Al Mal esposo 134

Al Mal esposo 134

Capítulo 134 

Las palabras de Romeo sobre la medicina la tomaron por sorpresa, provocándole un ataque de 

tos

-Sísí las he tomado -respondió mientras se cubría la boca con un pañuelo, evitando encontrarse con su mirada inquisidora

La simple mención de medicamentos la ponía nerviosa. Sus padres no dejaban de presionarla con el tema de los hijos, y cualquier cosa relacionada con el embarazo la alteraba. Pero había algo más en la mirada penetrante de Romeo, un brillo acusador que la hizo sentir expuesta, como si él supiera algo que ella ocultaba

Romeo ajustó sus lentes, el reflejo de la luz ocultando momentáneamente la frialdad de sus ojos

-Tengo trabajo pendiente esta noche

En los últimos días, Romeo había descuidado su rutina habitual de asegurarse que Irene tomara su medicamento. No importa, pensó él, acaba de terminar su periodo, las probabilidades son mínimas. Aun así, la idea le molestaba como una espina clavada en su 

mente

La presencia de Romeo había acabado con el apetito de Irene. El plato de sopa, antes apetecible, ahora le resultaba insípido. Planeaba deshacerse del resto, pero sus palabras sobre trabajar esa noche la inquietaban. ¿Significa que no volverá a dormir aquí?, se preguntó, mientras un nudo se formaba en su garganta

-Como quieras

Con movimientos apresurados, terminó la sopa y lavó los platos. Subió corriendo las escaleras, aferrándose a su cuaderno como si fuera un escudo. Era hora de concentrarse en el concurso 

Design Space

El concurso abarcaba diversas categorías: restaurantes, centros comerciales, apartamentoscada uno con sus propias especificaciones. Irene optó por diseño de apartamentos, tenía diez días para presentar su propuesta y superar la primera ronda de selección

Sin quererlo, los planos de Valle Aureo invadieron su mente. Aquel proyecto, el único en el que había trabajado después de graduarse, se alzaba como un fantasma del pasado. El recuerdo le provocó una oleada de emociones contradictorias. Sacudió la cabeza con fuerza, intentando dispersar esos pensamientos, y se obligó a concentrarse en los diseños más populares del 

momento

La noche del viernes se deslizó hacia la madrugada mientras Irene se sumergía en su trabajo, aprovechando que el sábado no tenía que presentarse en la oficina. Planeaba dormir hasta tarde antes de visitar la villa Castro

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Capitulo 134 

El insistente timbre de la puerta atravesó su sueño como una aguja. Irene bajó las escaleras arrastrando los pies, el frío de la mañana erizándole la piel. Al abrir, se encontró con Yolanda, impecablemente arreglada en su abrigo azul verdoso

La mirada crítica de su madre la recorrió de arriba abajo

-¿Romeo ya se fue a trabajar y sigues en la cama a estas horas

Sin esperar invitación, Yolanda empujó suavemente a Irene y se adentró en la villa. El aire frío se coló por la puerta abierta, provocando que Irene se estremeciera

-Si vienes por lo del chequeo médico, mejor date la vuelta -murmuró Irene mientras seguía a su madre, quien ya se había instalado en el sofá y escudriñaba cada rincón de la villa con ojos hambrientos

-No seas malagradecida. Cuando me casé con tu padre, los Llorente también vivíamos así de bien. Y ahora míranos¿por qué no valoras lo que tienes

La codicia brillaba en los ojos de Yolanda cada vez que visitaba. La Villa Lago del Bosque en Puerto del Oeste no era cualquier cosa; vivir ahí significaba pertenecer a cierto círculo social

Irene consideró sus palabras por un momento, la amargura tiñendo su voz

-Según , ni casándome con Romeo tengo garantizada una vida de lujos. ¿Quién me asegura que los Castro no terminarán igual que los Llorente

-¡Insolente! -Yolanda se levantó de un salto, la indignación enrojeciendo su rostro perfectamente maquillado-. ¡Todo lo que dices es para llevarme la contra

Para evitar que la discusión escalara, Irene optó por una salida rápida

-Voy arriba a cambiarme. Tengo que ir a la villa Castro -anunció mientras se dirigía a las escaleras-. Ponte cómoda

La mención de la villa Castro aplacó momentáneamente a Yolanda, quien la siguió escaleras arriba

-Deberías llevar algo de comer. ¿Les gustaron a tus suegros los productos que tu padre les mandó la vez pasada? Si , dile que traiga más en su próximo viaje

Irene se encerró en el baño, acelerando su rutina mientras fingía no escuchar el incesante parloteo de su madre al otro lado de la puerta

Aprovechando el momento, Yolanda se deslizó silenciosamente hacia la mesita de noche. Con dedos ágiles, abrió el cajón y revolvió su contenido hasta dar con un pequeño frasco. La 

etiqueta estaba en inglés. Sacó su celular y tomó una foto discreta, buscando inmediatamente la traducción

Sus ojos se abrieron con sorpresa al leer el resultado: [Pastillas anticonceptivas de 

emergencia.

12:27 

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