Al Mal esposo 278

Al Mal esposo 278

Capítulo 278 

Irene siempre había creído que, aunque Romeo no era el esposo más cariñoso o atento, al menos era un hombre íntegro y responsable. Qué equivocada estaba

Los murmullos de asombro entre los presentes resonaban como un zumbido distante. La noticia del supuesto embarazo flotaba en el aire como una bomba a punto de estallar

El color abandonó el rostro de Romeo en un instante

-¿Qué? -Su voz salió como un susurro estrangulado

Irene, que hasta ese momento había estado perdida en sus pensamientos, regresó bruscamente a la realidad

-¿Embarazada? -repitió, sintiendo cómo un escalofrío le recorría la espalda

Yolanda, quien había estado observando la reacción de Romeo desde las sombras, entrecerró los ojos con suspicacia al notar su genuina sorpresa

-Irene, ¿no le habías dicho nada a Romeo sobre el embarazo? -preguntó, girándose hacia su hija

-¿Quién te dijo que estoy embarazada

Los engranajes en la mente de Irene comenzaron a girar frenéticamente. Los cambios en el comportamiento de Yolanda durante las últimas semanas cobraron un nuevo y aterrador significado. De repente, todo tenía sentido: había quedadoembarazada por obra y gracia de 

su madre

-¿No me dijiste que no te ha bajado en todo este tiempo? -Yolanda bajó la voz, intentando mantener un tono confidencial-. ¿No te habías hecho la prueba

La sangre de Irene hervía ante la absurdidad de la situación

-El retraso es por el estrésespetó con firmeza-. Ya estoy tomando medicamentos para regularlo. No estoy embarazada

La mirada de reproche que le dirigió Yolanda decía claramente: ¿Por qué sigues negándolo?” 

-Es imposible que esté embarazada -susurró Irene, asegurándose de que solo su madre pudiera escucharla-. He estado tomando anticonceptivos. No hemos planeado tener hijos

Yolanda la observó por unos segundos eternos antes de que una sonrisa de suficiencia se dibujara en sus labios

-Ya lo sabía. Por eso te cambié las pastillasdeclaró con un tono triunfal que heló la sangre de Irene-. Algún día me agradecerás que tu madre haya tenido la previsión

– 

-¿Que cambiastequé? La voz de Irene se quebró mientras un frío devastador se extendía desde su pecho hasta la punta de sus dedos, dejándola completamente pálida

18:43 

Capitulo 

Los recuerdos de la visita de Yolanda a su casa inundaron su mente como una película de 

terror

Yolanda la ignoró, volviéndose hacia los Castro con una sonrisa conciliadora

-Todo esto es un malentendido. Irene está embarazada pero no había dicho nada. Romeo quería divorciarse porque no lo sabía, pero ahora que está enterado, seguro cambiarán las cosas, ¿verdad, Romeo

Una risa amarga amenazaba con escapar de los labios de Romeo. ¿Un embarazo? ¿Realmente esperaban que esa mentira se sostuviera

Quiero ver de dónde sacará un bebé en unos meses, pensó con desdén

-Irene, ¿cómo pudiste guardar silencio sobre algo tan importante? -La voz de Milagros revelaba que había intuido los problemas en el matrimonio

El silencio de Irene era más elocuente que cualquier palabra

-¿Qué clase de esposo eres que ni siquiera te das cuenta de que tu mujer está embarazada? -atacó Milagros a su nieto

-Ella no puede estar embarazada -afirmó Romeo con rotundidad, confiando en la eficacia de los anticonceptivos

Pero entonces, los recuerdos lo asaltaron: Irene actuando extrañamente sumisa durante las últimas semanas, tomando sus pastillas sin supervisión… 

Algo no cuadraba

Su expresión se transformó en una máscara de furia contenida. Sus ojos, ahora convertidos en dos pozos oscuros de ira, se clavaron en Irene, quien permanecía parcialmente oculta tras Yolanda, con la mirada fija en el suelo

Su aparente culpabilidad lo decía todo

Con un movimiento brusco, atrapó la muñeca de Irene entre sus dedos y comenzó a arrastrarla hacia el auto

-¡Romeo, con más cuidado! -gritó Milagros, corriendo tras ellos

-¡Por Dios, no seas tan brusco! ¡Está embarazada! -La voz de Yolanda los persiguió por el 

estacionamiento

Ismael observaba la escena con preocupación evidente, pero decidió no intervenir, confiando en que su hijo manejaría la situación

Irene, con la mente embotada, se dejó conducir al asiento del copiloto. El paisaje se desdibujaba a través de la ventana mientras el auto devoraba el asfalto

Esperaba que Romeo la llevara al hospital para confirmar o desmentir el embarazo, pero se equivocó. La llevó directamente a casa, subiendo las escaleras hacia el segundo piso con pasos furiosos. Sin mediar palabra, abrió el cajón del tocador y sacó el frasco de 

10.123 

anticonceptivos

Vertió algunas píldoras en su palma y, al examinarlas de cerca, descubrió por primera vez las diminutas letras VCgrabadas en su superficie

-Irene, ¿es que puedes ser más descuidada? -Se giró hacia ella con movimientos felinos

Sus dedos, fríos como el hielo, se deslizaron por el delicado cuello de Irene. Sus ojos, convertidos en dos abismos de furia contenida, la miraban como serpientes acechando a su presa, prometiendo un castigo inevitable

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Status: Ongoing
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