Al Mal esposo 147

Al Mal esposo 147

Capítulo 147 

Las lágrimas tibias resbalaban por las mejillas de Irene sin que ella fuera consciente de su existencia. Una gota, pesada como una perla de cristal, cayó sobre su blusa, dejando una mancha oscura que se expandió lentamente sobre la tela

El sonido de aquella gota golpeando la tela la trajo de vuelta a la realidad. Con un movimiento brusco, giró el rostro y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, como si quisiera borrar no solo el llanto sino también lo que acababa de presenciar

¿Es esto lo que ella acepta? ¿Ser la otra, la escondida?, sus pensamientos giraban como un torbellino en su mente. “¿Conformarse con migajas de amor a escondidas, lejos de los ojos del 

mundo?” 

Una risa amarga amenazaba con escapar de sus labios. ¿Y qué la hacía tan diferente a ella? Al menos Inés tenía el amor verdadero de Romeo, aunque fuera en secreto. ¿Y ella? Ella, la señora Castro, no tenía más que un papel, un título vacío. ¿No era esa la verdadera humillación

Lisa se inclinó hacia ella, aparentemente ajena al torbellino emocional que sacudía a su acompañante

-Andar de chismosas no es lo nuestro. Mejor vámonos de aquí

La mano de Lisa se cerró con firmeza alrededor de su muñeca, tirando de ella hacia la salida con pasos sigilosos. Irene se dejó llevar como una muñeca sin voluntad propia

Qué irónico, pensó mientras avanzaban. Cuando otros lloran, siempre hay alguien para consolarlos, para secar sus lágrimas. Pero yoyo solo puedo tragarme el llanto en silencio.” 

Justo cuando estaban por alcanzar las escaleras, una voz cortante las detuvo en seco

-Lisa, Llorente

Era Inés

Lisa se paralizó, arrastrando a Irene consigo en su súbita detención. Irene podía sentir dos miradas clavándose en su espalda como dagas heladas, congelando la sangre en sus venas. No necesitaba voltearse para imaginar la expresión de triunfo en el rostro de Inés

¿Lo planeaste todo?, la sospecha se arrastraba por su mente como una serpiente venenosa. ¿Es tu venganza por aquella noche cuando contesté su llamada?” 

La necesidad de Inés de demostrar su dominio era tan transparente como un cristal, pero en ese pequeño grupo, solo Lisa parecía ajena al juego de poder que se desarrollaba

Romeo permanecía de pie junto a Inés, su brazo descansando casualmente sobre la chaqueta negra de ella. Sus ojos se posaron en Irene y Lisa con una calma estudiada, inclinando levemente la cabeza en un saludo formal. Saludando a su esposa como si fuera una extraña 

más

Capítulo 147 

Lisa se apresuró a hacer una pequeña reverencia

-Presidente Castro, disculpe la interrupción. Llegamos antes de tiempo con Llorente

-No hay problema, ya terminamos. El lugar es todo suyo

Romeo emergió de detrás de Inés, intercambiando con ella una mirada cargada de significado antes de partir. Al pasar junto a Irene, la manga de su chaqueta rozó los dedos de ella. El contacto, aunque mínimo, la hizo retraer la mano como si hubiera tocado una llama viva

Él se alejó sin mirar atrás, sus pasos resonando en el pasillo vacío

Inés sonrió con dulzura artificial

-Lisa, Llorente, adelante. Pidan lo que gusten, mi novio invita

Regresó al privado con la gracia de una reina en su corte, llamando al mesero para que retirara los restos de su comida con Romeo

Lisa siguió a Inés como un satélite en su órbita. Irene se quedó inmóvil, sus ojos fijos en el espacio vacío donde Romeo había estado momentos antes. Después de una larga pausa, avanzó hacia la puerta, solo para detenerse nuevamente en el umbral

La mesa redonda y pequeña estaba rodeada por tres sillas. Minutos antes, cuando Inés lloraba en brazos de Romeo, ocupaban las dos sillas exteriores. Ahora, Inés se había instalado en su lugar habitual, y la silla vacía la que Romeo había ocupado, parecía burlarse de ella

Las imágenes de la escena anterior se superponían en su mente como una película mal editada, torturándola con cada fotograma

-¿Qué esperas? Siéntate de una vez

El tono impaciente de Lisa cortó el aire

-No por qué cada vez que te traigo conmigo terminas haciendo el ridículo

Inés apoyó su barbilla sobre sus manos entrelazadas, sus labios curvándose en una sonrisa 

maliciosa

-Parece que nuestra Llorente se pone triste cada vez que me ve con mi novio. ¿Qué pasa? ¿Tu marido no da la talla? ¿Te trae malos recuerdos

-¡Por favor! ¿Quién en este mundo podría compararse con el presidente Castro

La exclamación de Lisa resonó en la habitación. Era evidente que se refería al poder y la riqueza de Romeo, ajena por completo a la tensión que vibraba en el aire

Inés chasqueó la lengua con fingida preocupación

-Ay, Lisa, qué directa eres. Ni siquiera consideras los sentimientos de la pobre Llorente

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Score 9.9
Status: Ongoing
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