Al Mal esposo 248

Al Mal esposo 248

Capítulo 248 

Pilar exhaló un suspiro cargado de preocupación mientras jugueteaba nerviosamente con un bolígrafo

-Te falta muy poco experiencia -sus ojos reflejaban genuina preocupación-. Los diseñadores en los mercados son mucho más rudos que Lisa. Los buenos se llevan cientos de miles al mes. Todo es por comisión: viven de chambear horas extra y pelearse por los clientes. Si te vas para alláte van a hacer pedazos

Irene asintió levemente. Conocía bien la realidad: en cualquier industria donde las comisiones son el sustento diario, la competencia se vuelve despiadada. Su supervivencia dependería únicamente de su temple y determinación

Una sonrisa triste se dibujó en sus labios

-Espero que la próxima vez que nos veamos, al menos me queden los huesos para no 

espantarte

Los ojos de Pilar se humedecieron al instante. A pesar del poco tiempo trabajando juntas, habían desarrollado una conexión especial. Su naturaleza emotiva se manifestaba en el temblor de su voz

-Ya estás en los puros huesos. Por más dura que se ponga la cosa, prométeme que no te vas 

a saltar las comidas

Antes de partir, ambas se fundieron en un abrazo e intercambiaron sus números personales de WhatsApp, además del contacto laboral

El nuevo mercado se ubicaba en un centro comercial especializado en artículos para el hogar, a poca distancia de ahí. Tenía que presentarse a las tres en punto

El gerente Zúñiga, un hombre cercano a los cuarenta, portaba gafas de marco negro que enmarcaban unos ojos astutos. Su cabello rapado y su atuendo informal -jeans y una sudadera deportiva- contrastaban con el ambiente corporativo al que Irene estaba acostumbrada. El resto del personal vestía con la misma informalidad, haciendo que el traje 

sastre de Irene desentonara notoriamente

La guiaron hasta un escritorio ubicado en una esquina apartada. A su alrededor, sus nuevos compañeros se movían en un caos ordenado: algunos negociaban por teléfono, otros se concentraban en sus diseños, y varios más atendían a los clientes que entraban a la tienda

Apenas había terminado de acomodar sus pertenencias y se disponía a familiarizarse con los materiales del local cuando la voz de Lucas Moreno la detuvo

-Irene, acaban de llegar unas muestras de madera en la entrada. Tráelas a la tienda

Lucas le extendió una hoja de inventario. Irene la tomó y se dirigió a la puerta trasera del centro comercial. Después de verificar con el personal de logística, recogió el pedido: varios postes 

de madera de dos metros de largo, cada uno con un peso considerable

16.00 

Capitulo 248 

Su complexión delgada no estaba acostumbrada a cargar objetos pesados. Intentó levantar uno de los postes, que la superaba tanto en altura como en peso. Sus brazos temblaban mientras lo equilibraba precariamente sobre su hombro, avanzando con pasos inseguros

Mientras se aproximaba al elevador, el extremo del poste golpeó algo con un sonido seco, deslizándose de su hombro adolorido

Un coro de voces alarmadas resonó detrás de ella

-¡Presidente Castro

-¡Presidente Castro! ¿Se encuentra bien

Romeo se frotaba la parte posterior de la cabeza, girándose lentamente. Sus ojos buscaron con fría intensidad a quien se había atrevido a humillarlo frente a todos

Irene, sosteniendo su hombro lastimado, se congeló al escuchar presidente Castro. Su cuerpo reaccionó antes que su mente, volteando instintivamente

Sus miradas se encontraron. La sorpresa inicial en los ojos de Irene se transformó gradualmente en incomodidad al reconocer la situación

-SeñorGabriel apenas logró articular antes de cambiar bruscamente su tono-. ¡Tenga cuidado con esa madera

La realidad golpeó a Irene con la misma fuerza que el poste había golpeado a Romeo. Ahí estaba él, imponente en su traje oscuro, rodeado de ejecutivos igualmente trajeados, emanando un aura de autoridad que parecía hacer el aire más denso. Por algún cruel giro del destino, el poste había impactado precisamente en su nuca

Irene bajó la cabeza rápidamente

-Lo siento, no lo vi

Gabriel guardó un silencio tenso, observando la reacción de Romeo

Romeo frunció el ceño, sus ojos oscuros clavados en Irene como dagas. Los altos ejecutivos del centro comercial -propiedad de Alquimia Visual- se mantenían expectantes detrás de él durante lo que debía ser una simple inspección rutinaria

Los ejecutivos, interpretando el semblante sombrío de Romeo, arremetieron contra Irene

-¿Qué diablos estás haciendo? ¿Cuántas veces tenemos que repetir que hay que tener cuidado al mover la mercancía? ¿Acaso estás ciega? -uno de ellos la escrutó de arriba abajo con desprecio-. Por tu forma de vestir, cualquiera pensaría que eres la dueña de algún local y no una empleada. A ver, llama a tu marido, quiero ver qué opina de esto. ¿O qué? ¿No había nadie más en la tienda que tuvieron que mandar a una princesita a estorbar por aquí

16:08 

Al Mal esposo

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Status: Ongoing
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