Al Mal esposo 243

Al Mal esposo 243

Capítulo 243 

La pantalla del celular brillaba con el nombre de Yolanda. Natalia, captando la tensión repentina en los hombros de su amiga, cerró la boca de inmediato

Irene deslizó el dedo sobre la pantalla con resignación

-¿Mamá

-Irene, ¿cómo que todavía no regresas? -La voz de Yolanda destilaba una preocupación inusual-. Ya es muy noche, y una embarazadaandando sola por ahí, ¿no te das cuenta del peligro

-Ya voy de regreso -respondió Irene mecánicamente, interpretando la llamada como otro intento de su madre por controlarla

Tras colgar, Natalia la llevó hacia el fraccionamiento. Las calles nocturnas estaban casi desiertas, y el frío se había intensificado. Las luces de los faroles proyectaban sombras alargadas sobre el pavimento mientras el auto se acercaba a la entrada

Natalia tocó el claxon para llamar la atención del vigilante. El hombre, con un cigarro entre los labios, se acercó arrastrando los pies

-Si no es carro del fraccionamiento, no puede entrar

-Oiga, he venido muchísimas veces. Siempre es mi hermano quien maneja para acá. 

Natalia bajó la ventanilla, regalándole al vigilante su mejor sonrisa. El hombre, con los ojos entrecerrados por el sueño, ni se inmutó

-No puede entrar y punto

-¡Ay, usted! -Natalia se desabrochó el cinturón, lista para bajarse y enfrentarlo

-¡Nati, espérate! -Irene la sujetó del brazo mientras tomaba su bolso-. Ya es tardísimo, con que me hayas traído hasta aquí es más que suficiente

Pero Natalia era más fuerte y casi logra zafarse

-¡Este fraccionamiento está enorme! Te vas a tardar como diez minutos caminando hasta el último edificio. ¡Déjame arreglar esto! 

Las dos forcejeaban mientras el vigilante se alejaba con parsimonia, aparentemente inmune al drama que se desarrollaba frente a él

-¡Ya basta las dos

La voz de Yolanda cortó el aire como un látigo. Apareció como un vendaval desde el interior del fraccionamiento y, sin mediar palabra, jaló a Irene hacia un lado, examinándola de pies a cabeza con ojos críticos

-Irene, ¿estás bien

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Capítulo 243 

-Estoy perfectamente -respondió Irene, desconcertada por el repentino arrebato maternal

Natalia, abandonando su persecución del vigilante, observaba la escena con evidente 

confusión

-Señorita Aranda, ¿qué manera es esa de comportarse? -El tono de Yolanda goteaba desaprobación. ¿Empujando y jaloneando como si estuvieran en la calle? ¿Y si lastiman

Irene

El cambio en el trato era notable. Antes, Yolanda siempre había sido amable con Natalia, consciente del peso del apellido Aranda. Pero ahora, con Irene supuestamente embarazada y su posición como señora Castro asegurada, la cortesía se había evaporado. ¿Qué significaba la familia Aranda ante los Castro? Natalia era solo una chica más a quien podía reprender

-Mamá, Nati solo me trajo a casa. Nadie estaba jaloneando a nadie -intervino Irene, incómoda ante la actitud sobreprotectora de su madre

Yolanda la fulminó con la mirada

-¿No? ¿Entonces qué fue todo ese espectáculo? ¿No te das cuenta de tu estado

Irene parpadeó, genuinamente confundida. ¿Su estado? ¿De qué hablaba

Natalia, interpretando erróneamente la situación como otro síntoma del estrés de su amiga, decidió retirarse diplomáticamente

-La tía tiene razón -concedió con una sonrisa conciliadora-. De ahora en adelante tienes que estar tranquila y contenta. No vale la pena pelearse por tonterías. Me voy, descansa 

temprano

-Con cuidado -Irene intentó dar un paso hacia su amiga, pero Yolanda la sujetó del brazo

-¡Por Dios, estás helada! -exclamó su madre-. ¿Qué tal si te enfermas con este frío? Vámonos para adentro… 

El repentino despliegue de amor maternal de Yolanda resultaba tan misterioso como desconcertante. Prácticamente arrastró a Irene hasta la casa y, para su sorpresa, incluso le sirvió un vaso de agua caliente

-Tienes que cuidarte, Victoria

-Gracias -respondió Irene cortésmente, aunque la incomodidad era evidente en su postura

Yolanda se sentó a su lado con una sonrisa que no llegaba a sus ojos

-¿Vas a seguir trabajando

Irene sostuvo la taza con firmeza, como si fuera un escudo

-Por supuesto. Si todo sale bien, regreso el lunes

-Bueno, pero cuídate mucho, come a tus horas-Yolanda había esperado convencerla de dejar el trabajo, pero luego reconsideró su estrategia. El regreso de Irene a casa sin 

16:07 

reconciliarse con scala que debia mantener su dignidad y esperar a que él viniera 

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