Al Mal esposo 257

Al Mal esposo 257

Capítulo 257 

Un suspiro escapó de los labios de Irene mientras contemplaba el nombre de Romeo parpadeando en la pantalla de su celular. Sabía que si no contestaba, él sería capaz de armar una escena frente a todos los participantes. El mero pensamiento le provocó un escalofrío. Durante el concurso de Design Space, cualquier interacción entre participantes, patrocinadores o jueces era observada con lupa. El más mínimo desliz podría despertar sospechas de favoritismo

La voz cortante de Romeo resonó en su oído por apenas unos segundos antes de que la línea quedara muerta, dejándola con el eco del tono de llamada terminada. Miró la pantalla ahora negra con resignación, guardó el teléfono en su bolso y mantuvo la mirada fija en el piso mientras esperaba el transporte

La explanada del hotel bullía de actividad. El personal de seguridad, notando la cantidad de gente esperando y la escasez de taxis, comenzó a organizar viajes compartidos para quienes se dirigían hacia el mismo rumbo. Al menos esto reduciría la espera

Dos diseñadores que vivían cerca de su zona se unieron a ella en el viaje. Su casa era la última parada. Entre el tráfico de la hora pico y las múltiples vueltas, habían transcurrido dos horas desde la llamada de Romeo

El chirrido agudo de unos frenos cortó el aire invernal justo cuando se disponía a abrir la puerta de su casa. Su cuerpo se tensó al instante. Al girarse, la figura de Romeo emergía de su auto como una sombra amenazante

La mirada que le dirigió estaba cargada de una furia apenas contenida. Con movimientos deliberadamente lentos, encendió un cigarrillo. La primera bocanada de humo creó una cortina gris entre ellos, pero no logró suavizar la intensidad de sus ojos

Irene sintió que sus piernas se volvían de plomo. El peso de su mirada la mantenía clavada en el sitio. No venía a felicitarla por su avance en la competencia, eso era evidente. Sus dedos rozaron la invitación en su bolsillo mientras reunía el valor para acercarse a él

-¿Me andabas buscando? -su voz sonó más firme de lo que esperaba

-¿Tanto quieres ganar el concurso de Design Space? -el tono de Romeo se suavizó ligeramente al verla acercarse. La había estado persiguiendo por una hora, solo para descubrir que ella había tomado un simple viaje compartido

Irene pateó una piedrita, sus ojos fijos en el movimiento

-Sí -admitió en voz baja. Al principio se había inscrito sin grandes expectativas, pero ahora el deseo de triunfar ardía en su pecho con una intensidad que la sorprendía

Romeo sostuvo el cigarrillo entre sus dedos con estudiada elegancia. Su voz adoptó ese tono condescendiente que ella tanto detestaba

-Regresa a casa conmigo y el campeonato será tuyo

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16.00 

Capitulo 257 

Irene levantó la cabeza de golpe, su mano apartando el humo del cigarro como si también pudiera disipar la aimargura que sentía

La oferta flotaba entre ellos, tan seria como insultante. Romeo ni siquiera se molestaba en preguntarse si ella querría aceptar, en su mente, era obvio que cualquiera saltaría ante tal oportunidad

-Romeo, si no vienes a felicitarme por haber avanzado, al menos no me insultes de esta manera -sus palabras salieron teñidas de dolor e indignación- ¿Acaso crees que necesito ayuda para ganar? ¿No puedo lograrlo por mis propios medios

La ceniza del cigarrillo de Romeo se desprendió, llevada por el viento helado. Una risa grave y oscura brotó de su garganta

-¿De verdad crees que avanzaste por mérito propio? -sus ojos brillaron con malicia-. ¿Por qué si otros te ayudan está bien, pero si yo te lo ofrezco es un insulto

-¡Llegué hasta aquí por mi esfuerzo, sin ayuda de nadie! -las palabras brotaron de Irene con fuerza incontenible-. ¡Y aunque no fuera así, ya no es asunto tuyo

La risa de Romeo se volvió más pronunciada, cargada de frustración y desprecio

-Qué esforzadaeres el sarcasmo goteaba de cada sílaba

¿Por qué no lo entiende?, pensaba él. Todo lo que ella tanto se esforzaba por conseguir, él podría dárselo con una simple palabra. ¿Qué buscaba realmente

Irene apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Sus ojos, brillantes de determinación, se clavaron en los de él

-Romeo, algún día te haré cambiar de opinión sobre . ¡Te demostraré mi verdadero valor

-Me parece bien cada palabra salió de sus labios como una sentencia-. Estaré esperando a ver cómo lo logras. Pero si descubro que estás tomando atajos, no me culpes por olvidar nuestros lazos matrimoniales

¿Lazos matrimoniales?La frase resonó en la mente de Irene como una broma cruel mientras observaba su silueta alejarse con paso decidido. 

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