria, cuando le lleves los documentos al gerente, ¿podrías mencionarle que el señor Castro ya se hizo cargo? Para que pueda manejar la situación con la central.
Aunque el contrato no se firmara, confiaba en que la central dejaría pasar el incidente de ayer. Romeo siempre había sido efectivo en ese tipo de cosas.
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Capaulo 200
Las dimensiones de la villa de David aparecieron en su mente mientras comenzaba a trazar el boceto preliminar. Valle Aureo podía esperar.
Trabajó sin descanso hasta el mediodía, cuando pidió comida para llevar. Después de comer y una breve pausa, tras considerable deliberación, decidió desbloquear el número de Romeo.
Apenas lo hizo, su teléfono sonó. Era el Hospital San Rafael.
-Señorita Llorente, ha llegado el momento de cubrir la cuenta médica de su hermano.
Irene sintió que su ceño se fruncía involuntariamente.
-Por favor, contacten a su padre.
La voz al otro lado del teléfono vacilaba con incomodidad.
-Ya nos comunicamos con sus padres. Ambos insistieron en que la contactáramos a usted y… han dejado de responder nuestras llamadas.
El peso de la realidad se instaló en su pecho. ¿Así demostraban César y Yolanda su amor por Daniel? Siempre habían preferido a los hijos varones sobre las hijas, pero esto… ¿O quizás simplemente conocían mejor que ella su propia debilidad? Sabían que jamás abandonaría a Daniel a su suerte.
-Señorita Llorente la voz de la mujer mayor al teléfono se suavizó con compasión mal disimulada-, he conseguido una extensión de tres días. Si no recibimos el pago para entonces… tendremos que pedirle que venga por el paciente para darle de alta.
Irene se aclaró la garganta, intentando mantener la compostura.
-Entiendo. Gracias.
Al colgar, revisó su saldo bancario. Sesenta mil. Ni de cerca suficiente para cubrir la cuenta. El bono no llegaría hasta el mes siguiente, y en el estudio no daban adelantos, menos a alguien que apenas llevaba días trabajando ahí.
Con dedos temblorosos, marcó el número de Yolanda. La llamada se conectó casi instantáneamente.
-Es sobre la cuenta del hospital de Dani.
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