Capítulo 187
rente bajó el celular lentamente, levantando la mirada para encontrarse con los ojos encendidos de Lisa. La tensión era palpable en el aire de la oficina.
-Ya hablé con la señorita Núñez.
El disgusto en el rostro de Lisa se intensificó, mientras sus manos se crispaban sobre el folder que sostenía.
-¡Por favor! Ya estamos grandes para estos juegos. Si no querías el proyecto, pudiste decirlo directamente. ¿Pero mentir? ¡Eso sí que no!
Irene enderezó la espalda, adoptando ese aire de suficiencia que tanto le molestaba a Lisa.
-Lisa, ya lo habíamos discutido y tú te negaste rotundamente.
“¿No fue ella misma quien rechazó el proyecto de Inés desde un principio?“, pensó Irene, mientras sentía cómo la frustración comenzaba a burbujear en su interior.
Lisa golpeó el escritorio con la palma abierta.
¿O sea que nomás porque no estuve de acuerdo, te pareció bien mentir? ¿Qué? ¿Crees que la señorita Núñez y yo somos un par de tontas?
El estómago de Irene se contrajo al darse cuenta de su error. Se puso de pie con movimientos deliberadamente pausados, intentando mantener la compostura.
-No mentí. El día de la nevada hablé por teléfono con la señorita Núñez. Ella entendió perfectamente que yo no seguiría a cargo del diseño de Valle Aureo.
Lisa soltó una risa seca, cargada de incredulidad.
-Mira, me tiene sin cuidado si quieres o no tomar el trabajo de la señorita Núñez. Pero la mentira… eso sí que no. Ve y disculpate con ella, porque si esto se hace público, no solo tu reputación quedará hecha pedazos… ¡también me vas a hundir a mí!
Lisa dio media vuelta y se alejó con pasos furiosos, dejando a Irene hundida en su dilema. La realidad la golpeó como una bofetada: durante aquella llamada, Inés no había confirmado nada explícitamente. Y aunque lo hubiera hecho, Irene no tenía manera de probarlo.
Estaba en jaque.
Con dedos temblorosos, tomó su celular y se dirigió a la sala de bebidas. Necesitaba hablar con Inés. No para disculparse sino para entender qué pretendía con todo esto.
Por un lado, Romeo le había exigido que se disculpara con Inés. Por el otro, Lisa le pedía lo mismo. “¿Hasta cuándo piensa seguir con este juego?“, se preguntó mientras marcaba el número. “¿De verdad no le importa que las fotos lleguen a manos de Romeo? ¿O está segura de que no me atreveré?”
Los intentos de llamada se sucedieron uno tras otro. Al principio, solo sonaba el tono sin respuesta. Después, las llamadas se cortaban instantáneamente. Al final, ni siquiera entraban.
Inés la había bloqueado.
Se dejó caer en una silla, enterrando los dedos en su cabello con frustración. Su cabeza era un torbellino de preguntas sin respuesta. No lograba descifrar el juego de Inés, pero algo tenía claro: no cortaría ese único hilo que las conectaba.
Después de respirar hondo varias veces para calmarse, fue a buscar a Lisa. Tal vez ella podría ayudarla a concertar una cita con Inés.
Lisa ni siquiera levantó la vista de su computadora.
-Tú te metiste en este lío. Tú lo arreglas.
-Me bloqueó el número -insistió Irene-. Y presentarme así nada más en Alquimia Visual no es opción. No soy precisamente… diplomática. Si armo un escándalo, la reputación de la señorita Núñez quedará por los suelos.
Lina se tensó visiblemente. Lo último que necesitaban era que Irene provocara una escena en Alquimia Visual, enfureciendo a Romeo y arruinando la reputación del Estudio Pixel & Pulso.
¡Está bien! Te ayudo esta última vez.
10.53
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Gracias. Solo avisame la hora y el lugar cuando tengas la cita.
Apesar de no entender el origen de la hostilidad de Lisa, Irene había aprendido a lidiar con su carácter explosivo.
De vuelta en su escritorio, recordó que debía responder a Esteban.
-Doctor Morales, ¿tendría tiempo este fin de semana para discutir el caso de mi hermano en el hospital?
Un GIF de “OK” apareció como respuesta.
“Fuera de complicarme la existencia, Inés no puede hacerme tanto daño“, se convenció a sí misma, decidiendo enfocar toda su energía en Daniel.
*No podía esperar al fin de semana para reunirse con el doctor Morales y entender qué había querido decir con ese “hiciste
bien en buscarme“. Necesitaba saber qué tan seguro estaba realmente sobre el tratamiento de Daniel.
Pero el destino tenía otros planes. Sin esperar al fin de semana, un suceso inesperado la llevaría a encontrarse con Daniel antes de lo previsto.
El jueves por la tarde, Lisa le informó que había conseguido la cita con Inés. Como ella tenía programada una sesión de medidas con un cliente, no estaría en la oficina.
Así que Irene y Lisa acordaron ir por separado a ver a Inés.