Capítulo 214
Irene apretó los puños, conteniendo su frustración.
-¿No ves cómo andan los chismes sobre Romeo e Inés por todos lados? ¿Y por una simple plática con David en el coche ya todo mundo anda sacando conclusiones?
Yolanda se inclinó hacia adelante, bajando la voz con aire conspiratorio.
-Todos esos rumores sobre Romeo son puras mentiras -sus ojos brillaban con intensidad-. Pero Romeo ya malinterpretó tu relación con David. Aquella vez te salvé inventando una excusa que parece que se creyó, pero de ahora en adelante tienes que poner distancia con
David.
Irene parpadeó varias veces, procesando la información. Un escalofrío recorrió su espalda al recordar aquella visita de Romeo cuando estaba con el suero, sus palabras extrañas que ahora
cobraban otro sentido.
-¿Qué fue exactamente lo que le dijiste a Romeo?
-No te preocupes por eso, no te va a afectar -Yolanda la empujó suavemente hacia el elevador-. Pero si no me haces caso y Romeo te llega a cachar en algo con David, toda la familia Llorente va a pagar los platos rotos.
La convicción en la voz de su madre al acusarla de traicionar a Romeo la dejó momentáneamente sin palabras. Optó por cambiar de tema.
-¿Y tú cuándo piensas regresar a la casa?
Yolanda bajó la mirada hacia el vientre de Irene antes de responder.
-Me da miedo que tu papá me vuelva a pegar… Mejor me espero unos días más.
Al llegar a su piso, Irene entró primera al departamento. La mesa estaba hecha un desastre con los restos de comida para llevar que su madre había dejado.
-Mañana regreso al trabajo y no voy a poder venir a las tres comidas -recogió algunos envases vacíos-. Vas a tener que ver cómo le haces con la comida, y por favor saca la basura. “Ya perdí la cuenta de cuántas veces he tenido que limpiar su desorden“, pensó mientras continuaba recogiendo.
Yolanda se cruzó de brazos, observándola con escepticismo.
-¿De verdad conseguiste trabajo?
-Claro que sí.
Irene terminó de limpiar y se dirigió a su habitación por su pijama, lista para ducharse.
-¿Y cuánto te pagan al mes? -Yolanda la siguió, bloqueando la puerta que intentaba cerrar.
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Capítulo 214
-Algunos miles.
El rostro de Yolanda se transformó en una mueca de desprecio.
-Con eso ni para una bolsa decente te alcanza. ¿Para qué pierdes el tiempo ahí? Mejor ponte a pensar cómo contentarlo a él…
‘¡Plam!‘
Irene empujó la mano de su madre y cerró la puerta del baño de golpe, echando el seguro. Ya tenía suficientes problemas como para aguantar más presión.
En estos días había intentado concentrarse en sus diseños cada mañana, pero Yolanda la interrumpía constantemente. Si no era para hablar de Romeo, era para hacerle preguntas sin
sentido.
“Con razón David rechazó mis diseños“, pensó con amargura. La desesperación comenzaba a apoderarse de ella, solo diez días para el repechaje y ni una pizca de inspiración.
Yolanda lanzó una mirada furiosa a la puerta cerrada antes de retirarse a su habitación. Sacó su celular y marcó el número de César.
-La he estado vigilando estos días… todavía no le baja… -susurró al teléfono-. Sé que eso no significa que esté embarazada, pero estoy buscando cómo hacer que regrese con los Castro. Nomás que no encuentro el momento…
El invierno había convertido las mañanas en una verdadera tortura. El termómetro marcaba diez grados bajo cero mientras Irene esperaba el autobús, sosteniendo su desayuno comprado en la tienda de la esquina.
Revisaba distraídamente su celular cuando una sombra se proyectó sobre ella. Al levantar la vista, se encontró con un par de zapatos italianos perfectamente lustrados.
El rostro gélido de Romeo apareció en su campo de visión, sus ojos oscuros taladrándola sin pronunciar palabra. Antes de que pudiera reaccionar, la arrastró hacia un Maybach
estacionado cerca.
Prácticamente la lanzó dentro del vehículo. El impacto contra la hebilla del cinturón de seguridad le arrancó un quejido de dolor.
-¡¿Te volviste loco o qué?!