Capítulo 197
Romeo prácticamente la arrastró hasta su Maybach. El roce de sus dedos sobre su muñeca quemaba, recordándole que esto no era otro de sus sueños sobre la libertad.
Primero pasaron por la casa para recoger los documentos necesarios. Solo cuando Irene sintió el peso del libro rojo entre sus manos, la realidad la golpeó como una ola. El divorcio que tanto había anhelado estaba sucediendo, y con una velocidad que la dejaba sin aliento.
Apretando el documento contra su pecho, giró el rostro hacia la ventana, observando cómo la ciudad se desdibujaba en manchas borrosas de color. Una voz en su cabeza gritaba “¡más rápido, más rápido!“, mientras su corazón se retorcía en un torbellino de anticipación y un sentimiento que no se atrevía a nombrar.
El Maybach finalmente se detuvo frente al Registro Civil. Romeo se desabrochó el cinturón con un movimiento brusco y bajó del auto sin mirarla.
“Debe estar ansioso por deshacerse de mí“, pensó Irene. “Todo ese enojo, todas esas palabras grandilocuentes… solo para no sentirse como el villano de la historia.”
Mientras luchaba con su propio cinturón, la voz de Romeo la atravesó como una daga.
-¿Qué pasó? ¿Ya te estás arrepintiendo?
El silencio fue su única respuesta. ¿Qué podía decirle? Para él, esos dos años no significaban nada. Para ella… para ella habían sido toda una vida. Dos años donde su mundo entero giraba alrededor de él. Dos años de autoengaño.
“Qué estúpida fui“, pensó mientras las emociones se arremolinaban en su pecho, sin poder distinguir si la embargaba más la alegría o la tristeza.
Dentro del Registro Civil, tomaron un número en la ventanilla de divorcios y se formaron detrás de otras parejas. Algunos tenían los ojos enrojecidos, otros el rostro congestionado por la rabia. Romeo era el único que permanecía impasible, lanzándole miradas de desprecio apenas disimuladas.
La despreciaba, eso era evidente. La había escuchado en el pasillo hablando con otro hombre, prometiendo divorciarse. Y ahora que la había arrastrado hasta aquí, se mostraba callada y melancólica.
“No está triste“, se dijo Romeo. “Seguramente se está arrepintiendo.”
La estudió con intensidad, buscando en su rostro alguna señal que confirmara sus sospechas. Su escrutinio debió ser demasiado obvio porque Irene alzó la mirada de repente, sus ojos claros encontrándose con los suyos. Romeo desvió la vista con desprecio, ofreciéndole solo frialdad.
Por un momento, Irene consideró confrontarlo sobre Inés. Las preguntas se agolpaban en su garganta: ¿En qué era ella inferior a Inés? ¿Era porque se había convertido en una simple ama de casa? ¿O simplemente nunca había sido el tipo de mujer que él deseaba?
Y si era así, ¿cómo explicar las noches de pasión? ¿Acaso no era el mismo Romeo quien perdía
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Capítulo 197
el control entre sus brazos?
Pero al ver su expresión distante, todas esas preguntas murieron en sus labios. Estaban por divorciarse, ¿qué caso tenía remover el pasado? Su indiferencia actual era prueba suficiente de que nunca hubo amor verdadero. Solo deseo físico.
Quizás desde el principio, cuando llegó a pedir su mano a la familia Llorente, solo la consideró lo suficientemente atractiva para satisfacer sus necesidades básicas. Después de todo, un matrimonio sin intimidad habría levantado sospechas en la familia Castro.
Una pareja recién llegada pasó junto a ellos, sus rostros marcados por el agotamiento emocional.
La mujer sacó su celular mientras revisaba unos papeles.
-No puede ser, con el nuevo programa piloto del registro civil hay que esperar un mes para la
resolución…
Su voz se perdió entre la multitud, pero Romeo captó cada palabra. Su ceño se frunció al pensar en ese mes de espera. Un mes que Irene podría usar para arrepentirse y volver a
molestarlo.
Cuando llegó su turno, se acercaron juntos al mostrador. El empleado, con la monotonía de quien ha visto demasiados matrimonios desmoronarse, les explicó el proceso.
-Como parte del nuevo programa piloto de mediación familiar que implementó el registro civil, después de llenar la solicitud hay un período de un mes durante el cual deben asistir a una sesión de orientación y luego esperar la resolución administrativa. Es un programa que busca asegurar que las parejas tomen decisiones informadas.
Irene tomó los formularios con manos temblorosas.
-¿Un mes entero de espera?
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